La Internacional Socialista de Pedro Sánchez ya circula por la carretera. El presidente del Gobierno ha clausurado el XXVI Congreso de la agrupación y corta la cinta de un proyecto que busca un soplo de aire fresco para una organización carente de lustre y de peso a nivel político. Esos tiempos han concluido este mismo domingo, 27 de noviembre, con la proclamación del jefe del Ejecutivo español como cabeza visible del progresismo mundial, en un momento de expansión para la socialdemocracia. Al menos esa es la idea transmitida y compartida desde Madrid, con el IFEMA como puesto de mando avanzado, acompasada del mensaje internacionalista que se ha mandado al mundo con el nombramiento de Benedicta Lasi, primera mujer africana en ostentar el cargo de secretaria general de la formación.

En clave interna, el presidente del Gobierno se ha aferrado ya a la que será una de las patas sobre las que edificará el próximo curso, fundamental para el PSOE con el goteo de elecciones. La Internacional Socialista es una “responsabilidad”, tal y como ha transmitido el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, pero supone a la vez un altavoz mediante el cual reproducir las victorias del progresismo. Mención aparte al carácter renovador que pretende imprimir Sánchez a un gigante dormido y que, dicho sea de paso, no cuenta con una contestación en el contexto ideológico de la democracia cristiana o, en un lenguaje más general, de la derecha.

Respaldo y unidad

Por este motivo, la cita se antojaba crucial y a la llamada han respondido con eficacia el grueso de pilares socialistas. Ministros, ministras y baronías se han desplazado hasta este cuartel general improvisado erigido en el Pabellón 9 del recinto ferial madrileño. Tan solo la titular de Educación, Pilar Alegría, y el de Agricultura, Luis Planas, han causado baja en lo que a integrantes del gabinete de Moncloa se refiere.

Los ojos, como casi siempre, estaban puestos en el listado de barones. Si bien la totalidad de los líderes autonómicos socialistas se han personado en la coronación de Sánchez, se han registrado algunas bajas sensibles, como las de Ximo Puig, presidente de la Comunitat Valenciana; Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha; o el jefe del Ejecutivo de Aragón, Javier Lambán. No obstante, este último, según apuntan desde la formación, se vio obligado a declinar la invitación por cuestiones de índole privada que le imposibilitaban su asistencia en tiempo y forma a la fiesta del internacionalismo y el progresismo.

No obstante, el mensaje que ha transmitido el PSOE resulta manifiesto: unidad y fe ciega en un líder que, además, ahora asumirá la ardua tarea de comandar un organismo al que le dotará de un papel fundamental en la escena internacional. El futuro de la Internacional Socialista se orientará hacia la influencia a escala planetaria. Es decir, una suerte de “lobby” socialdemócrata, progresista, socialista y laborista.

Igualdad e internacionalismo

El aterrizaje de Sánchez en la Internacional Socialista no solo revitalizará el posicionamiento de la agrupación en el mundo de la política, sino que también supondrá un rearme ideológico sustentado en cinco pilares diferentes, haciendo especial hincapié en la Igualdad efectiva y real. De hecho, es en este punto donde el mensaje se evidencia incluso desde la renovada estructura orgánica. El nombramiento de Benedicta Lasi (Ghana) como secretaria general de la Internacional Socialista -número dos de la agrupación- resalta el compromiso de la nueva ejecutiva con la “paridad” y el internacionalismo -valga la redundancia-, pues es la primera mujer africana en ocupar el cargo.

Lo señalaba Sánchez en su discurso de coronación, aunque se antoje un mantra recurrente en sus intervenciones: “Las conquistas de derechos siempre van de la mano con el socialismo”. Un mensaje que concuerda con este nombramiento y con el cariz que adquirirá esta agrupación en el futuro inmediato, después de un periodo previo de asentamiento de la nueva ejecutiva.

