Andalucía abre un intenso ciclo electoral en España que incluirá en menos de un año comicios europeos, municipales, autonómicos en 13 comunidades y, quizá, generales. Según todos los sondeos volverá a ganar el PSOE después de 36 años en el poder. Pero en las undécimas elecciones autonómicas andaluzas se presenta ahora una nueva incógnita y no es quién va a ganar, sino quién logrará ocupar la segunda posición.

La batalla entre PP y Ciudadanos es objeto de interés, junto a la posible entrada de VOX en el Parlamento andaluz. Los tres partidos se juegan mucho el próximo 2 de diciembre, pero sobre todo los populares y los de la formación naranja, ya que ambos necesitan quedarse por delante de su adversario inmediato para tener un futuro más esperanzador en las próximas elecciones generales.

Sin embargo, a diferencia de Ciudadanos, el PP tiene que consolidar a su líder y la prueba de fuego es no solo medir su fortaleza, sino también frenar la sangría de votos. En realidad, estas elecciones suponen un arma de doble filo para el jefe de filas de los populares, ya que tiene algo que ganar, pero mucho más que perder. Está en juego saber si Casado es el efecto o el defecto.

A pesar de que Pablo y la renovada e inexperta dirección de Génova confían en un discurso radicalizado en muchos posicionamientos, cobijarse a la sombra de José María Aznar y poner en valor su legado no cuenta con el beneplácito general del partido, y algunos alertan de que inclinarse hacia la derecha debilita el centro. Avisan, sobre todo, los líderes territoriales para los que su realidad política tiene poco que ver con los diseños de la dirección nacional. A pesar de que el equipo del que se rodeó tras el congreso desprende entusiasmo, cada vez más líderes del PP, reconocen que son deudores de fidelidades y están hipotecados por el apoyo prestado por María Dolores de Cospedal.

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A pesar de todo el sucesor de Rajoy no esconde la importancia del envite y él mismo se encarga de forma temeraria de subir el listón: “Lo que pase el 2 de diciembre será la primera vuelta de las elecciones municipales y de las nacionales". Casado no se resigna y ha sido el dirigente nacional que ha tenido mayor presencia en Andalucía.

Sin embargo, ha llamado la atención que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a pesar de ser el líder autonómico más valorado solo ha respaldado al candidato andaluz en dos ocasiones. Su vicepresidente, Alfonso Rueda, preguntado sobre el tema admitió que está "preocupado" por los resultados de esos comicios, porque "marcarán un episodio en la evolución política nacional". "Estoy preocupado y expectante, y espero que el PP tenga un buen resultado", matizó.

Pero no solo el número dos de Feijóo muestra su desazón, ya que en privado los críticos con Casado insisten en que tras un posible batacazo en las autonómicas y las próximas municipales, Feijóo se presentará como el salvador del partido en las generales. Lo cierto es que el próximo día 2 será la primera reválida para Pablo Casado con el voto de centro derecha fragmentado, a lo que se suman las dificultades históricas del PP en suelo andaluz y un candidato autonómico con escaso carisma. El palentino ha de demostrar que puede superar a Rajoy, mientras Sáenz de Santamaría y muchos más esperan su fracaso. Mientras parece que hay quien aguarda a subirse a un avión con dirección a Madrid. Desde Santiago.