El Gobierno de España lleva al de la Comunidad de Madrid, liderado por Isabel Díaz Ayuso, ante el Tribunal Constitucional (TC) por negarse a colocar una placa que recuerde que allí, en la anterior Dirección General de Seguridad (DGS) se torturaba a personas que se oponían al franquismo.
Esta decisión llega después de un cruce de cartas entre el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y la propia Ayuso. Para ser más precisos, este miércoles la presidenta madrileña volvía a sus fueros y acusaba al Gobierno central de invadir competencias en defensa del patrimonio histórico: "El pueblo de Madrid asocia [el edificio] con la libertad y la concordia".
Asimismo, 24 horas después, Torres respondía instando a instalar una placa que recuerde a las personas que sufrieron "represión y tortura" en ese lugar. "Compele a las instituciones a adoptar las medidas necesarias para el reconocimiento de las personas que lucharon por la libertad y la democracia, entre las que se encuentran las víctimas de detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos que se produjeron en dicho inmueble cuando era la sede de la Dirección General de Seguridad del gobierno franquista", ha señalado.
Por su parte, la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, ha insistido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que una placa en recuerdo de la Dirección General de Seguridad franquista en la Real Casa de Correos "debería ser orgullo de cualquier demócrata".
"Una vez más vemos a la presidenta de la Comunidad de Madrid, cómo utiliza la dignidad de las víctimas para confrontar ideológicamente con el Gobierno de España", ha censurado Bergerot a los medios de comunicación antes de una visita al Hospital 12 de Octubre.
El pasado franquista de la Real Casa de Correos
La Real Casa de Correos, situada en la emblemática Puerta del Sol de Madrid, es un edificio cargado de historia que ha desempeñado diversos roles a lo largo de los siglos. Sin embargo, uno de los capítulos más oscuros de su trayectoria se sitúa durante la dictadura franquista, cuando se convirtió en un centro neurálgico de represión y tortura.
Construida en el siglo XVIII bajo el reinado de Carlos III, la Real Casa de Correos fue inicialmente destinada a centralizar el servicio postal de la capital. Con el paso del tiempo, su función fue evolucionando, y durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), el edificio albergó la Dirección General de Seguridad (DGS). Este organismo era el encargado de mantener el orden público y, en la práctica, se convirtió en el epicentro de la represión política del régimen.
Los sótanos de la Real Casa de Correos fueron adaptados como calabozos donde se detenía y torturaba a opositores políticos, sindicalistas y cualquier persona sospechosa de actividades contrarias al régimen. Testimonios de la época relatan las condiciones inhumanas y los métodos brutales empleados por la policía política para obtener confesiones o información. Figuras como Antonio González Pacheco, conocido como "Billy el Niño", se hicieron tristemente célebres por su crueldad en estos interrogatorios.
A pesar de la transición democrática iniciada en 1975, la Real Casa de Correos continuó siendo utilizada como centro de detención durante algunos años más. No fue hasta principios de la década de 1980, con la creación de la Comunidad de Madrid, que el edificio fue designado como sede del gobierno regional. Sin embargo, las huellas de su pasado represivo no fueron completamente borradas, y hasta 1991 algunas dependencias policiales continuaron operando en su interior.
En la actualidad, la memoria histórica de la Real Casa de Correos sigue siendo objeto de debate. Organizaciones de derechos humanos y colectivos de memoria histórica han solicitado en repetidas ocasiones que el edificio sea reconocido oficialmente como un Lugar de Memoria Democrática, con el fin de honrar a las víctimas de la represión franquista y educar a las nuevas generaciones sobre este oscuro periodo de la historia española. Estas iniciativas buscan, entre otras acciones, la instalación de placas conmemorativas y la creación de espacios museísticos que relaten los hechos ocurridos en el edificio.