Reporteros Sin Frontera (RSF) la organización no gubernamental internacional cuyo objetivo es defender la libertad de prensa en el mundo y a los periodistas perseguidos por su actividad profesional, elabora cada la denominada Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. En este estudio se evalúa las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios del mundo. Estos indicadores se evalúan sobre un listado cuantitativo de los ataques cometidos contra periodistas y medios, así como del estudio cualitativo de las respuestas de centenares de expertos en libertad de prensa seleccionados por RSF (periodistas, académicos, defensores de los derechos humanos…) a 123 preguntas. El cuestionario ha sido actualizado con el fin de reflejar mejor determinados factores, especialmente los relativos a la digitalización de los medios. España ocupa según el estudio de RSF el puesto número 30 entre estos 180 países siendo los tres primeros y el modelo a seguir, los países nórdicos (Noruega, Dinamarca y Suecia).

Ahora RSF ha hecho público su vigésima edición de esta Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Las conclusiones no pueden ser más pesimistas y negativas ya que señala la existencia de una doble polarización, amplificada por el caos informativo: la polarización mediática, que crea fracturas dentro de los países, y la polarización de los Estados, a escala internacional.

Informaciones falsas y propaganda

La Clasificación destaca los efectos desastrosos del caos informativo, creado por un espacio digital globalizado y sin regular, que favorece las informaciones falsas y la propaganda. En las sociedades democráticas, el desarrollo de medios de opinión al estilo de Fox News y la generalización de los circuitos de la desinformación, impulsada por las redes sociales, están provocando un aumento de las fracturas sociales.
En el plano internacional, la asimetría que existe entre, por una parte, sociedades abiertas y, por otra, regímenes despóticos que controlan a sus medios y sus plataformas, mientras libran guerras de propaganda, debilita a las democracias. En ambos niveles, esta doble polarización es un factor de intensificación de las tensiones.

La invasión de Ucrania se preparó con una guerra de propaganda

La invasión de Ucrania (106º) por Rusia (155º), a finales de febrero de 2022, es emblemática de este fenómeno, puesto que se preparó mediante una guerra de propaganda. Entre los regímenes autocráticos más represivos, China (175º) ha utilizado su arsenal legislativo para confinar a su población y aislarla del resto del mundo, especialmente a la de Hong Kong (148º), que se desploma contundentemente en la Clasificación. La lógica del enfrentamiento por bloques se refuerza, como sucede entre la India (150º) del nacionalista Narendra Modi y Pakistán (157º). En Oriente Medio, una libertad de prensa insuficiente sigue afectando al conflicto entre Israel (86º), Palestina (170º) y los países árabes.

Fracturas internas por la polarización

En los regímenes democráticos, la polarización mediática refuerza y alimenta las fracturas internas de las sociedades, como sucede en Estados Unidos (42º), a pesar de la elección de Joe Biden. El auge de las tensiones sociales y políticas se ve avivado por las redes sociales y por nuevos medios de opinión, en países como Francia (26º). En algunas “democracias iliberales”, la represión a la prensa independiente es un factor de polarización intensa. En Polonia (66º), por ejemplo, las autoridades han afianzado el control del sector audiovisual público, así como su estrategia de repolonización de los medios privados.

El modelo sigue siendo los países nórdicos

El trío en cabeza de los países nórdicos -Noruega, Dinamarca y Suecia- sigue siendo un modelo en el que la libertad de expresión se realiza en todo su esplendor, y este año, gracias a sendos cambios de gobierno, Moldavia (40º) y Bulgaria (91º) destacan por la esperanza de tiempos mejores para la situación de los periodistas, aunque los medios sigan mayoritariamente en manos de los oligarcas.

Un número récord de países en situación “muy grave”

Doce países en total conforman la lista roja de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2022 de RSF, entre los que figuran Bielorrusia (153º) y Rusia (155º). Entre los países más represivos para la prensa, Birmania (176º) -donde el golpe de Estado de febrero de 2021 ha hecho retroceder brutalmente diez años la situación de los periodistas- se codea con Corea del Norte (180º), Eritrea (179º), Irán (178º), Turkmenistán (177º) y China (175º).

La Unión Europea, entre dos extremos

Mientras Noruega (1º) se mantiene en cabeza de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, Europa es el escenario de disparidades muy relevantes y la situación entre los dos extremos no hace más que acentuarse. Países antaño comunistas, como Estonia (4º) y Lituania (9º), entran en el “top 10” de los mejores clasificados del mundo, mientras que Países Bajos (28º) sale de este grupo selecto. Grecia (108º), por su parte, releva a Bulgaria (91º) a la cola de Europa.

Estas evoluciones dispares reflejan tres tendencias destacables: primero, el regreso de los asesinatos de periodistas en suelo de la Unión Europea. Giorgos Karaivaz, en Grecia (108º), y Peter R. De Vries, en Países Bajos (28º), fueron abatidos fríamente, al más puro estilo mafioso, en el corazón de dos metrópolis europeas. Mientras, los autores de los asesinatos de Daphne Caruana Galizia, en Malta (78º), y de Jan Kuciak, en Eslovaquia (27º), perpetrados antes de 2020, todavía no han sido condenados, pese a que ambos países han realizado ciertos progresos en la lucha por la justicia y las reformas en pro de la libertad de prensa.

Hostilidad contra los periodistas

Por otra parte, los periodistas han sido asimilados erróneamente a las autoridades y han tenido que hacer frente a una hostilidad virulenta por parte de manifestantes contrarios a las medidas de lucha contra el coronavirus. Esta violencia se ha traducido en un elevado número de agresiones físicas en Alemania (16º), en Francia (26º), en Italia (58º) y en Países Bajos (28º), así como en insultos y amenazas de toda índole y en todo el continente.

El caso de Assange, un peligroso precedente

 no siente un peligroso precedente. Además, algunos gobiernos de la Unión Europea y de países aledaños han endurecido las medidas liberticidas contra los periodistas, especialmente en Eslovenia (54º), en Polonia (66º), en Hungría (85º), en Albania (103º) y en Grecia (108º). Por su parte, Serbia (79º) ha logrado avances en la lucha contra la impunidad, mientras que la República Checa (20º) y Bulgaria (91º) han aliviado la presión política sobre el periodismo, tras el cambio de gobierno en ambos países. El Reino Unido (24º) destaca por su papel en el caso del fundador de Wikileaks, Julian Assange, abriendo la vía a su extradición a Estados Unidos (42º), tras un procedimiento que ha durado dos años. RSF ha luchado sin cuartel durante este período para que el caso de Julian Assange no siente un peligroso precedente para todos aquellos que, como él, contribuyen al periodismo.

Si bien las instituciones europeas han empezado a aplicar medidas de protección de los periodistas y de la libertad de prensa, y han emprendido un procedimiento contra Hungría por infringir el derecho comunitario, a la vez han vetado a los medios que difunden propaganda rusa. Lo han hecho en el contexto de la invasión de Ucrania (106º) ordenada por Vladimir Putin, sin un marco jurídico adecuado, lo cual podría servir de pretexto potencial para imponer medidas de castigo a medios europeos.