La Operación Kitchen montada por el Ministerio del Interior durante el Gobierno de Mariano Rajoy buscaba destruir las pruebas de corrupción contra el Partido Popular que atesoraba el extesorero Luis Bárcenas. Para ello, cualquier método era válido: intentos de secuestro, robos de documentación, pirateo de alarmas de seguridad… Y dentro de ese abanico no podía faltar el intento de robarle a Bárcenas los teléfonos móviles en los que había mensajes comprometedores para Mariano Rajoy.

Los agentes de la Policía Nacional que captaron al chófer de Luis Bárcenas a cambio de enchufarle en el cuerpo policial de manera ilegal le llegaron a pedir este encargo. Un documento sin sello ni firma al que ha accedido El Español recoge esta orden de robar los teléfonos móviles que Luis Bárcenas guardaba en su casa.

El encargo a Sergio Ríos, el chófer al que investiga ahora la Audiencia Nacional, se dio en la época en que la esposa de Bárcenas, Rosalía Iglesias, intentaba rescatar de los móviles los mensajes de su marido y el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Mientras que los mensajes con Mariano Rajoy llegaron a ver la luz, los que Bárcenas intercambiaba con el ministro quedaron para siempre ocultos.

Los responsables de la Policía e Interior en la época del Partido Popular han asegurado, en privado, a dicho periódico que la intención de la Operación Kitchen, realizada a espaldas de los jueces, era localizar documentación o dinero oculto para luego ponerlo en poder de la Justicia. Pero la excusa no se sostiene por dos razones: por un lado, muchos documentos incautados son fundamentales para la causa de los papeles de Bárcenas o caja B del PP y nunca fueron entregados. Por otro lado, la fecha en que se pidió el robo de los móviles: 15 de agosto de 2013.

La fecha tiene lugar justo un mes después de que el diario El Mundo publicase los SMS de Luis Bárcenas con Mariano Rajoy en los que el presidente del Gobierno le decía “sé fuerte, Luis” o “hacemos lo que podemos”.

El entorno de Bárcenas siempre había asegurado que el extesorero tenía en su poder mensajes de móvil con Jorge Fernández Díaz de un cariz similar a los que entrecruzaba con Mariano Rajoy. La familia intentó encontrar dichos mensajes en los teléfonos, pero nunca lo consiguió.