La amnistía verá luz verde este jueves en la comisión de Justicia del Congreso de los Diputados. Un primer paso que será refrendado una semana después en sesión plenaria en la Cámara Baja, tal y como dejan entrever todas las fuerzas implicadas en las negociaciones, dando así carpetazo a la herramienta de gracia, protagonista indiscutible de la legislatura hasta la entrada como un obús del denominado como ‘caso Koldo’, en el que se investigan las presuntas mordidas en comisiones del exasesor de José Luis Ábalos durante su etapa como ministro de Transportes.

Si bien el caso de las mascarillas, muy dañino en Ferraz y que ha provocado la salida del otrora número tres del PSOE al Grupo Mixto, ha supuesto un auténtico varapalo tanto en Ferraz como en Moncloa, en continuo litigio por desvirtuar el tema y salvar de la quema a varios de sus dirigentes -señalados por la derecha mediática por su presunta implicación en la compra de material sanitario a Soluciones de Gestión-, también ha permitido que las negociaciones por la amnistía se hayan podido ejecutar desde la discreción, alejados de los focos y dando pasos en favor de la concordia de los implicados sin filtraciones de por medio.

El último rejón a la herramienta de gracia, ejecutado por Junts per Catalunya al considerar que el redactado de la norma no salvaba a Carles Puigdemont de las penas sobre las que él pesa el delito de terrorismo y alta traición -Tsunami, Manuel García-Castellón al frente, y Voloh, con Joaquín Aguirre a los mandos-, hizo al Gobierno de coalición tomar buena nota de lo sucedido. Tanto en Moncloa como en Ferraz lo vieron claro: la ley no podía pasar por más idas y venidas. Salvar la herramienta era un imperativo, máxime después del mal resultado cosechado en las elecciones de Galicia y del estallido del ‘caso Koldo’.

La legislatura necesita estabilidad. No puede seguir jugando bajo el alambre, y para eso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, necesita volver a hacerse fuerte bajo el paraguas de una aritmética variable que, ahora mismo, necesita como condición sine qua non el visto bueno de Junts per Catalunya y el resto de la amalgama de partidos nacionalistas en cada uno de sus intentos parlamentarios.

"La vamos a tener"

La más clara en dar por hecho que este jueves la ley de amnistía saldrá con el visto bueno de la comisión de Justicia ha sido Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. De hecho, la líder de Sumar ha ido un paso más allá y ha desvelado que las negociaciones mantenidas han derivado en un ambiente de confianza tan plena que los Presupuestos Generales del Estado también saldrán adelante en la Cámara Baja.

"Vamos a tener ley de amnistía y vamos a tener Presupuestos Generales del Estado. Nos han votado para esto y a pesar de todos los periódicos y tertulianos que dibujan un mundo que se va a caer lo vamos a tener. La ciudadanía ha votado bien", ha sentenciado la vicepresidenta en una reunión interparlamentaria con su grupo en el Congreso.

Prudencia en la mesa de negociación

Más reservados se muestran tanto en el PSOE como en Junts per Catalunya. Los segundos lo tienen claro en declaraciones a ElPlural.com: “Máxima discreción”. No obstante, el propio Carles Puigdemont, en declaraciones ofrecidas a la prensa este mismo lunes no ha ahorrado en objetivos al hablar del “próximo escenario”. “Seguiremos en tensión con el Estado”, ha prometido, deslizando así que la amnistía se da por amortizada y caerá pronto en el Congreso de los Diputados.

En el seno interno de Ferraz se aferran a su mantra. Discreción, prudencia y en “cuanto haya algo se hará público”. Sin embargo, hay síntomas de proximidad de acuerdo entre la cúpula del partido. Voces del aparato socialista deslizan que el rechazo de Junts en la votación del pasado 30 de enero abrió un camino hacia una “profunda reflexión” que ha permitido desbaratar el blindaje de los neoconvergentes.

“Fue un duro golpe para ellos”, comentan en privado altos cargos de la formación socialista, que confirman que las conversaciones siguen abiertas y en su cauce. No obstante, no se atreven aún a aventurar el desenlace y aducen al mismo tiempo que hay muchos frentes abiertos en términos de negociaciones, como los Presupuestos Generales del Estado, los cuales, dicho sea de paso, desvinculan por completo del calendario final de la ley de amnistía.  En Ferraz ven una inequívoca “voluntad de acuerdo” en sus interlocutores y, por supuesto, también por su parte. Creen que “hay bastante más piel” que en la anterior toma de contacto. Por lo pronto, PSOE y Junts “siguen hablando” y no hay nada cerrado oficialmente.

También guardan con recelo los entresijos de la negociación; se limitan a vincularlo a la “reflexión” devengada de su rechazo. Sostienen que el enquistamiento de la ley de amnistía no beneficia a nadie, sino que da alas a la oposición para inflamar el debate público a expensas del caso Koldo. Según fuentes de Ferraz, el texto se quedará como estaba. Al menos en lo relativo a terrorismo y alta traición -casos Tsunami y Voloh-, que eran los principales escollos del acuerdo. “Nuestra filosofía es la misma. Parece que nos quedamos igual", resumen voces de la Ejecutiva.

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