La reelección de Oriol Junqueras como presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) trae consigo una nueva senda para la marca en la política de pactos: no habrá apoyo si no se cumple con lo pactado previamente. La nueva cúpula soberanista manda un mensaje cristalino a los socialistas tanto en la esfera catalana como estatal. Para ello, la nueva ejecutiva ha puesto sobre la mesa una comisión que se reúna cada seis meses para hacer seguimiento de los acuerdos de investidura con el PSOE. Se espera que este mismo lunes, la secretaria general, Elisenda Alamany, actúe como portavoz a la espera de dirimir quién será la nueva cara visible de los republicanos ante los medios de comunicación.

Alamany redundaba en la idea que Junts puso en marcha a comienzos de la legislatura en una entrevista concedida a Catalunya Ràdio. “Si los socialistas quieren apoyo, lo que tienen que hacer es cumplir”, precisaba la secretaria general del partido, después de que el propio Junqueras pusiera la primera miga de pan tras cristalizar su triunfo en las dilatadas primarias republicanas. El exvicepresident de la Generalitat aseguró que no se cerrarían nuevos acuerdos con aquellos que “no cumplen con lo establecido”. De hecho, abundó en que ello ha podido ser motivo de pérdida de confianza “con una parte” de la sociedad catalana porque “ha pasado demasiado”. “Pero esto ya no ocurrirá”, avisaba a navegantes el flamante líder soberanista.

ERC tiene en sus manos las llaves para que los Presupuestos de la Generalitat salgan adelante. También tiene -o al menos tendría- la última palabra en las cuentas del Estado. En cualquier caso, PSOE y PSC tienen en cuarentena estas negociaciones hasta que concluyera el proceso orgánico de su socio independentista, cuyo asunto troncal de campaña fueron las relaciones con los de Salvador Illa. Cada avance comportaba una subida decibelios en el debate interno al respecto, aunque tanto la papeleta de Oriol Junqueras como la de su adversario, Xavier Godàs, blindaron en todo momento que la decisión final recayese sobre la militancia y fuera vinculante, al margen del resultado de las primarias.

La 'nueva' ERC avisa: "Si los socialistas quieren apoyo, lo que tienen que hacer es cumplir"

En plena resaca de la unción de Junqueras, Alamany mandaba otro mensaje al PSOE: “Todas las faltas de respeto o ataques a la soberanía de Cataluña toca que sean respondidos por ERC. La militancia ha de conocer la evolución de los acuerdos a los que se ha llegado para tener un posicionamiento sólido ante los Presupuestos de la Generalitat”. En este sentido, sin dejar de mirar a Ferraz, recordaba el compromiso adquirido con los socialistas para la condonación de los 15.000 millones de euros de deuda de la Generalitat ante el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Aunque esto llegaría a no mucho tardar, tal y como sugirió Pedro Sánchez en la Conferencia de presidentes del pasado viernes.

Junqueras, tras los pasos de Puigdemont

Reivindicaciones en forma de recordatorio aparte, los republicanos han marcado este fin de semana la que será su hoja de ruta en el corto plazo, con inspiraciones considerables en la estrategia de Carles Puigdemont. Junqueras pone sobre la mesa la posibilidad de establecer una comisión de seguimiento de los acuerdos suscritos con los socialistas, pero a diferencia de las reuniones en Suiza con los neoconvergentes, estas adquirirían un carácter semestral. Un examen a la confianza de los socios que el Ejecutivo central y el catalán deberán aprobar si quieren mantener el bastón de ERC. Este equipo de trabajo, según delimitó la candidatura del exvicepresident la pasada semana, estaría conformado por los presidentes de los grupos parlamentarios republicanos del Congreso y la Generalitat, sin cerrar la puerta a la inclusión de otros nombres.

Además de testear que los compromisos adquiridos al menos avanzan en buena dirección, la ejecutiva plantea que estos espacios sean el germen de una Esquerra Republicana monolítica y que todas las facciones internas entierren el hacha de guerra. La reconstrucción del partido también se aplicaría, a priori, en las ponencias políticas y estatutarias que se someterán al escrutinio de la militancia el próximo mes de marzo. Por ello, Alamany, adornando su mensaje de notas conciliadoras, subrayó que tras las primarias, ERC debería convertirse en un “mismo partido”.

En el aire, al menos de momento, quedarían algunos cambios orgánicos. La Ejecutiva tendrá que abordar el debate de las portavocías, incluyendo la que ostenta Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados. No obstante, esas permutas -si las hubiera- tardarán en llegar. Lo principal, y lo que trasladan desde la Ejecutiva republicana, es que la voluntad inmediata es poner en marcha la comisión orgánica que investigue la autoría de los carteles difamatorios de los hermanos Maragall que fueron usados durante la campaña municipal. La candidatura opositora a Junqueras se opone a esta vía al entender que lamina los órganos internos y se ciñen a una mera “cronología” de los hechos para imponer sanciones a quien estuviera involucrado.

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