Jorge Bravo es socio fundador y secretario de Organización de la Asociación Unificada de Militares Españoles, (AUME) y denuncia desde hace tiempo los restos de autoritarismo en las Fuerzas Armadas Españolas que, pese a haberse modernizado en los últimos 40 años, aún conserva vicios derivados de los 40 años previos de dictadura militar del general Francisco Franco. Por eso a Bravo no le escandaliza en exceso que 600 mandos en la reserva hayan firmado un manifiesto en el que alaban al dictador y condenan que el Gobierno quiera sacar sus restos del Valle de los Caídos. "Siendo unos señores que están la reserva, como si quieren echar migas a las palomas", explica Bravo, "lo preocupante es que señores con esta ideología hayan ocupado cargos de mucha responsabilidad en el Ministerio de Defensa". 

Por ejemplo, uno de los firmantes del manifiesto franquista fue jefe de personal de las FFAA, el teniente general Juan Enrique Aparicio Hernández-Lastras, que cuando estaba en activo no dudaba en dar discursos presumiendo de lo mucho que las FFAA habían cambiado "para bien" en los años de democracia. En su calidad de jefe de personal, Aparicio controlaba aspectos tales como el de la formación en las academias militares, donde todo lo referente a la defensa y salvaguarda de los derechos y libertades se imparte "de manera muy ligera y muy por encima", denuncia Bravo. 

Y mientras los firmantes del manifiesto presumen de que más militares retirados se unen a sus filas, Bravo lamenta la inacción del Ministerio de Defensa y de los políticos en general. "Los políticos aún no se han hecho con los mandos del Ministerio", lamenta. "Mientras no haya un desembarco político habrá militares acostumbrados a usos autoriarios que conservarán este último reducto de poder". Bravo cree que los cargos electos deberían tener más poder decisión en la elección y nombramiento de generales, así como de los mandos más relevantes. 

Sin embargo, la adhesión a este manifiesto franquista no es, para el secretario de Organización de la AUME un síntoma de que volvamos a los tiempos en los que los militares querían el poder político. "Son nostálgicos y están opinando del pasado, no están haciendo planes de futuro; las FFAA se han modernizado mucho, pese a personas resistentes a los cambios, pero ya no hay riesgo de involución". Aún así Bravo insiste en que es necesaria más intervención política no sólo para acabar con viejos vicios militares, sino también para que se complete la modernización de unas fuerzas armadas que llevan demasiado tiempo "aislándose de la sociedad".