España vuelve a secarse, y su deshidratación empieza a ser histórica. Por las escasas precipitaciones y las altas temperaturas, especialmente en el noroeste del país, los embalses españoles estaban al 47,93% el pasado 1 de agosto. El volumen de las reservas hidráulicas no había alcanzado entonces, así, los 25.000 hectómetros cúbicos, lo que representa en torno a un 20% menos que en 2016: el mismo día del año pasado estaban al 64,13%, y la media en ese momento en los últimos 10 años era del 63,4%, si bien hay cuencas por encima del 70% de agua embalsada, como la del Cantábrico Occidental, que registra el máximo peninsular, al 81,95%. El dato también contrasta con la media de la última década, en la que la capacidad de los embalses de nuestro país se mantuvo cerca del 58%, mientras que, sin embargo, en el último año, esta cifra ha disminuido alrededor de 15 puntos. Desde en 1995, cuando el caudal se redujo al 40%, no se veían las cuencas de los pantanos en estos mínimos niveles.

Catástrofe para la agricultura y la ganadería

Los problemas que esto causa son también, claro, de naturaleza económica. Ya se están estableciendo restricciones en los regadíos y la generación de electricidad en pantanos –esto último podría provocar subidas en la factura de la luz-. Se descartan cortes para el consumo humano cotidano, si bien sí se han producido restricciones puntuales en La Rioja, la Sierra Sur de Sevilla, la Axarquía de Málaga, la zona de Las Médulas en León, Badajoz, Cáceres y Orense. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos ha pedido ya que se declare zona catastrófica a zonas que han perdido la cosecha. Y es que se prevé que las importaciones de trigo en España deban aumentar en más de un 40% en la campaña 2017-2018, y en Castilla y León, la región española que aglutina un mayor cultivo de cereales, se han sufrido pérdidas millonarias, de hasta el 70 %. Por su parte, los ganaderos riojanos han presentado más de 300 solicitudes de ayudas para compensar sus pérdidas.

Acusaciones de mala gestión

Ante este panorama, se han registrado quejas como la un conjunto de asociaciones ecologistas (Asociación AEMS-Ríos con Vida, la Asociación de Naturalistas del Sureste, la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies, Ecologistas en Acción, la Fundación Nueva Cultura del Agua, SEO/Birdlife y WWF España) han expresado en un comunicado, advirtiendo de que las sequías serán más y más frecuente a causa del cambio climático, y el recién aprobado Real Decreto Ley 10/2017 por el que se adoptan medidas urgentes para paliar los efectos producidos por la sequía en determinadas cuencas hidrográficas, así como los distintos Reales Decretos de sequía y sus prórrogas, no afrontan esta problemática como deben.