Los españoles empezamos a estar ya muy cansados después de tres meses largos de dimes y diretes de la llamada negociación para formar gobierno. Ha pasado ya mucho tiempo y , sobre todo, no se ve panorama alguno que aclare un “impasse” político e institucional ciertamente peligroso.

Véamos. Mariano Rajoy no tiene quien le hable ni le escriba. Pedro Sánchez está atado con su acuerdo suscrito con Albert Rivera y éste algo parecido en relación con el líder socialista. El único que realmente tiene el futuro de España en sus manos es Pablo Iglesias Turrión que puede no dar pero también dar el gobierno al PSOE.

¡No parece que esté por esa labor! A juzgar por sus propias declaraciones y el lío que se ha organizado en las entrañas de “Podemos” a este propósito. Porque la bronca monumental con Iñigo Errejón viene esencialmente por ahí.

Matar al padre

Las fuentes mejor informadas dentro del círculo de Iglesias sostienen que Pablo tiene la decidida voluntad de ir al asalto final del Partido Socialista y tras engullir a Izquierda Unida constituir una sólida formación hegemónica en la izquierda que le lleve directamente al poder sin ningún tipo de atajos ni pactos con nadie.

Es parece ser la voluntad real del caudillo de “Podemos”; pero en político el hombre propone y Dios dispone. Porque no parece que Iglesias atraviese por su mejor momento tras los frentes judiciales abierto al rebufo de su financiación; los lios de algunos de sus compañeros dirigentes y, finalmente, por el cuarteo que empieza padecer en territorios diversos y dentro del propio corazón de la organización que parecía entregada a su comandante en jefe.

De lo que no hay ninguna duda es que “Podemos” es igual a Pablo Iglesias. Se mire por donde se quiera y con todos los peros que cada uno pueda encontrar. Sin Iglesias esa formación se disolvería como un mal azucarillo en un vaso de ácido sulfúrico.

¡Ustedes ya me entienden!