El estallido del caso Mediador ha devuelto la corrupción política al epicentro del debate público, con permiso de las escaramuzas dialécticas entre los socios del Gobierno a costa de la reforma de la ley del sólo sí es sí. El PSOE ha reorganizado su argumentario ante la más que previsible ofensiva del Partido Popular, que aprovecharía la coyuntura para arrojar a las puertas de Moncloa y Ferraz la figura del ‘Tito Berni’, expulsado de la organización y fuera del Parlamento desde el minuto cero. Lo cierto es que las acometidas de los conservadores han provocado una respuesta hasta ahora virgen en el libreto de los socialistas: la ya icónica fotografía del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, con Marcial Dorado -narcotraficante gallego- en un yate.

Los plenos de esta misma semana sirven como paradigma del resurgir de la corrupción como arma -en este caso- preelectoral. Los dos principales partidos del arco parlamentario se han arrojado los trastos a la cabeza. Mediador, Kitchen y una nueva variante; un territorio ignoto hasta la fecha para el PSOE. Por primera vez en sede parlamentaria, los socialistas han evocado a la fotografía de Alberto Núñez Feijóo junto al narcotraficante gallego Marcial Dorado. Coto de caza vedado, hasta este momento, para los grupos a su izquierda.

Apenas 24 horas después de que el Congreso entrara en ebullición por la toma en consideración de la reforma de la Ley de Garantía integral de la libertad sexual, sin tiempo para digerir las elevadas temperaturas del debate político, la portavoz parlamentaria del Partido Popular, Cuca Gamarra, afeó al presidente del Gobierno que la prioridad de su Administración “no es la mujer, sino la supervivencia de un hombre, de Pedro Sánchez”, amén de censurar que el PSOE se ha puesto de perfil a la hora de valorar el caso Mediador, donde están implicadas “mujeres prostituidas”.

La mención a la trama sirvió en bandeja el argumento al jefe del Ejecutivo, quien deslizó que en el PP “aún no han aceptado que la Justicia les condenó por corrupción”. Esta píldora resonó con más virulencia cuando Sánchez evocó implícitamente la fotografía de Feijóo con Marcial Dorado, mientras ejemplificaba que el PSOE actúa con premura para pulir las impurezas de la corrupción entre sus filas. “Nosotros podemos tener algún polizón en el barco, pero lo bajamos a la tierra y cuando yo me subo a un barco lo primero que hago es comprobar quién es el patrón. Y creo que ustedes me entienden”, ironizó.

Dorado y el sobresueldo

Pese a que las palabras de Sánchez sí resultan una novedad, al enmarcarse en un escenario parlamentario, el PSOE ya recurrió lejos de los focos de la Carrera de San Jerónimo al resorte de Marcial Dorado. El jefe del Ejecutivo ya dio orden de salir en tromba contra Feijóo. La primera en evocar la fotografía fue la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, quien en declaraciones a Telecinco le reprochó la amistad del líder de la oposición con el narcotraficante gallego, amén de instarle a aclarar, de una vez por todas, si cobra un sobresueldo del Partido Popular en calidad de su presidente.

Recogió el testigo Eva Granados, líder del PSOE en el Senado durante un viaje a Marbella, presunto epicentro de corrupción popular a cargo de la alcaldesa de la ciudad, Ángeles Muñoz. Desde la Costa del Sol, la dirigente socialista devolvió las pelotas que servían desde el flanco conservador, acusando al PP de “esconder la corrupción bajo la alfombra”, reclamando a Feijóo que esclarezca la cantidad exacta que percibe de la formación y restregando su “amistad” con un “narcotraficante gallego”. “Pasa de castaño oscuro”, remachó Granados.

El argumento no cesó en su circulación por fueros socialistas. Desde tierras gallegas, el portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, > arremetió contra un Feijóo que percutió sobre sus adversarios reclamando explicaciones por el caso Mediador. Sin embargo, a su juicio, es el líder de la oposición el que debería “ofrecer información de por qué se hizo fotos con un narcotraficante”.

La estampa de Feijóo en el yate aterrizó en el Congreso de los Diputados esta misma semana de la mano de Pedro Sánchez. Toda vez que lanzó el sucinto dardo, el resto de sus ministros sacó toda la artillería contra el Partido Popular, incluyendo otras aristas que aún suponen una jaqueca judicial para los conservadores.

Kitchen, Marbella e Ibiza

La estrategia socialista no se circunscribe en exclusiva a la icónica estampa del líder del Partido Popular, sino en atornillar a los conservadores al concepto de “corrupción”. Es decir, identificar la cuestión como “sistémica” en las interioridades de Génova, y exponer que aún conviven, a diferencia de los socialistas, con “garbanzos negros” como el ex ministro del Interior de Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz, cercado por la trama Kitchen.

Sobre este asunto profundizó la pasada semana, en primer lugar, la ministra portavoz desde la sala de prensa del Palacio de la Moncloa. Entre tanto, en el Senado hacía lo propio la vicepresidenta y titular de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, mientras que en el Congreso el encargado de portar el escudo socialista recaía sobre Patxi López, quien reactivó la comisión de investigación sobre las cloacas del Estado para aproximarla al 28 de mayo, jornada de elecciones autonómicas y municipales.

De la trama Kitchen saltaron a los casos de corrupción de la alcaldesa popular de Marbella y la imputación del presidente del Consell d’Eivissa, Vicente Martí, sobre el que pesa la etiqueta de “imputado”. Tanto el ex ministro Fernández Díaz como Muñoz y el balear no solo permanecen aún en las filas del partido, sino que Feijóo se ha fotografiado o cenado con algunos de ellos recientemente. Por aquí transita el argumentario socialista, poniendo en valor su “pronta” actuación para purgar las impurezas en el Congreso de los Diputados. “Sánchez mira a su bancada y no hay imputados, porque estos han sido expulsados de sus escaños o del partido, pero Feijóo no puede decir lo mismo en el Senado, donde sigue viendo a la alcaldesa de Marbella”, sentenció la pasada semana Granados en su visita a la Costa del Sol, evidenciando las acentuadas “diferencias” en la lucha contra la corrupción entre sendas fuerzas políticas.