Verónica Fumanal es consultora especialista en comunicación política. Nació en Huesca y se trasladó a Barcelona cuando tenía 16 años para cursar sus estudios universitarios. Es licenciada en Ciencias Políticas y Máster en Marketing Político y cuenta con una larga trayectoria como asesora y analista. Fundadora de la consultora Politikom, fue directora de comunicación de Pedro Sánchez como Secretario General del PSOE de 2014 a 2016. Antes, su asesoramiento, contribuyó a que Albert Rivera, llegara a triplicar su representación en el Parlament de Cataluña en los inicios del ex líder de Ciudadanos. Cuenta con una dilatada experiencia en el sector de la comunicación pública así como en la dirección de gabinetes de comunicación y campañas electorales.

Docente en varios másteres de comunicación política, con publicaciones y ponencias especializadas, colabora en prensa y en debates y tertulias de TV y radio. Es Presidenta de la Asociación de Comunicación Política (ACOP). Quien bien la conoce la ha calificado como “mujer lista, dinámica, atrevida y con contactos”. Podría añadirse que es persona joven, sin complejos y que navega muy bien en la selva de otros lenguajes como los de la televisión e internet aportando frescura derivada de su impronta desenfada y, a veces, positivamente “descarada” por su dinámico estilo propio. Una anécdota para ilustrar fue el título de una de las columnas del periodista Jaime Peñafiel: “Cuidado, Arriola, que viene la Fumanal”.

Con esta mujer apasionada de Obama y del empoderamiento político de la mujer, conversamos sin filtros en esta teleentrevista donde se abordan temas como el presente y futuro político en España, el liderazgo -o no- de Sánchez, Casado, Iglesias, Arrimadas y Abascal, los peligros de las fake news, la gestión de las campañas electorales y los gurús, las nuevas lideresas políticas, lo rasgos positivos y negativos en la imagen de Fernando Simón o los efectos de las redes sociales en la comunicación política. Pasen y vean, que viene la Fumanal.
 

PREGUNTA: Sobre los liderazgos políticos en tiempos de crisis sanitaria, y además económica ¿cómo está siendo el comportamiento político, en clave de liderazgo o no, de Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias, Inés Arrimadas y Santiago Abascal desde que comenzó la pandemia hasta ahora?

RESPUESTA: El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, inició una legislatura muy compleja porque el primer reto era el de saber gobernar el propio Gobierno de coalición. El hecho de que se tomaran tan en serio desde el primer momento la presencialidad ante lo desconocido, la actividad en los medios de comunicación con esas comparecencias constantes y la voluntad de tener visibilidad, creo que en ocasiones hizo primar más la presencia que las respuestas porque muchas veces la política no podía dar respuesta a cuestiones que todavía eran muy desconocidas. Creo que acertaron. Por supuesto que en toda estrategia de comunicación, y más en un momento de tanta complejidad, hubo disfunciones aunque gran parte de estas se subsanaron. Pero el hecho de que después de ocho meses de pandemia este Gobierno, con Pedro Sánchez al frente, haya conseguido armar una mayoría -incluso más sólida- para aprobar los presupuestos y que hayan salido todos los estados de alarma, me parece que son signos de fortaleza importante.

Pablo Casado “está buscándose”
Yo siempre les digo a mis alumnos que los líderes tienen como tres fases. Antes eran tres legislaturas ahora ya no da tiempo porque las legislaturas son más cortas pero siguen teniendo como tres etapas. Una etapa que es el momento de encontrarse, el buscarse, el saber quién es, porque un señor o una señora de la noche a la mañana pasa a liderar un partido político con toda la complejidad interna y externa que ello tiene. Ese primer momento, que antes conectaba con la primera legislatura, es el de prueba/error, es la legislatura empírica, es la de esto funciona o esto no funciona, esto me gusta o esto no me gusta. En la segunda legislatura, es decir en la que ya han perdido unas elecciones, es la que consolida su imagen pública y su estilo de liderazgo: cómo son, cuál es su narrativa, cómo es su estilo, cuál es el proyecto que está construyendo para el país, de quién se rodea… En la tercera legislatura normalmente llega y me parece que en estos momentos Pablo Casado está buscándose. Empezó de una forma más connivente con la extrema derecha. En la moción de censura se dio cuenta de que realmente necesitaba separar y creo que ese discurso puede ser el que empiece a cimentar lo que va a ser su relato y su narrativa política, pero insisto, el señor Casado está empezando.

