Como cada sesión de control, la tensión aflora por las puertas del Congreso de los Diputados y esta no iba a ser distinta. Contaba con un aliciente para rebajar las habituales dosis de fango, pero ni la despedida de un histórico parlamentario como Aitor Esteban (PNV) ha suavizado el ambiente. Máxime con un Partido Popular incapaz de sumarse a la ovación de los grupos de la oposición, cuyo líder ha entrado en el cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez por la condonación de la deuda. Alberto Núñez Feijóo escenificó la negativa coral que reverbera en el flanco diestro desde el anuncio de ERC, pero se ha topado con la rutinaria ironía del presidente del Gobierno: “¿Se lo ha pensado bien de verdad?”.

Sánchez canalizó la indignación del líder de la oposición y la devolvió con sarcasmo salpimentado con ciertos toques de malicia. Feijóo arrancó su intervención con una pregunta clásica y genérica: “¿Cree que su coalición de Gobierno es la adecuada para la actual situación política?”. A partir de ahí, tras la primera réplica del presidente del Gobierno, que apoyó sobre los indicadores macroeconómicos que prueban la “buena marcha de la economía” patria, el jefe de los conservadores disparó todo tipo de acusaciones hacia Moncloa.

Feijóo partió del acontecimiento más inmediato para incidir en la “fractura” no sólo de la coalición, sino también del bloque de la investidura. El presidente del PP subrayó de soslayo las dos votaciones en las que el PSOE se quedó sólo en el Hemiciclo. La primera de ellas, la de la Ley del Suelo que presentaban junto al PNV, que resquebrajó el tejido de la facción progresista de la Cámara Baja y, por supuesto, de las formaciones de la derecha. La segunda corrió a cargo de Sumar, con una iniciativa para nacionalizar a los saharauis nacidos antes de 1976 que salió adelante pese al rechazo de los socialistas y la abstención de Vox. “Su Gobierno ha vuelto a romper su coalición parlamentaria”, constataba el jefe

Quite de deuda

Feijóo aprovechó para afear a Sánchez la estrategia que le atribuye de “insultar al PP” como modelo de política internacional. “No tiene sentido de Estado ni altura para defender este país. No pacta la política internacional con el PP, con quién ganó….”, la recrimina el jefe de la oposición, que pegó un volantazo en su intervención para abordar el “caramelo envenenado” de la condonación de la deuda, que lo ha identificado como una nueva “hipoteca de sus socios catalanes”. “Es usted el problema de los españoles”, resolvió el presidente popular, que servía en bandeja la victoria a Sánchez.

El presidente recogió el guante y, para empezar, insistió en que “los resultados avalan” a la coalición progresista porque España es “la economía que más ha crecido en sus exportaciones”, entre otros indicadores. “Este Gobierno hace que España avance”, reiteraba el jefe del Ejecutivo, al tiempo que preparaba el golpe de gracia con la condonación de la deuda y un recordatorio a la oscilante postura del PP con respecto al sistema de pensiones: “¿Se ha pensado bien lo de la deuda? Son 83.000 millones de euros… A ver si le va a pasar como con las pensiones”, remataba el presidente del Gobierno.

Acto seguido, pidió un poco de atención para un ejercicio de política-ficción: “Imagínese que el 23 de julio hay un pacto de PP y Vox, con Abascal de vicepresidente defendiendo los aranceles de Trump, a Pons en Exteriores diciendo que es un ogro naranja. No hay color entre este Gobierno y su potencial. Cada vez que Abascal se hace fotos fuera se retrata usted”. “Rompa con la ultraderecha como hace Alemania”, zanjó.

La última promesa a Esteban

A pesar de las toneladas de tensión, hubo un hueco para la complicidad. Ligero, eso sí, pues el Partido Popular lo enturbió en cierto modo. Aitor Esteban tomaba el relevo de Feijóo desde su escaño, en la que sería su última pregunta en el Congreso de los Diputados tras largos años al servicio del parlamentarismo. El portavoz del PNV ha abordado la cuestión geopolítica, especialmente la arancelaria, para interpelar al Ejecutivo por un “mayor compromiso y liderazgo” en Europa. “Hay que preparar sin dilación la defensa europea, fijar los discursos para que Europa siga siendo adalid de la democracia y tomar medidas para proteger el mercado interno y las fronteras. Es la hora de Europa”, precisó el jeltzale, cuyas últimas palabras irían destinadas a aquello que ha perseguido durante años y no ha conseguido: “Cambie la ley de secretos oficiales”.

Por su parte, el jefe del Ejecutivo se mostró consternado por la concentración ultra en la que participó Vox hace unos días y en la que se vieron “saludos nazis”. “Estamos en Kiev, en Cisjordania y Bruselas. España es un país solidario y lidera algunos debates. Estamos aportando como los que más dentro de la UE a la paz y reconstrucción de Ucrania”, replicaba Sánchez, quien recogía el guante de Esteban y le despedía con el compromiso de actualizar el texto de Secretos Oficiales y una ovación que han continuado todos los grupos con excepción de PP y Vox.

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