Una imagen vale más que mil palabras. La máxima ha vuelto a quedar patente este jueves con la reforma de la ley del solo sí es sí que ha salido adelante gracias a los votos favorables del PP. Precisamente la formación de Alberto Núñez Feijóo ha sido la que ha participado de la instantánea, aunque la cámara ha puesto el foco en las ministras de Igualdad y de Derechos Sociales, Irene Montero e Ione Belarra. Las dos, vestidas de un morado que se corresponde con el color de Unidas Podemos pero que en la reciente ocasión representaba al movimiento feminista, han sido captadas por los fotógrafos delante de una bancada conservadora que se ha desprendido en aplausos cuando la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, daba a conocer el resultado.

La imagen bien podría ocupar las portadas de la tirada de mañana en los kioskos, dado que enfrenta muy bien la alegría de unos y el descontento de otros, palpable en el gesto torcido y de resignación por parte de la ministra impulsora de la norma y de la secretaria general de la formación.

La ley del ‘Solo sí es sí’ se reformará

Fuera de la anécdota, que en este caso no lo es tanto, la reforma de la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual ha recibido la luz verde del Parlamento con 233 votos a favor, 59 en contra y 4 abstenciones que evidencian que el asunto ha sido el que ha provocado la mayor fragmentación entre los socios de Moncloa.

 Además de PSOE y PP, la reforma ha contado con el respaldo de Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria, UPN y el PdeCat y con la negativa de Esquerra Republicaba (ERC) y EH Bildu, además del partido minoritario del Gobierno. Por su parte, la ultraderecha de Vox y Junts per Catalunya (JxCat) han optado por la abstención.

El día “más difícil” de Montero

Montero ha sido la más dura. La responsable de Igualdad ha cargado contra los socialistas y ha prometido “seguir adelante” en la defensa del documento. La ministra ha llegado a decir que este jueves ha sido el día “más difícil” que ha vivido durante su vida parlamentaria porque la norma era la consecuencia de “muchos años de movilizaciones de lucha feminista y de trabajo en el Gobierno y en el Parlamento” para “poner el consentimiento en el centro”.

En la misma intervención, ha lamentado la falta de acuerdo con el PSOE, con quien ha asegurado haberse comprometido “por encima de sus posibilidades”. “Dicen que hacen esto para resolver el problema, pero saben que ninguna reforma va a evitar las decisiones judiciales de rebajas de condena”, ha acentuado poniendo el foco en la culpa de la jurisprudencia. “Si hoy votan a favor es porque esto no es un avance, sino un retroceso para los derechos de las mujeres”, ha indicado a renglón seguido mirando a la bancada popular.

“Ajuste técnico”

El PSOE ha defendido su posición por medio de la diputada Andrea Fernández, quien ha apelado a la “obligación” de cambiar una norma que “no ha funcionado adecuadamente”. En la línea de lo que el partido lleva meses manteniendo, la encargada hoy de sostener su postura, ha recalcado que el consentimiento sigue en el centro, de manera que lo que a ello respecta “no se modifica ni una coma”.

Desde la tribuna ha calificado la modificación como un “ajuste técnico” en las horquillas de penas y ha afeado a Unidas Podemos hablar de “apocalipsis” siendo “incapaces de explicar” por qué. “No hay humillación en abordar la igualdad desde consenso amplios y sólidos. La pena es que esto sea excepcional y no lo habitual”, ha argumentado. Fernández refiriéndose a la bancada del PP, a la que si bien le ha agradecido la “dedicación” y el “trabajo”, también ha afeado “sacar rédito de un tema tan sensible como la libertad sexual”.

La posición distante entre las partes pasa porque principalmente porque los morados abogan por defender la violencia y la intimidación como agravantes, mientras que el PSOE apuesta por crear un subtipo agravado dentro del delito de agresión sexual para que las penas sean más elevadas. En lo que respecta a la posición del PP, los de Feijóo añadieron enmiendas que los socialistas apuntaban como propuestas “de carácter técnico” que en ningún caso cambian “sustancialmente” el texto ni tocan lo que tiene que ver con el consentimiento.