Según las investigaciones que obran en el sumario, el exalcalde de Arganda del Rey Benjamín Martín Vasco, uno de los imputados en el caso Gürtel, intermedió para conseguir adjudicaciones de proyectos urbanísticos para Martinsa, sociedad que habría pagado comisiones al supuesto cabecilla de la trama, Francisco Correa, para lograr los contratos.

El misterio del área 124
La relación entre Martinsa y el municipio de Arganda del Rey supuso “el mayor pelotazo de Paco Correa”, según explicaba en marzo de 2009 el periodista Ignacio Escolar. El artículo, titulado El misterio del área 124, levantó fuertes ampollas en el PP, hasta el punto de que Ignacio González, vicepresidente del Gobierno de la Comunidad de Madrid, lo llevó a los tribunales. González no sólo acabó fracasando en su iniciativa judicial, sino que tampoco consiguió que los impuestos de los madrileños pagaran sus abogados en este caso.

Preocupación en Génova
En el citado artículo se recordaba una reunión en la sede del PP en la calle Génova donde se pidió a Esperanza Aguirre que contralase a sus chicos ante las poderosas sospechas de corrupción en torno al área 124, la mayor parcela del plan urbanístico de Arganda del Rey. Las quejas de los constructores sobre cómo se adjudicaría esa zona puso en aviso a muchos dirigentes populares, entre ellos Mariano Rajoy, pero Aguirre acabó haciéndose la ofendida y poniendo la mano en el fuego por todos los implicados.

El silencio de Martín Vasco
Finalmente, el área 124 fue adjudicada como se sospechaba: los 100.000 metros cuadrados y el permiso para construir 2.676 viviendas fue a parar a Martinsa por 77 millones de euros. Toda una ganga, porque un par de años después Martinsa vendió la tercera parte de la parcela por 73 millones. Según el auto de Garzón, las comisiones a repartir fueron tan jugosas como las plusvalías: el entonces alcalde, Ginés López, se llevó medio millón de euros y el presidente de la empresa pública de gestión del suelo, Benjamín Martín Vasco, otro tanto. El nivel del amaño debió ser tal que Martín Vasco pidió otros dos millones de euros tiempos después para pagar su silencio.