He aquí donde ha puesto el foco en una parte de su intervención, en todas las conquistas sociales que en España siempre han llevado el “sello PSOE”. Sánchez ha recordado el primer gobierno socialista tras la restitución de la democracia, con Felipe González al frente, pero ha centrado el tiro, sobre todo, en la Administración de José Luis Rodríguez Zapatero, que respondió a la llamada “con lealtad y el orgullo” implícitas a la coronación de un destacado miembro del PSOE como presidente de la Internacional Socialista. El primer español en acceder a este cargo.

Sánchez ha reivindicado el legado de González y Zapatero, sin olvidar a otros “compañeros socialistas” de otros puntos del planeta. “Nos ayudaron a asentar la democracia en España. Grandes líderes y grandes partidos que creyeron en nosotros”, ha abundado un Sánchez que subrayó el acentuado riesgo de “involución” que amenazaba al país. De este modo, ha agradecido toda su labor para que la democracia “enraizara para siempre” en España.

Supone, de hecho, un punto de unión. Una senda creada por la Historia y que vincula a naciones y sensibilidades a valores como la “libertad, la igualdad y la fraternidad”. De hecho, Sánchez aludió directamente a las raíces socialdemócratas en las profundidades de la Revolución Francesa, aunque tampoco olvidó, como guiño a Antonio Costa, la reproducción de Grândola, Vila Morena cada 25 de septiembre en memoria a los ciudadanos portugueses que propiciaron la Revolución de los Claveles.

Hechos concatenados en la historia, pero acaecidos en diferentes puntos, que no hacen sino evidenciar ese “internacionalismo” inherente al organismo y que Sánchez quiere potenciar. En tiempos de argumentarios gruesos, con el predominio de la descalificación y el insulto constante, el jefe del Ejecutivo ha subrayado esta cualidad como el “mejor antídoto” ante la política de trincheras que impera a escala planetaria.

Frente al neoliberalismo y sus dogmas, la Internacional Socialista hizo un llamamiento para globalizar derechos y libertades en todo el mundo”, ha destacado un Sánchez que acusa a la derecha de provocar “miles de millones de pérdidas” y auténticas tragedias humanas entre los trabajadores y clases medias. Dramas emanados de la “privatización de ganancias y la socialización” de estas pérdidas. “Situaron al mundo entre la espada y la pared”, ha resaltado.

Toque de corneta para la juventud

Sánchez quiere implantar esa ideología verde y la carrera por la digitalización como puntales ideológicos. Esquemas que ya introdujo en el PSOE y que marcarán ahora todas las políticas de los principales partidos progresistas del mundo. El jefe del Ejecutivo español ha prometido trabajar en tres direcciones: “Garantizar cláusulas comerciales que exijan el cumplimiento de estándares laborales mínimos; fomentar el comercio justo desde los propios organismos internacionales y garantizar la consolidación de los derechos laborales también en los nuevos trabajos basados en la innovación”.

Sin embargo, los derechos laborales y digitales no se garantizarán sin un compromiso férreo en el mantenimiento climático. “O cooperamos o pereceremos”, ha deslizado el jefe del Ejecutivo, que ha trasladado que no existe una alternativa posible a esta. En este sentido, ha afeado a “otras siglas” políticas que trabajen en pos de la desaparición de la especie humana, momento en el que ha aprovechado para lanzar un mensaje: “Os pido que pongamos pie con pared y luchemos frente a la emergencia climática, porque es una de las pocas inversiones que nos quedarán en el futuro”.

Precisamente es la juventud la que ha de capitalizar este cambio de mentalidad, por lo que este mensaje rima en consonante con el toque de corneta a las generaciones del futuro, a quienes ha apelado para “mantener el afán de cambiar las cosas”. Sánchez ha defendido a los jóvenes de descalificaciones como la “generación de cristal”, dado que no entienden el “sacrificio” realizado al sobrevivir en un clima de constante crisis económica y a una posterior pandemia. “Sois la generación de la esperanza”, ha concluido un Sánchez que ha clausurado el congreso con un llamamiento a la unidad y a la puesta en marcha de un proyecto que removerá a la izquierda mundial.