El primer Debate del Estado de la Nación que Pedro Sánchez ha protagonizado en condición de presidente, devolviendo así la normalidad institucional frente a una anomalía democrática que ya se extendía siete años, ha provocado una renovación de fuerzas en el seno de la coalición de Gobierno. El líder del Ejecutivo, consciente de las debilidades a las que tenía que hacer frente por el pulso continuo que ha mantenido con Unidas Podemos desde que se reafirmase en aumentar el gasto en Defensa, tal y como solicita la UE y la OTAN, aprovechó la primera jornada para apostar de forma decidida por un “cambio de rumbo” en sintonía con los postulados de los ministros morados.

Este miércoles, segundo día de guerra argumental en la Cámara Baja, y tras superar las críticas de los nacionalismos, grupos minoritarios y socios de investidura, el presidente ha querido cuidar el estado de la coalición con un cierre en el que reconocía la labor realizada por su equipo al completo, independientemente de la afiliación política que cada cual reflejase en su carné militante: “De forma especial quiero acordarme de Unidas Podemos por su apoyo prestado en estos dos años y medio. También quiero acordarme del grupo socialista. Vosotros sois los protagonistas de muchas de las conquistas sociales que hemos logrado”.

A falta de ver qué propuestas planteadas por la totalidad de la Cámara Baja son finalmente aceptadas este jueves, último día del Debate del Estado de la Nación, las sensaciones intramuros en el Consejo de Ministros son positivas.  Las fuentes consultadas consideran que el Ejecutivo ha salido reforzado, tal y como han indicado los diferentes dirigentes de PSOE y Unidas Podemos que se han manifestado en estas 48 horas de parlamentarismo. “Usted ha anunciado hoy aquí medidas que nuestro grupo venía tiempo pidiendo como la reducción del transporte o el impuesto a las grandes empresas [...] Sabemos reconocer cuando se acierta, y hoy, Sr. Sánchez, ha acertado”, indicaba este martes Pablo Echenique. “Ahora hay un ‘escudo social ’ que protege a millones de personas. Si entonces se rescataron los bancos, ahora se rescata a la gente”, señalaba, en la misma línea, Jaume Asens. “Hoy se empieza a concretar el cambio de rumbo del Gobierno”, había indicado, una vez finalizada la primera intervención del presidente, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y secretaria general de Podemos, Ione Belarra.

Y es que la estrategia de Sánchez ha gustado a todas las partes. No esconden que queda mucho por hacer, pero entienden que no es momento de exigencias y sí de demostrar que, una vez más, este Gobierno ha apostado por la “valentía” para que la crisis derivada de la guerra de Ucrania, y la situación de inestabilidad arrastrada desde la pandemia, no la paguen los ciudadanos con menos recursos. Con 14 nuevas medidas, enfundadas bajo el eslogan “vamos a por todas”, el Ejecutivo se ha comprometido a reforzar el decreto anticrisis imponiendo un impuesto a las eléctricas y a la banca, la bonificación al 100% de los transportes públicos dependientes del Estado (Cercanías, Rodalies y media distancia de Renfe), una beca extra de 100 euros al mes para aquellos jóvenes mayores de 16 años que ya reciban alguna prestación de ayuda al estudio, un programa de Escuela 4.0 para incluir competencias como la robótica y la programación en la enseñanza del presente, la construcción de 12.000 viviendas (el 60% de carácter público) en Madrid, el refuerzo del Sistema Nacional de Salud o "una nueva y mejorada PAC", entre otras.

Menos triunfalismo en el bloque de investidura

Ni Unidas Podemos a cuenta de las muertes en Melilla, las fake news, el gasto militar o la agenda social; ni el PP a cuenta de las elecciones andaluzas, el bloqueo del CGPJ, los pactos con EH Bildu, la inflación o la falta de respuesta a los proyectos de Estado enviados a Moncloa; ni Vox a cuenta de la Memoria Democrática, la agenda 2030 o la tiranía climática… si alguien ha puesto en aprietos a Pedro Sánchez en las dos jornadas de debate han sido los habituales socios del bloque de investidura.

Especialmente duro fue este martes el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, protagonizando un momento inolvidable en la Cámara Baja. En tono serio, proyectando la voz y una a una, las tres balas que guardaba el dirigente soberanista en su americana dejaron muda a la totalidad del hemiciclo cuando repicaban sobre la tribuna de oradores. Tac, tac, tac. “Son balas con las que mataron a 37 personas”, explicaba, en referencia a las muertes en el asalto a Melilla que, desde la izquierda, creen que Sánchez capeó con una frialdad argumental que contrarresta con las promesas humanitarias de un mandato que arrancó con la acogida del Aquarius.

“Ya tenemos precedentes de uso de objetos en la tribuna. La fuerza del parlamentarismo es la palabra, así que hagan exclusivamente uso de ella en la tribuna, por respeto a esta cámara", reprochaba, acto seguido, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. "Hoy se ha equivocado gravemente. En este hemiciclo, la mera exhibición de balas es un error imperdonable", proseguía, en clara referencia al intento golpista del 23-F, el propio Sánchez.

El resto de la intervención de Rufián fue igualmente dura: “Me alegro de que se haya levantado de izquierdas”, ironizó en primera instancia, para acabar llamándole “rácano” en un intento de explicar por qué la ciudadanía está en constante desconexión con el Gobierno.

En la misma línea se han ido sucediendo el resto de socios habituales. Aitor Esteban (PNV) ha pedido a Sánchez que esté a la altura de sus aliados y cumpla con los compromisos adquiridos: "Señor presidente, llegados a este punto ¿cómo piensa llegar al Gobierno y mantener una mayoría en una próxima legislatura? ¿Con quién piensa alcanzar La Moncloa tras las siguientes elecciones? A no ser que pretenda una gran coalición con el PP, tendrá que seguir con nosotros ¿Qué va a hacer para mantenernos como socios?", le ha preguntado. "El pueblo no aguanta una decepción más", ha vaticinado Íñigo Errejón (Más País), instando al Gobierno a mantener el rumbo a la izquierda. En Compromís celebran el paso delante de Sánchez, pero, parafraseando a Santo Tomás, hasta que no se publiquen en el Boletín Oficial del Estado (BOE), no creerán a pies juntillas. “Entonces, creeré y creeremos, porque es lo que necesitan las clases populares”, ha argumentado un Joan Baldoví que ha reclamado una protección de los consumidores ante posibles afrentas de las empresas en su contra.

Pese a todo, y tras un sinfín de reproches en la Cámara Baja, Sánchez también ha querido agradecer la lealtad de los socios en estos dos años y medio de legislatura sostenidos con los votos a favor de un cordón de izquierdas que, pese a sus momentos convulsos, ha hecho fructificar el mandato: “Quiero agradecer a todos los grupos parlamentarios que han apoyado a este Gobierno con medidas difíciles en esta legislatura”.