El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, no se ha movido de su posición: el PSOE debe buscar la mayoría y evitar la repetición del "puzle" con Unidas Podemos. El barón socialista se ha reafirmado en las palabras que ha vertido en el diario El Mundo, donde auguraba un panorama pesimista para su partido si este no cambia de socios parlamentarios. Cree que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se ha rodeado de “malas compañías” que pueden suponer, a la postre, un duro castigo en las urnas para la formación socialista. De hecho, aboga por pactos entre los dos grandes partidos que apuestan por la “estabilidad constitucional”, aunque entiende que el ambiente “se ha enrarecido” lo suficiente como para dar un salto al vacío de este calibre y “sin garantías".

Tras la polvareda levantada con su entrevista en El Mundo, Page se ha reafirmado en sus declaraciones, tras una rueda de prensa en el Ministerio de Transportes. El objetivo, a su juicio, no ha de salirse de "buscar una mayoría suficiente" que permita a los socialistas eludir el "puzle" con la formación morada y el resto de aliados parlamentarios, a los que calificaba como "malas compañías". 

"Yo lo que busco es que el PSOE tenga mayoría suficiente para ir quitando peajes. Eso es lo importante", ha insistido Page en una clara alusión a Unidas Podemos y demás socios del Gobierno. El presidente de Castilla-La Mancha ha subrayado que en lugar de poner el foco en los políticos o partidos que son "insolventes", hay que ir con más cuidado con los "disolventes" que buscan "romper" el país. Pese a las críticas, el barón ha afirmado que cierra filas en torno a su partido. "No tiene que haber duda", remachó. 

El germen de la polémica

La controversia se ha desatado desde las páginas de El Mundo, García-Page alerta a Pedro Sánchez de los “problemas” que los socios de sobre los que asienta el Gobierno pueden suponer para el PSOE. El barón socialista sostiene que muchas de las formaciones que construyen las alianzas del Ejecutivo llevan en su ADN “la voluntad de desestabilizar al Estado”. Ante esto, el máximo mandatario de Castilla-La Mancha apuesta por un sistema de pactos entre los dos grandes partidos tradicionales (PSOE y PP), cuyos intereses, según apunta, confluyen en la “estabilidad constitucional”.

No obstante, pese a que sus preferencias viran más hacia la derecha, Page es consciente de que el Gobierno concluirá la legislatura con estos apoyos, a quienes ha calificado como “malas compañías”. Sostiene que constituye una “dificultad” extra para los socialistas y entiende la complejidad que implica un salto al vacío como la búsqueda de puntos en común con Alberto Núñez Feijóo a estas alturas de la película.

Para Page, el “problema” al que se enfrentan los socialistas pasa por exponer que la única vía implica que se mantengan los puentes con los mismos aliados. “Si no trabajamos en un modelo mayoritario, en el que pidamos autonomía y mayoría sólida, si seguimos con las mismas compañías, es evidente que habrá un castigo”, explica el presidente castellano manchego, cuya tesis descansa sobre el recuerdo del que fuera vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y el “rechazo social” que aglutinaba su persona. “Esa nube de rechazo no se ha diluido, se está desplazando”, advierte.

Frentismo

Interrogado sobre la polarización sociopolítica en España, Page ha destacado que, tras acabar con el populismo, “pulverizado” por la crisis actual, el país tendrá que ponerse de cara al frentismo y cercenar esa tendencia al “frentismo”. Entiende que la “gente es poliédrica”, porque una misma persona no es “toda de izquierdas” o de derechas. “No hay por qué tener esa militancia fanática”, argumenta el barón socialista, al tiempo que alerta a los dos partidos tradicionales de que, si carecen de esa “permeabilidad”, el electorado recurrirá de nuevo al populismo.

“Se tiene que ser transversal. Las próximas elecciones las va a ganar el que menos baje al barro, no el que más”, ha explicado Page, quien ejemplifica sus palabras en el cambio de liderazgo en el Partido Popular. “Han sustituido a un treintañero por un veterano y la opinión pública lo ha recibido bien, cuando hace años parecía que había que ser joven para triunfar en política”, zanja.

En este sentido, Page también se ha adentrado en cuestiones de ámbito más orgánico, rechazando una iteración del 1 de octubre de 2016, cuando Pedro Sánchez cae y el PSOE se rompe por la mitad. “Las cosas no pueden llegar otra vez a ese punto”, asegura.

De momento, en Ferraz existe un aparente clima de unidad ante el agitado curso electoral que se precipita. Las miradas están clavadas en diciembre de 2023 – sin perder de vista las vitales elecciones municipales y autonómicas de mayo -, cuando España decida si aguanta el modelo de Sánchez o se produce un cambio de tendencia hacia el PP de Feijóo. En este último caso, ha sonado el nombre de la ministra portavoz Isabel Rodríguez como posible futurible a la Secretaría General del PSOE, sobre la que Page admite tener una “muy buena opinión” y le considera un gran activo de la formación.

Arrebato contra Feijóo

Alianzas y futuros a un lado, el presidente de Castilla-La Mancha ha abordado la estrategia de los socialistas ante la figura de Feijóo. Page ha admitido que tiene un “buen concepto” del líder conservador tanto en lo político como en lo personal, pese a las “discrepancias” obvias.

“Es muy difícil que la sociedad española vea como insolvente a alguien que no solo ha sido avalado por las urnas sino que desde Galicia ha mantenido un tipo de relación institucional con este Gobierno más que razonable”, ha especificado. En este sentido, se ha desmarcado del apelativo de “insolvente” que ha recibido el presidente del PP. “No creo que sea acertado”, ha rematado.