España entra en la recta final de la legislatura, con todo lo que ello implica. 2023 será año de urnas. Los partidos llevan tiempo trabajando en las dos grandes citas electorales para este curso: mayo (municipales y autonómicas) y, en un principio, diciembre. La maquinaria ya está engrasada y a pleno rendimiento para afrontar, en primer lugar, unos comicios regionales y locales que previsiblemente marcarán el segundo semestre del año, donde España, además, cogerá el testigo de Suecia en la presidencia rotatoria del Consejo Europeo. Precisamente este será un puntal fundamental en la estrategia de Pedro Sánchez para retener las llaves de la Moncloa en su propiedad y que contará con su contraofensiva pertinente por parte del PP, trasladando el crucial partido a Bruselas.

Con la presidencia de la Internacional Socialista ya en el bolsillo desde el pasado mes de noviembre, Sánchez pondrá toda la carne en el asador para seguir potenciando su perfil en el exterior. En Moncloa diseñan con sumo celo la estrategia para dibujar una España influyente y robusta en Bruselas, con un liderazgo que marque el paso en la Unión Europea, como ya hiciera, junto a Portugal, con la excepción ibérica.

Durante estos tres años de legislatura (cuatro al frente del Gobierno), Sánchez ha tejido una estrecha relación con los principales líderes europeos, ganándose un hueco entre la jet set de Bruselas. Prueba de ello, es la “sintonía absoluta” que exhibe en cada encuentro con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a pesar de formar parte de familias ideológicas diferentes. En Ferraz destacan habitualmente el excelente “trato” entre ambos no solo en el plano personal, sino también en lo profesional.

El jefe del Ejecutivo ha comandado debates en Europa de reformas de calado en el mercado energético, como por ejemplo las interconexiones energéticas o la ya mentada solución ibérica, en respuesta a la crisis derivada de la guerra de Ucrania. De hecho, también ha liderado la defensa del europeísmo con incontables alusiones directas al “patriotismo europeo”, describiéndolo como una “nueva” identidad que, a su vez, complementa a otras como “la española y la catalana”.

Sánchez ya diseña la agenda del segundo semestre, con las miras puestas en la exitosa Cumbre de la OTAN del pasado verano, donde España ejerció como anfitrión y se situó en el foco geopolítico durante un fin de semana. Un campo de pruebas del que extraer los aspectos positivos para apuntalar los actos en calidad de presidente del Consejo de Europeo. En este sentido, según publicó hace unos días El Periódico de España, Moncloa prepara los detalles para que en octubre se celebre la cumbre informal de los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete, con la icónica Alhambra de Granada como gran escenario del cónclave comunitario.

Pese a la coincidencia con la precampaña electoral, no habrá alusiones expresas a la política nacional. El Consejo de Europa remarca que son citas única y exclusivamente europeas, exentas del ruido interno pese a la proximidad de los comicios. La convergencia de ambos acontecimientos en el tiempo comporta una oportunidad suculenta para el jefe del Ejecutivo, pero también subyace una cuota importante de riesgo. En un escenario idéntico se vio el primer ministro de Francia, Emmanuel Macron, en el primer semestre de 2022. De hecho, el debate en el país vecino en aquel momento transitaba entre la influencia directa de la presidencia de la UE en las elecciones o el peligro que puede suponer.

Génova recoge el guante

En el Partido Popular no son ajenos a los planes de Moncloa. Saben que la Unión Europea es un puntal a futuro para el presidente del Gobierno y, en paralelo, preparan su contraofensiva para desmontar su perfil de liderazgo en Bruselas. Una estrategia que, por otro lado, ya intentó Pablo Casado con constantes torpedeos comunitarios que cayeron en saco roto. El expresidente popular recibió no menos habituales tirones de oreja que desarticulaban punto por punto su argumentario.

Ahora, Alberto Núñez Feijóo fija el bloqueo al que se ha sometido al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) como punto de presión hacia su adversario. Un día después de registrar su proposición de ley para renovar el órgano de gobierno de los jueces, El Mundo publicaba, amparándose en fuentes de la propia formación, que ya se trabaja en un plan para elevar el conflicto al ámbito comunitario.

Resortes de Génova consultados por ElPlural.com negaron esta información en un principio, argumentando que la posición del Partido Popular en Europa no iba a moverse ni un ápice. No obstante, acto seguido, indicaron que la presidencia del Consejo Europeo pone el foco sobre España, por lo que debería existir “un plus de ejemplaridad” que, según apunta, “no se cumple con el actual gobierno”.

Este pasado miércoles, el recién ungido como director de campaña para las autonómicas y municipales del mes de mayo y número tres del escalafón genovés, Elías Bendodo, daba unas pinceladas -indirectamente- sobre los pasos que dará el PP en este 2023. El líder andaluz advirtió a Sánchez de que Bruselas “está muy pendiente” de los movimientos de los socialistas en relación al Tribunal Constitucional, pero también al Poder Judicial. Iniciativa que, por cierto, aún no ha visto la luz.

En cualquier caso, en una comparecencia ante los medios de comunicación desde Málaga, Bendodo insistía en que Europa estará “muy pendiente” de lo que ocurra próximamente en la judicatura española. “No es la primera vez que tiene que tomar cartas en el asunto ante la obsesión del presidente por tratar de controlar y someter a la justicia”, indicó el número tres del PP, aludiendo a las peticiones del comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, para reformar el sistema de elección de vocales del órgano constitucional. Es decir, que “los jueces elijan a los jueces”. No obstante, el PP obvia que Bruselas ha reclamado que, en primer lugar, se renueve el CGPJ antes de acometer las modificaciones que consideren oportunas.

Pero las presiones no cesan y el PP airea la posibilidad de que España se expone a una multa, como ha ocurrido con Polonia. “El Gobierno va en la dirección contraria a lo que plantea la UE. Hace algunos meses, decidieron sancionar a Polonia con un millón de euros al día. Espero que Sánchez sea consciente de que nosotros también corremos ese riesgo”, verbalizó Bendodo, quien acusó a Sánchez de estar “enfermo de poder” y de intentar “meter la mano en todo”.

No hay tiempo que perder. A pesar de la aparente lejanía, el huracán electoral se precipita sobre la Península y no es necesario esperar a diciembre para observar el partido que PP y PSOE han trasladado a Europa. Una batalla cuyo ganador se conocerá el próximo mes de diciembre y contará con los comicios de mayo como entrante antes del primer y suculento plato principal.