Tras trascender que el Gobierno de la Comunidad de Madrid, comandado por Isabel Díaz Ayuso, mantuvo contactos con representantes de la vacuna Sputnik V, degradando así a la Unión Europea, a la EMA y a la Agencia Española del Medicamento pues se trata de un fármaco no autorizado, la empresa ha emitido un comunicado normalizando los encuentros.

Cabe recordar, para situar el contexto apropiadamente, que el empresario que negoció con el Ejecutivo madrileño fue Pedro Mouriño, amigo de Pablo Casado y afín al PP.

El consejero Enrique Ruiz Escudero mantuvo una reunión el pasado 11 de febrero, cita a la que le sucedieron otros dos encuentros con representantes de la vacuna rusa para “explorar el mercado internacional y tener todas las posibilidades abiertas en el futuro en la lucha contra la pandemia”. Isabel Díaz Ayuso justifica que el objetivo era “facilitar un preacuerdo beneficioso” a la espera de su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). No obstante, la presidenta regional no hizo sino desautorizar precisamente a la EMA y a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, pues no se puede comercializar con fármacos no aprobados por estos organismos en la UE.

En este sentido, IberAtlantic Global Corporation ha argumentado que la reunión se produjo en el marco del “devenir de nuestra actividad empresarial” y, en concreto, con motivo de “la efectiva producción y distribución de la Sputnik V en alianza con el Grupo Zendal”.

“Hemos mantenido numerosas reuniones y comunicaciones con diferentes instituciones públicas y privadas de muy distinta naturaleza, incluidas administraciones públicas”, ha especificado la empresa; y ha añadido que “dado el carácter confidencial de estos encuentros, no estamos en disposición de divulgar ningún detalle sobre los mismos, si bien confirmamos que siempre hemos recibido, y recibimos, los distintos intereses que se nos plantean al respecto de la vacuna Sputnik V con el mayor interés a la vez que la máxima discreción y apertura, a fin de valorar todas las propuestas”.

La Agencia Europea del Medicamento aún no ha aprobado la Sputnik V, que actualmente se encuentra en estado de revisión, por lo que se espera que pronto la Unión Europea autorice su comercialización.

La Sputnik V, llamada así por el primer satélite espacial lanzado por la URSS en 1957, fue desarrollada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya. Se registró en Rusia el pasado 11 de agosto, siendo la primera vacuna contra el Covid-19 a nivel mundial. 

Vladimir Putin se apresuró a comunicar sus avances tras trascender los halagüeños datos de Pfizer. La premura y el hecho de que Rusia aprobara su comercialización antes de que se iniciaran los ensayos clínicos de la fase 3 generaron todo tipo de dudas.

La EMA no había participado en ningún momento en el proceso de evaluación y dado que los únicos resultados conocidos eran los publicados en la revista The Lancet con únicamente 31.000 voluntarios de Rusia y Bielorrusia las reticencias eran notables. La comunidad científica miraba con vacilación pese a que el resultado probó una eficacia del 91,6%.

Apenas había datos científicos hasta que, otra vez en The Lancet, se publicaron unos resultados sorprendentes que comenzaron a generar un mayor aura de confianza.

Ayuso se alinea con la extrema derecha euroescéptica 

En la actualidad, hay 40 países que han autorizado la Sputnik V para su comercialización. La mayoría son de América Latina, África y exrepúblicas soviéticas. Argentina, Bolivia, Serbia, Argelia, Palestina, Venezuela, Paraguay, Turkmenistán, Hungría, Eslovaquia, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Túnez, Armenia, México, Nicaragua, el Líbano, Birmania, Pakistán, Baréin, Montenegro, Kazajistán, Uzbekistán, Moldavia, Egipto, Angola, Honduras y Guatemala, entre otros.

Lo que sorprende es que países pertenecientes a la UE hayan comenzado a distribuir las dosis. El ultra Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, fue el primero en autorizar por la vía de emergencia la vacuna rusa. Le han seguido Eslovaquia y República Checa.

Cabe destacar que los países de la UE tienen la potestad de aprobar medicamentos en casos de urgencia. Este no es el caso de España, que no ha dado el paso. En consecuencia, Ayuso se ha alineado a los ultras euroescépticos, pasando por encima del Gobierno de España y de la UE.