Han pasado 45 días desde el 26J y seguimos varados en el monte. Ni siquiera en la playa que al menos durante esta temporada sería refrescante. Ni para arriba ni hacia abajo. Parados, agarrotados, inermes.

Toda la presión, interna, externa, internacional, lobbística, mediática, por tierra, mar y aire se dirige contra Pedro Sánchez y sus cuates que ya han dicho no les van a mover ni con grúas olímpicas.

Podría recurrirse al tópico para afirmar que se trata de una “presión irresistible” pero se resiste. El último ha sido Alfonso Guerra que desde toda su autoridad trata de indicar el camino a seguir al joven y cuitado Pedro Sánchez que está dispuesto a morir en el asedio. El pequeño detalle es que en esa determinación se puede llevar por delante lo que resta del histórico y fundamental PSOE.

Por fuera, está el Grupo PRISA arreando estopa de la buena. Y en el contexto internacional con los principales líderes europeos urgiendo en la necesidad de zurcir de una vez por todas un gobierno al que, incluso, se pueda poner a escurrir y exigir responsabilidades. ¡No hay manera!

En la calle el clamor de las gentes menos comprometidas políticamente, la inmensa mayoría, es ciertamente ruidoso.

Comprendo a Pedro Sánchez que se resiste como gato panza arriba a firmar el pasaporte a Mariano Rajoy. Está ante un dilema peliguado y difícil de tomar. Frente a los intereses de su formación e incluso de él mismo y la necesidad de dotar al país de un gobierno que al menos eche a andar como reclaman desde todos los puntos y lugares.

El bloqueo

Lo cierto y verdad es que la situación constitucional e institucional de España continúa en “modo bloqueo”; algo que empieza a inquietar a nuestros socios de Europa que son conscientes de que no se avanza y las medidas a adoptar con vistas a la recuperación económica siguen colgadas en el perchero.

Ni siquiera el jefe del Estado puede cumplir con sus obligaciones internacionales porque está al socaire de a inestabilidad política. ¿Vamos camino de unas terceras elecciones como ya todo el mundo parece barruntar? Es una posibilidad todavía incierta pero con una cierta base sobre los hechos confirmados de estos días.

La operación

En medios políticos, económicos y mediáticos de Madrid está corriendo un especie que, al menos, tiene algunos grados de verosimilitud. Tanto Sanchez como Albert Rivera estarían de acuerdo y sumamente interesados en que Rajoy subiera a la tribuna del Congreso a pedir su investidura. Además de recordarle algunas cosas desagradables que no halagan precisamente los oídos del presidente del Gobierno en funciones les daría la posibilidad de visualizar el fracaso del candidato PP. A partir de ahí, y como el gobierno alternativo de izquierdas más independentistas es algo realmente imposible, Rivera y Sánchez se dirigirían hacia el Partido Popular para pedirles otro candidato.

Por ahí van las cosas. En esa operación está también y principalmente un famoso periodista que no pudo tumbar a Rajoy…Bueno, tampoco a Felipe González.

¡Mira que lo intentó!