Este fin de semana, Madrid acoge a la plana mayor del progresismo mundial. La Internacional Socialista celebra su congreso en el IFEMA, que se engalanará para la coronación de Pedro Sánchez como líder de la agrupación. El presidente del Gobierno español será el gran protagonista de un cónclave concebido para el resurgimiento de un gigante dormido durante muchos años. Un puntal para el jefe del Ejecutivo, de cara a un 2023 plagado de elecciones y fundamental para el futuro del PSOE, pero ¿qué es realmente la Internacional Socialista?

La Internacional Socialista es la agrupación de partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas a escala planetaria. En la actualidad, está integrada por 132 partidos políticos de tinte progresista de todos y cada uno de los continentes. Una organización que ha perdido el brillo de los tiempos pretéritos, aunque bajo el dominio de Sánchez pretende recuperar ese lustre e influencia que alguna vez se descabalgaron.

El germen de la Internacional Socialista se encuentra en los primeros corrimientos tectónicos en el mundo obrero (1864), cuando Reino Unido alcanzó cotas de expansión sobredimensionadas. El Londres victoriano vio nacer a este colectivo, fruto del clímax inherente a la Revolución Industrial y al Imperialismo. Sin embargo, esta primera gran asociación apenas subsistió una docena de años y dio paso a la II Internacional, gestada en 1889 en París.

Aquella segunda intentona tuvo que afrontar grandes acontecimientos que evitaron una expansión mayor, aunque el estallido de la Primera Guerra Mundial también tuvo que ver en su liquidación tras 25 años de existencia. Estos años de contienda dividieron al movimiento obrero a nivel internacional, dando paso a la creación de la III Internacional, también conocida como Komintern, rompiendo con la socialdemocracia por su “traición” y la “bancarrota moral” de la organización pretérita.

De la división del movimiento obrero y la ruptura bolchevique emergió la Internacional Obrera y Socialista en 1923, que, a la postre, sería una continuación de la II Internacional. Su vida se vería liquidada por el impacto de la Segunda Guerra Mundial y su refundación no se produciría hasta el año 1951, cuando en el Congreso de Frankfurt se reagrupan las formaciones de progresistas, laboristas y socialdemócratas y resucitan el espíritu de las predecesoras.

De aquel primer gran cónclave progresista emanaron los estatutos de una Internacional Socialista que tiene como fin el establecimiento de la socialdemocracia y robustecer las sinergias entre los partidos afiliados, así como la coordinación de sus líneas de actuación política, previamente consensuadas, para su posterior aplicación en todos los países.

Estructura orgánica

La Internacional Socialista está encabezada por un presidente, elegido en elecciones abiertas de candidatos en el Congreso, organismo fundamental de la agrupación, por cuatro años que pueden ser renovables. De hecho, el griego George Papandreou, primer ministro heleno entre 2009 y 2011, ha sido la máxima cabeza visible desde 2006.

Los estatutos de la agrupación fijan el nombramiento de un secretario general y entre un mínimo de dos y un máximo de 36 vicepresidentes, emanados a su vez del Congreso. Según los mandamientos de la Internacional, se han de escoger siendo fieles a la “realidad geográfica y política de sus partidos miembros”. El jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, es uno de los 31 vicepresidentes que conforman el organigrama de la formación y del cónclave de Madrid saldrá como principal líder de la Internacional Socialistas.

Entre las funciones de la formación se encuentra la potestad para convocar reuniones orientadas a la discusión y preparación de cuestiones puntuales, tales como el encuentro entre los líderes de las diferentes fuerzas políticas. Asimismo, también adoptará algunas decisiones en consonancia con el secretario general y los vicepresidentes, si esto fuera necesario.

Una nueva era

Pero Sánchez quiere renovar una organización que en Moncloa y Ferraz la ven como un puntal a explotar para el presidente del Gobierno, aunque entienden que está anquilosada en el pasado. Por ello, los planes del jefe del Ejecutivo van destinados a una suerte de rearme ideológico que incluya asuntos primordiales para la ciudadanía del 2022. Temas de referencia como el cambio climático, la transición ecológica, la digitalización o la sempiterna presencia de la paz.

La Internacional Socialista no goza de la salud que tenía antaño. Un brillo que el presidente del Gobierno pretender recuperar, pues la asume como un arma idónea para la proyección de su imagen en el exterior, debido a la influencia que podría tener. Un recurso a potenciar desde el minuto uno, que acompase la presidencia rotatoria de la Unión Europea, que asumirá España el último semestre de 2023, época en la que Sánchez enfile el último sprint para las generales de ese mismo curso y que, a su vez, supondrán los últimos metros también de la legislatura comunitaria.