¿Es la justicia igual para todos? El juez Castro parece convencido de que se ha dado un trato de favor a Cristina de Borbón a la vista de su último auto. Tampoco lo cree el escritor y columnista de El País, Juan José Millás, que acusa al Gobierno de Rajoy de convertir en "héroes" a "delincuentes" mientras persigue con "saña" a jóvenes como Carlos Cano, licenciado en medicina de 25 años y que ha sido condenado a tres años de cárcel por participar en un piquete informativo en la huelga general de 2012. "No  hubo heridos, no hubo destrozos, no hubo vandalismo ni evasión de capitales ni cohecho ni malversación de caudales públicos", subraya Millás sobre la participación de Cano en el piquete y lamenta que, aunque no hubo "nada", esa "nada le va a destrozar la vida".

Los privilegiados
Por el contrario, otros se benefician del doble rasero de la justicia. Y cita varios ejemplos de lo que considera "privilegios de clase": los defraudadores a los que el Gobierno ayuda con una "amnistía fiscal", el hijo de Gallardón, que consiguió librarse de un test de alcoholemia refugiándose en la casa de su padre, el ministro de Justicia, o la presidenta del PP madrileño, que se dio a la fuga derribando una moto de los agentes que pretendían multarla. También se libró del pertinente test de alcoholemia:
"Usted y yo habríamos soplado, nos habrían analizado la saliva, habríamos dormido en el calabozo, y estaríamos ahora pendientes de un juicio por desobediencia a la autoridad, intento de agresión a la policía y desórdenes públicos, entre otros. Total, cuatro o cinco años de cárcel. Privilegios de clase, como el de la delincuencia organizada que, si se empeña, consigue una amnistía fiscal por la que regulariza lo defraudado a menor costo que si lo hubiera declarado en tiempo y forma.

He aquí, sin embargo, que Carlos Cano, un licenciado en Medicina de 25 años, entró hace dos días en prisión para cumplir tres años por participar en un piquete informativo durante cuya actuación no hubo heridos, no hubo destrozos, no hubo vandalismo ni evasión de capitales ni cohecho ni malversación de caudales públicos. No hubo nada, en fin, aunque esa nada le va a destrozar la vida. Es un caso, pero los hay a docenas. Estos jóvenes, perseguidos con saña en un país donde el presidente del Gobierno envía mensajes de apoyo a un delincuente, son los héroes de un tiempo por venir".