Las espadas están por todo lo alto y cortan el viento a favor que aúpa al Partido Popular en prácticamente todas las encuestas. Los conservadores desaprovechan el desgaste del Ejecutivo con el conflicto que mantienen Génova y Sol. El liderazgo del PP de Madrid está en liza, erosionando la relación entre Pablo Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La dirección nacional maniobra para evitar el ascenso de ésta a la sucursal regional, obstaculizando su candidatura, reclamando una lista unitaria y, por último, lanzando a un José Luis Martínez-Almeida que ya ha movido ficha cobijado por las hostilidades.

El magnetismo de Ayuso en Madrid es incuestionable. Su abrumadora victoria en las urnas el 4 de mayo la santificó en términos regionales y la empujó a renovar sus aspiraciones orgánicas. El agravio comparativo se sustenta en que es la única presidenta autonómica del PP que no encabeza su sucursal regional, en parte por el influjo centralista que ejerce el propio presidente nacional. Este es el germen de las fricciones, pues la cúpula ve al PP de Madrid como una suerte de “distrito federal” en términos orgánicos. De hecho, según recoge El Mundo, un alto cargo de Génova identifica a Pablo Casado como “verdadero presidente” del partido a nivel autonómico.

La mácula se ha engrandecido paulatinamente, ante los ojos de todos, a pesar del impostado “Madrid es mi meta” que pronunció Ayuso en Valencia. Las hostilidades han crecido hasta el punto de torcer el brazo a Génova con amagos de denuncia si no se pliegan a sus exigencias de adelantar el congreso regional en Madrid y poner fin a cinco años de interinidad.

Turno de Almeida

Oculto bajo los ecos de la batalla está el tercer protagonista en discordia, José Luis Martínez-Almeida; el único capaz de lidiar con su “partner” a ojos de la cúpula del PP. Es la gran esperanza de Génova para encabezar una lista alternativa si Ayuso no cede a las pretensiones de consensuar una candidatura, a pesar de la atracción que emana de la figura de la lideresa.

Hasta el momento, Almeida se había puesto de perfil ante la polémica, manteniendo un estatus bajo y desligándose todo lo que puede – como portavoz nacional – de las hostilidades con Sol. Siempre ha deambulado en el “ahora no toca”, maniobrando para llevar el debate hacia los “problemas que preocupan a la gente”.

Pero los tiempos le obligan a desquitarse del autoimpuesto yugo de la prudencia. Según desvela El Mundo, en las últimas semanas el primer edil de Madrid ha transmitido su visión sobre la guerra abierta: “Yo lo que no quiero es que Ayuso presida el PP de Madrid”. Así, según esta información, lo trasladó el regidor a los miembros de su equipo y algún que otro gerifalte genovés en el reservado de un conocido restaurante capitalino.

Posteriormente, en la cena del PP de Madrid que se organizó el 2 de octubre en el marco de la convención nacional, Almeida resucitó sus palabras y trasladó de nuevo que su línea roja. El equipo del regidor evidenció el miedo a que el jefe de gabinete de la presidenta regional, Miguel Ángel Rodríguez, “meta mano en las listas”. En la sede de Génova subrayó esta exigencia.

La relación entre “partners” no se ha roto, pero asumen sus diferencias en materia de poder orgánico. El regidor se erigía como defensor de la “tercera vía”. Es decir, un PP de Madrid presidido por Ana Camins, secretaria general de la sucursal en la actualidad. Sin embargo, Almeida ha dado sus primeros pasos en la carrera por el PPM. Según el citado medio, muchas voces en Génova y en Cibeles creen que, si no logra el consenso con Ayuso, podría tener opciones. Eso sí, se niegan a aceptar unas primarias entre ambos.

Impulso al alcalde

Entre tanto, Génova maniobra para dar consistencia a la presumible candidatura de Martínez-Almeida y ha escogido Aragón y Cantabria como campo de pruebas. En la dirección nacional argumentan que un alcalde también puede ser líder regional y han dado el visto bueno a que éstos compatibilicen su cargo con la presidencia de la sucursal autonómica en cuestión.

El PP pretende así reforzar la figura de Almeida y su relato en la guerra fratricida con Ayuso. La maniobra de los conservadores pasa por designar a Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza y candidato a la presidencia del PP de Aragón, sustituyendo a Luis María Beamonte, quien ya anunció que no se presentaría a la reelección cuando se celebre el congreso regional en diciembre.

En este sentido, según apunta El Mundo, también se seguirán estas líneas en Cantabria, impulsando a la alcaldesa de Santander, Gema Igual, como sustituta de María José Saenz de Buruaga. “¿Por qué Almeida no iba a poder seguir ese camino?”, se preguntan en la dirección nacional del PP.

No obstante, según apuntan en La Vanguardia, el sentir no es compartido por la Comunidad de Madrid. En Sol argumentan que Cantabria y Aragón son dos casos para nada homologables como su región, pues en ninguno de ellos el PP ostenta el poder autonómico. Asimismo, entierran en dudas esta maniobra de Génova, cuestionándose si de verdad sofocará las aspiraciones de Ayuso.