En este negro escenario, había que sumar un ingrediente más. Es verano, es época de vacaciones. Coincidía con fin de semana. La población de la Costa Brava se multiplica por dos y por tres. Las vías de comunicación que atraviesan las comarcas de Girona registraban sus mayores índices de tráfico porque la Costa Brava también es la línea de paso habitual desde Europa hasta el sur de España y África.

Las previsiones en el día de hoy no son nada halagüeñas. Todavía sigue la prohibición a los ciudadanos de varios municipios a salir a la calle, el viento ha amainado pero sus cambios de dirección no inducen a pensar en una solución rápida, más bien al contrario el perímetro del incendio puede aumentar, el fuego sigue sin ser controlado y cuatro personas han encontrado la muerte en situaciones realmente lamentables. Dos, un padre y su hija, se despeñaron al lanzarse al vacío al verse rodeados por las llamas. Un ciudadano francés ha perecido después de sufrir quemaduras en el 80% de su cuerpo y otra persona falleció a consecuencia de un infarto.

Los alcaldes de la comarca intentan ser contenidos. Muchos empiezan a ser críticos con los medios destinados a solucionar el incendio. Algunos alcaldes dicen que durante horas no se presentó ni un solo bombero de la Generalitat en su población. Estos mismos responsables municipales afirman que durante horas los voluntarios y las ADF (Asociaciones Defensa Forestal) fueron los únicos que plantaron cara al fuego. El conseller d’Interior de la Generalitat, Felip Puig, ha reconocido esta falta de presencia pero lo achaca a la grandiosidad del fuego. Los bomberos no daban abasto, ha manifestado.

También las críticas se dirigen a la gestión de la comunicación. Hoy todavía se registran atascos importantísimos en la zona afectada. Los vecinos de la zona también son muy críticos con la información de la Generalitat que en el teléfono de información tenía un contestador automático.

A las quejas por la información, por la falta de efectivos, por la tardanza, por el bloqueo de las vías de comunicación, hay que sumar las realizadas por el alcalde de Figueres y diputado por CiU en el Parlament de Catalunya, Santi Vila, que ha dicho que “hay que poner encima de la mesa el modelo económico de la frontera con una gran concentración de población, un crecimiento desmedido en urbanismo y una gran movilidad de los ciudadanos que acuden a los centros de prostitución y ocio que se sitúan al lado de la frontera”.