El PP tiene al enemigo en casa, o cerca de ella, y se llama Vox. Las encuesta son favorables al partido de Santiago Abascal e inlcluso pronostican que podría darse una fuerte transferencia de voto entre ‘populares’ y ultras. De ahí que Feijóo centre la migración en su campañ -como hiciera de cara a los comicios catalanes- y de ahí que el gallego rescate ahora al expresidente José María Aznar, calaramente del ala dura del partido, y deje en el banquillo a una figura mucho más sosegada en las formas como lo es Mariano Rajoy; a quien descarta a pesar de haber estado también presente en los últimos meses en buena parte de las manifestaciones que Génova ha promovido contra el Gobierno.
La cita está convocada el próximo viernes, como colofón final a la campaña de las elecciones europeas que se celebran dos días después, y tendrá lugar en Pamplona, donde también se subirá al escenario uno de sus más estrechos colaboradores, el ahora eurodiputado Tono López-Istúriz.
Artículo de FAES contra Vox
Pero ese acercamiento a Vox en las formas por parte de Aznar choca con la crítica que la semana pasada el que fuera líder del Ejecutivo lanzaba a la formación de extrema derecha desde su fundación -FAES-, portal en el que denunio que el partido a la derecha del PP “sabotea” la misma mayoría alternativa a la que dice pertenecer.
En aquel escrito, fechado a 27 de mayo, Aznar aseguró que “el voxismo es un seguro de vida para el sanchismo” y opinó que en dicho partido “son malos conservadores”. El artículo no ha lugar a dudas -de hecho se titula Vox y la corrupción del conservadurismo- y supuso un punto de inflexión respecto de la defensa tan férrea que venía haciendo el expresidente sobre algunos aspectos del programa ultraderechista.
En el mismo documento Aznar señaló al expresidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, y a sus simpatizantes como un agente corrosivo que había terminado por romper el verdadero significado del Partido Conservador. Con esa base, FAES no dudó en tachar de “antisistema” o “rupturista” a la extrema derecha, cargando también contra ella por otros temas como la invasión en Rusia -precisamente por su apoyo a Trump-. “Sus declaraciones las hacía de la forma más temeraria y peligrosa, en el peor momento, mientras el expansionismo ruso amenaza los equilibriso geoestratégicos y la propia seguridad de Europa y, por tanto, la de España”, atesoraba. Y así, suma y sigue.
Emular el impacto de Zapatero
Pero la llamada a filas del PP a Aznar tiene más lecturas. Por ejemplo, el partido parece emular a través de uno de sus rostros fuertes el efecto favorable que ha tenido la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero en las últimas fechas importantes del PSOE.
El expresidente del Gobierno socialista es una de las personas más repsetadas dentro de los votantes y su presencia ha surtido efecto en las últimas ocasiones en las que los progresistas se jugaban algo importante. La más reciente sea seguramente su apoyo sin condicioantes a Pedro Sánchez para que siguiera al frente de la Moncloa tras el periodo de reflexión que él mismo abría por los ataques de las derecha contra su mujer.
La decisión final de Sánchez no dependió -o no solo, evidentemente- de este respaldo, pero Zapatero ha servido de baluarte al partido en otras fechas marcadas a rojo en el calendario, siendo seguramente la situación más clara las pasadas elecciones generales, donde PP y Vox se veían poco menos que en la Moncloa, pero las urnas les quitaron la razón.
En esta última campaña, de hecho, Zapatero también está resultando fundamental. Así lo demostró hace escasas horas, cuando se refirió a la última propuesta de Feijóo como “moción caradura”. Con esa fina ironía que le caracteriza, el expresidente ha resultado asimismo clave en las últimas semanas, cuando ha dejado momentos icónicos como su ocurrencia acerca de las monjas clarisas de Burgos que declararon su independencia. “Qué raro que no le hayan echado la culpa a Pedro Sánchez”, pronunció.
Feijóo intenta acercarse a Vox con propuestas
Después del patinazo de Feijóo abriendo la puerta a un acuerdo con Junts para echar a Sánchez de la Moncloa -algo que enfadó a nivel interno en el PP, pero sobre lo que después Génova trató de cerrar filas-, el líder de los populares hizo por resarcirse a golpe de legislación, y lanzó una propuesta en materia de migración, uno de los asuntos que se postulan como caballo de Troya en Europa.
Su acercamiento a Meloni entre críticas a Vox fue solo la punta del iceberg en este sentido, y es que hace tan solo unas horas, el responsable del partido conservador comunicó que iba a proponer “un compromiso de adhesión a los valores de Europa” a las personas migrantes. El líder gallego pronunciaba estas palabras en Canarias, desde donde aseguraba que el continente debe “asegurar la migración regular”, por lo que planteó que quienes vengan a trabajar a la UE adquieran un “compromiso de adhesión y respeto” a los valores fundacionales. Entre otros puntos, emplazaba a una “mayor presencia de la Guardia Europea en fronteras y costas españolas con alta presión migratoria”.