Panamá es conocido como el país que abraza y une a los dos principales océanos del país, gracias a su canal. Esa identidad conciliadora es más famosa que su característica segregadora, que se sublima en el llamado Tapón del Darién y que parte al continente americano por la mitad.

La carretera Panamericana recorre 48.000 kilómetros desde Alaska hasta el sur de Argentina, lo que la convierte en la ruta transitable más grande del planeta. Sin embargo, en Panamá, existe una pequeña zona en la que la carretera desaparece. Es la región del Darién, un área poblada por una jungla tan espesa que provocó la ruina a Escocia, impidiendo su independencia hasta hoy, y que no pudo ser atravesada en coche hasta 1960, en un viaje que duró cinco meses, a razón de 200 metros por hora.

La publicación de los papeles de Panamá sitúa al país más cerca de esa imagen separadora que del retrato que ofrece el Canal de Panamá. El país centro americano ha servido durante muchos años como uno de esos tapones que aleja a los de arriba de los de abajo. De los potentados que viven la vida loca, haciéndose ricos gracias al trabajo de los de abajo y a los recursos de la sociedad, sin revertir nada a cambio. Ya dijo Balzac que detrás de cada gran fortuna hay un delito.

Lo que no se puede negar es que muchos de los que han aparecido en los papeles de Panamá son congruentes con sus ideologías. El hijo de Margaret Thatcher ha hecho un homenaje a su madre practicando su mentalidad depredadora. Y Mario Vargas Llosa también ha demostrado que sus ideas ultraliberales vienen de tiempo atrás y que su odio exacerbado hacia Venezuela se justifica en que prefiere Panamá como animal de compañía.

Es curioso que el filtrado pantagruélico al que han accedido La Sexta y El Confidencial ha coincidido en el tiempo con la apertura del plazo para hacer la declaración de la renta para el resto de los mortales. En el tiempo que han perdido los españoles desesperándose con la fantabulosa nueva web de Montoro, que estuvo caída durante horas, Pilar de Borbón es capaz de abrir, cerrar y volver abrir tres compañías en Panamá. Todo, por supuesto, para poder escapar de ETA, porque, como todo el mundo sabe, un sombrero panameño es más efectivo que una capa élfica a la hora de esconderte de los malos.

Por otra parte, es de destacar que el desastre de la web de la Renta 2015 ha llegado a provocar que muchos ciudadanos hayan tenido acceso a borradores de la declaración de otras personas. Tampoco se habrá visto gran cosa, teniendo en cuenta el alto porcentaje de sueldos de miseria que sufren los españoles. Pero que los curritos hayan quedado con las vergüenzas al aire nos ha permitido sentirnos por un día como evasores panameños. Gracias, Cristóbal.