El presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy, antes de iniciar la rueda de prensa que ha ofrecido hoy en La Moncloa tras la reunión que ha mantenido con el Rey Felipe VI, en la que ha declinado la oferta de ser el candidato a la investidura. EFE



El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha comparecido con retraso en la sala de prensa de Moncloa para explicar su sorprendente negativa a la petición del Rey de presentarse al debate de investidura. Ha tomado esta decisión consciente, ha dicho, de que en este momento no sólo no dispone de una mayoría a su favor sino que tiene una "mayoría absoluta en contra".

No piensa hacerle el juego a otros
"Hoy no tengo los votos y no tiene sentido que vaya allí para que empiece a correr el plazo", ha dicho, al tiempo que ha insistido, en referencia a la oferta de esta mañana de Podemos al PSOE, que él no podía seguir preparando su debate de investidura "mientras otros se están repartiendo ya el Gobierno".

No sólo no tira la toalla sino que ha respondido a los que apuntan a un posible relevo por parte de Soraya Sáenz de Santamaría: "Es muy importante respetar la voluntad de la gente y la gente ha votado a un partido con un candidato que ha sacado 1.700.000 votos al siguiente". Sigue en la carrera presidencial, ha enfatizado, por "respeto" a la "voluntad de la gente".

En cualquier caso, a Rajoy le quedan pocas cartas por jugar. Este último órdago supone un intento a la desesperada de parar el reloj con tal de ganar tiempo y superar los obstáculos. Muy en su estilo. Aunque lo cierto es que tampoco ha dicho cómo va a conseguir vencer a esa "mayoría absoluta en contra" que tiene en el Congreso.

Traspasa la tensión a Pedro Sánchez con su propuesta de tripartito
Al mismo tiempo, ha conseguido poner el foco en Pedro Sánchez disparando contra él por su negativa a escucharle. Pese a ello, mantiene su propuesta de formar un tripartito junto al PSOE y Ciudadanos. Pasa así toda la presión en el líder socialista, que tendrá ahora que mover ficha y decidir entre el PP o la alianza que con Podemos, IU, ERC y CiU. Esto último, ha enfatizado Rajoy, "no le conviene a España".

Preguntado por la falta de concreción de su oferta, ha dicho que está muy clara y que lo importante es "unir fuerzas para dar un mensaje de estabilidad, seguridad y certidumbre". Asegura que da igual la fórmula, desde dentro del Gobierno o un apoyo desde fuera: "Lo importante es que coincidimos en los grandes temas que preocupan a los españoles, la igualdad, la soberanía nacional, la lucha contra el terrorismo, grandes objetivos nacionales, como el crecimiento económico y la creación de empleo".

El presidente en funciones ha insistido en que seguiría trabajando para lograr una mayoría suficiente y continuar al frente del Ejecutivo una legislatura más. De momento, lo que está claro es que Rajoy busca tiempo y poner en aprietos a Pedro Sánchez. Lo que sigue siendo un misterio es cómo va a conseguir los apoyos suficientes. Él está a la espera. Eso sí, no va a "entrar en la oferta del señor Pablo Iglesias ni en las sonrisas del destino", apelando con ironiá a las palabras del líder de Podemos a Sánchez.