Semana clave para las negociaciones. En la planificación del Partido Socialista se marcaban los días 8 y 9 de noviembre como fecha clave para la celebración de la investidura de Pedro Sánchez. Junts, sin embargo, ha desbaratado el calendario por completo después de que el jueves sacaran músculo. El acuerdo, contra las previsiones del PSOE, no se cerró. Tampoco el viernes, a pesar de la nueva tentativa del número tres de la formación del puño y la rosa, Santos Cerdán, quien viajó hacia Bruselas para reconducir las conversaciones. Será este lunes cuando se produzca un nuevo asalto en este duro e inesperado combate que libran a contrarreloj los socialistas frente a un Carles Puigdemont que exige a sus interlocutores un esfuerzo mayúsculo con una amnistía más ambiciosa, mientras sobrevuela aún la figura de un “mediador internacional”.

No hay acuerdo”, concluyen desde ambos partidos. Las negociaciones con Junts llegaron a un punto muerto el jueves, para dilatarse aún más el viernes. Se alejó la posibilidad de cerrar un acuerdo después de la teatralización de Junts, que no sólo exhibe su músculo ante el PSOE, sino también frente al Estado y, por supuesto, ante una Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a la que ha arrebatado todo el protagonismo. Un escenario que en Ferraz querían evitar a toda costa, sabedores de la importancia de esta investidura no sólo en clave nacional, sino con la amenaza de un adelanto de las elecciones en Cataluña, previstas para 2025. El riesgo era latente en el complejo número de equilibrismo de los socialistas para conceder la misma cuota protagónica a ambas fuerzas independentistas. Pero la batalla intestina se impuso.

En cualquier caso, a pesar de que las negociaciones se truncaran la pasada semana, arranca una nueva con los ánimos revitalizados y la confianza renovada. Socialistas y neoconvergentes se han dado una tregua en un fin de semana destinado a retomar los contactos con cautela. El viernes se congelaron ante las discrepancias sobre la redacción de la ley de amnistía entre sendas formaciones, que se iniciaban en la exposición de motivos.

Exigencias ambiciosas

Desde la órbita de Junts transmitían que el expresident Carles Puigdemont no estaba por la labor de ceder en determinadas cuestionas, principalmente en que el texto ofreciera cobertura a los encausados por el caso Volhov -causa que investiga el presunto desvío de fondos públicos a actividades vinculadas con el procés-. Entre los afectados destaca el jefe de la oficina del propio ex jefe del Ejecutivo catalán, Josep Lluís Alay. No obstante, entre las pretensiones de los neoconvergentes incluyen los nombres del abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, y el de la expresidenta del Parlament y lideresa de Junts, Laura Borràs.

El respiro que se tomaron el viernes ha servido para que Junts ponga “más exigencias” sobre la mesa, siempre con el objetivo de desmarcarse de sus adversarios de ERC y marcar perfil propio frente al Estado. Los neoconvergentes no renuncian a un “mediador internacional” e insisten en ser más ambiciosos que el acuerdo suscrito con los republicanos, quienes se conformaron con la creación de una suerte de verificador. La formación de Puigdemont reclama que esta figura tenga presencia en una mesa de partidos y no en la de negociación entre Gobiernos.

Para esta nueva tentativa, se ha sumado precisamente Laura Borràs. La presidenta de Junts se ha desplazado hacia la capital belga a primera hora de este lunes para encauzar el acuerdo con el Partido Socialista. Junto a ella también estará el secretario general de los neoconvergentes, Jordi Turull, así como el máximo responsable de Junts en el Parlament, Albert Batet, quien recaló en Bruselas este domingo. 

Cuenta atrás

En cualquier caso, se inicia la cuenta atrás. Los socialistas tienen entre este lunes y el martes para cerrar el acuerdo con Junts y salvar el calendario inicial con la investidura del jefe del Ejecutivo en funciones para los días 8 y 9 de noviembre. En este caso, Francina Armengol anunciará la fecha de la coronación en estos primeros días. No obstante, los socialistas deberían oficializar los acuerdos pendientes con el Partido Nacionalista Vasco (PNV), dado que el suscrito con el BNG se rubricará este mismo lunes.

La mesa del Congreso, de mayoría progresista, ya habilitó el viernes todos los días festivos y fines de semana que quedan hasta el 27 de noviembre, fecha fronteriza para la celebración de la investidura. Esta modificación permitiría fijar la unción el 8 y el 9 de noviembre -este último coincide con el Día de la Almudena y festivo en Madrid-. Este es el escenario idóneo para el PSOE, que permitiría a Sánchez ejercer de anfitrión del cónclave del Partido Socialista Europeo (PSE) en Málaga (los días 10 y 11) en calidad de presidente del Gobierno. No obstante, en caso de que las negociaciones no llegasen a buen puerto en las semanas que restan hasta el 27 de noviembre, España estaría abocada a unas nuevas elecciones el 14 de enero de 2024.