Según El Mundo, Dorribo ha declarado en los juzgados que el ministro Blanco "hizo gestiones ante Hacienda para que la dirección de Ayudas Regionales subvencionase con 467.267 euros a sus empresas" y gestiones para que el Ministerio de Sanidad acelerara los permisos para la comercialización de los productos conocidos como unidosis. A cambio el empresario declaró haber hecho llegar al ministro 400.000 euros por medio de dos empresas, una de ella propiedad de un primo político del ministro, Manuel Bran.

Ni subvenciones de Economía...
De nada ha servido que Blanco y su primo político desmientan la información, porque el PP ya se ha lanzado a la caza y captura del ministro. Si hubieran esperado al menos un poco, habrían podido comprobar que la 'noticia' no se sostiene, y es que no hubo tales ayudas. El Ministerio de Economía y Hacienda ha asegurado en un comunicado que no ha concedido ninguna ayuda o subvención a la farmacéutica de Dorribo. Según el ministerio de Salgado, Nupel solicitó el pasado 28 de febrero una subvención de ampliación de actividad con cargo al Programa de incentivos regionales que Economía le denegó en una orden ministerial fechada el 11 de julio por no cumplir los requisitos establecidos para la concesión de dicha subvención.

... ni trato de favor de Sanidad
Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha emitido otro comunicado en el que niega trato de favor a Nupel así como que "nadie intercedió" por esa compañía, incluso le denegaron un permiso para la distribución de medicamentos por no cumplir los requisitos exigidos. Mientras, Manuel Bran ha anunciado que presentará en los juzgados de Lugo toda la documentación de los servicios que su empresa, Electricidad Espiñeira y Bran, prestó a Nupel para demostrar que fueron contratos menores y no hubo contratos hinchados.

Los únicos imputados están vinculados al PP
A pesar de que la noticia se desinfla por sí mismal, el PP ha conseguido al menos temporalmente difuminar el hecho de que las únicas subvenciones presuntamente fraudulentas por las que se está juzgando a la empresa de Dorribo se las concedió la Xunta de Galicia del 'popular' Alberto Núñez-Feijóo a través de un organismo dependiente de ésta, el Instituto Gallego de Promoción Económica (Igape). De hecho dos altos cargos de Feijóo en el Igape fueron detenidos por estos hechos, y uno de ellos sigue prestando servicios como funcionario en la Administración gallega. Por lo que los únicos imputados hasta ahora por esta red de presuntas ayudas públicas fraudulentas son del PP.

Acusaciones de un empresario procesado...
En una entrevista este miércoles, el candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba ha subrayado el hecho de que el ‘acusador’, Dorribo, sea un empresario acusado de graves delitos y que ha estado en la cárcel por ello. "Entre Blanco y el empresario, no le quepa ninguna duda: la verdad es lo que dice Blanco", apuntaba a un periodista. En cualquier caso, tampoco se sabe si se ha producido tal acusación, porque el sumario sigue siendo secreto y se supone que El Mundo ha tenido acceso a las declaraciones del empresario ante el juez. También se ha publicado que el abogado de Dorribo es Ignacio Peláez, defensor de varios acusados de la trama de corrupción 'Gürtel' y él mismo con un largo historial de 'incidentes' judiciales, como un procesamiento por falsificar pruebas en el juicio contra 'Los Albertos'.

... las fuentes que le gustan a El Mundo y el PP
En cualquier caso no es la primera vez que El Mundo da credibilidad a cualquier procesado que pretende echar balones sobre su culpabilidad cuando se encuentra a la Justicia siempre y cuando puedan dañar con sus versiones al PSOE. Uno de los resbalones más célebres del diario de Pedro J. en este sentido tuvo lugar cuando en convirtió en héroes a Rafá Zouhier y José Emilio Suárez Trashorras,imputados por el 11-M, cuando trataron de implicar a ETA e incluso a las Fuerzas de Seguridad del Estado en aquellos terribles atentados, versiones rechazadas plenamente por la sentencia judicial. Altos cargos del PP no dudaron en seguir a pies juntillas las versiones de El Mundo sobre el 11-M y en redifundirlas como ciertas.