“¿Superstición o hecho incontestable? La respuesta, el fin de semana”. Así acababa la crónica de ELPLURAL.COM el pasado jueves, fiesta del Corpus en Toledo, ciudad que Mariano Rajoy visitaba por enésima vez y que nuestro periódico advertía de sus consecuencias al ser considerado por los suyos “El gafe de La Mancha”, ya que en sus seis últimas visitas a Castilla La Mancha, entre diciembre de 2015 y mayo de 2016, al PP le ha pasado de todo, protagonizando decenas de escándalos de supuesta corrupción, que siempre se han dado a conocer en el mismo día o las pocas horas de que el presidente en funciones pisara tierras castellano-manchegas. Ya no cabe duda, el candidato de la derecha española “es gafe”, reconocen a este periódico fuentes regionales del PP, que desde hace meses “venimos advirtiendo que no es normal que siempre que Mariano nos visita pasa algo en el partido; salta un nuevo escándalo, meten a alguien de los nuestros en la cárcel o se destapa otra corruptela”, señalaban las mismas fuentes el pasado jueves.

Ahora le toca a Murcia

Dicho y hecho. O lo que es lo mismo, el jueves Mariano Rajoy se dejaba ver en compañía de su “partenaire gafe”, María Dolores de Cospedal, en los balcones de la Delegación del Gobierno en Toledo para presenciar la procesión del Corpus (donde la secretaria general ya no se atreve a participar y lucir mantilla y peineta tras ser repudiada por el siempre conservador pueblo toledano), y después de un aparente tranquilo fin de semana un informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil remitido al juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco,  muestra indicios de que el presidente del PP de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, y la senadora popular y exalcaldesa de Cartagena durante 20 años, Pilar Barreiro, contrataron de forma irregular a la banda corrupta Púnica, liderada por el que fuera mano derecha de Esperanza Aguirre y hoy “inquilino” de Soto del Real, Francisco Granados. Hechos producidos horas después de que Rajoy anduviera por las calles toledanas. ¿La última gafada?

Todo comenzó el 20-D

La alarma saltó el 21 de diciembre de 2015; un día después de las elecciones generales. Nadie en Castilla La Mancha esperaba un descalabro electoral como el sufrido en esos infructuosos comicios. El PP se dejaba 200.000 votos y cuatro diputados, dos de ellos en Toledo, circunscripción por la que se presentaba Cospedal encabezando la candidatura “popular”. Previamente a esta debacle, el peor resultado de los últimos 20 años,  Mariano Rajoy había estado de precampaña en cuatro de las cinco provincias castellano-manchegas, acompañado, cómo no,  por la presidenta del Partido Popular en la región y secretaria general de la formación, María Dolores de Cospedal, que seis meses antes había perdido la Presidencia del Gobierno autonómico, el ayuntamiento de Ciudad Real y las diputaciones de Albacete y Toledo, con ayuda, por supuesto, de “El gafe de La Mancha”, que también participó en los comicios regionales para apoyar a su “número dos”. ¿Es o no gafe?

Baño de selfies en Guadamur

Tras esta lañada, Mariano Rajoy, incapaz de formar Gobierno ante la negativa de todos los grupos políticos a sentarse a negociar con el PP, el partido más votado el 20-D, se refugió en la localidad toledana de Guadamur para recibir el título de “Persona muy grata”, que la alcaldesa de la localidad, del PP, claro, Sagrario Gutiérrez, quiso concederle para compensar el desprecio sufrido en Pontevedra, la ciudad gallega que le vio crecer y que le nombró “persona non grata”. Al día siguiente, Bruselas le daba un toque de atención a España por el agujero fiscal y el incumplimiento del déficit en 2016, que en mayo traduciría en una sanción, aparcada por el momento electoral gracias a que en Europa manda el partido de Rajoy. Por cierto, después de ser acogido con los brazos abiertos, Guadamur protagonizó todos los informativos nacionales e internacionales al proyectar sobre su singular castillo imágenes de Franco, Himmler y Pétain. Sin comentarios. ¿Es o no gafe?

Abril, “mes horribilis”

Las gafadas no habían hecho nada más que empezar. ELPLURAL.COM advertía ya sobre las coincidencias de las visitas de Rajoy a Castilla La Mancha con las consecuencias desastrosas posteriores para el PP, según denunciaban a nuestro diario fuentes conservadoras. Dicho y hecho. Rajoy eligió el 14 de abril, 85 años después de la proclamación de la Segunda República, para reunir a los suyos en el parador de Cuenca, justo el día en el que quedaba demostrado que su apreciado ministro de Industria, José Manuel Soria, había mentido como un bellaco a todos al negar la evidencia; porque sí, había sido titular de una sociedad “offshore” en el paraíso fiscal de Jersey. Dimisión a los pocos días. Suma y sigue: Pero aquí no quedó la mala racha del tándem “Rajoy&Cospedal”. A los pocos días, Mariano, “El del Marca”, volvía a Castilla La Mancha porque Cospedal le invitaba a visitar El Toboso, por aquello de que era el año cervantino, y en ese preciso instante, un juez pedía la imputación de la senadora Rita Barberá por presunto blanqueo de hasta 50.000 euros de origen desconocido. ¿Es o no gafe?

Mayo, más de lo mismo

Con estos antecedentes, ya pocos en Castilla La Mancha dudan de la condición de gafe del presidente en funciones, que a principios de mayo, en la apacible visita (siempre en compañía de Cospedal) al Corredor del Henares para conocer in situ los progresos empresariales de la zona, y cuando sus seguidores creían que ya nada podía pasar, ¡zas!, el juez de la Audiencia Nacional, José de la Mata, fijaba una fianza de 1,2 millones de euros al PP como responsable civil subsidiario en el caso de las obras realizadas en la sede de la calle Génova, presuntamente pagadas con dinero de la caja B y de las que María Dolores de Cospedal no es ajena. En el PP de Castilla La Mancha tiemblan ante la campaña electoral y la casi segura presencia de Rajoy en esta comunidad. ¿Es o no gafe?