Pablo Iglesias y el gran sueño de tocar poder
Pablo Iglesias está viviendo un momento agridulce en el sentido de que por fin consiguió llevar al PSOE donde él quería, que era, un gobierno de coalición. Ese era el gran sueño de Podemos, tocar poder y estar en las instituciones gobernando y, cumpliendo ese sueño. Pero por ello está desatendiendo esa parte más callejera, esa parte menos institucional, más “gamberra” y más real de la política y esto no le está trayendo buenos resultados. Hay dos elecciones que fueron importantísimas. Unas fueron las gallegas donde el espacio morado de ser amplio se quedó fuera de la representación parlamentaria. Supuso un gran golpe porque Unidas Podemos donde tiene mayor predicamento es en las regiones con ciertos nacionalismos periféricos, por lo tanto Galicia, fuera. Y en Euskadi, Unidas Podemos hace dos años ganaba las elecciones generales, fue primera fuerza en el País Vasco, y en estos momentos queda relegado. Por lo tanto el liderazgo de Pablo Iglesias se está resintiendo por esa contradicción en término de que por un lado vive un momento dulce pero que, al mismo tiempo, no está sabiendo capitalizar además de que está sufriendo cismas, como el último de Teresa Rodríguez en Andalucía, que no dejan de dañar ese espacio idílico de encuentro de la izquierda a la izquierda del PSOE que quería sorpassar al Partido Socialista. Eso ya murió.


 

“La moción de censura de Vox, ni se ganó en la calle ni en el Congreso y, por supuesto, fue una rotunda pérdida de capital político para un líder que se vio sin proyecto político detrás.”


Abascal se vio en la moción de censura sin proyecto político
Abascal con esa moción de censura que le hizo a Pablo Casado -porque Pedro Sánchez “ni se enteró” de la moción prácticamente- evidenció que detrás de cuatro consignas populistas no hay un programa de Gobierno. La gente tiene que saber que cuando se presenta una moción de censura la primera parte es la de la censura al Gobierno: “lo hace muy mal, lo hace muy mal”. Luego tiene que presentar su programa de gobierno. La moción de Vox se quedó a medio camino, solo se quedó en la crítica. Hubo mociones de censura en la historia de este país que se perdieron en las instituciones pero se ganaron en la calle, quiero recordar la de Felipe González pero también recuerdo la de Guillermo Fernández-Vara contra Monago. Y en esta ocasión, la moción de censura de Vox, ni se ganó en la calle ni en el Congreso y, por supuesto, fue una rotunda pérdida de capital político para un líder que se vio sin proyecto político detrás.

Arrimadas tiene una determinación clara de reposicionar ideológicamente a CsS
Arrimadas ha tenido muy mala suerte. Consiguió el liderazgo de Ciudadanos el 8 de marzo. Una semana después se decretaba un estado de alarma con un confinamiento durísimo coincidiendo además con su embarazo. Todo esto ha hecho que prácticamente no la hayamos visto aún. No hemos tenido la oportunidad de ver su puesta en escena y, sin embargo, ella tiene una determinación clara de reposicionar ideológicamente al partido, está intentando virar del bibloquismo, eso que Fernando Vallespín definió como bloques infranqueables en la derecha e izquierda. Ella lo rompe, y con ello, también rompe la foto de Colón y apuesta por volver a hacer de Ciudadanos ese partido liberal que pacta con la izquierda o con la derecha en función de los intereses del momento. Está clara y determinada la estrategia que está siguiendo, lo que no tengo claro es si va tener rentabilidad política… pero eso es otra cosa.

PREGUNTA: Hacemos un poco de prospectiva (muy arriesgada, casi política ficción) en este escenario. Viene la vacuna y casi se acaba con la pandemia y la crisis sanitaria. Luego se nos viene encima la crisis económica que aunque viva hoy, se halla temporalmente amortiguada por ERTES y ayudas. Más tarde llegan los fondos europeos y con ellos inversiones, recuperación de empresas, creación de empleo, etc. Planteando la hipótesis de dos años de plazo en cubrir ese trayecto hasta una situación de supuesta normalidad ¿cómo puede eso afectar a la realidad político electoral a un año de las elecciones generales?
RESPUESTA: Aquí estamos condicionando muchas variables al mismo tiempo y no consideramos otras. Efectivamente, llegan los fondos pero ¿cómo se gestionan? Hay un tema que va a ser uno de los más importantes durante estos años como es el de la financiación autonómica porque ya toca renovar el modelo. Hay un debate que se está imponiendo poco a poco que ese del dumping fiscal de Madrid y la desigualdad por el efecto capitalidad y creo que eso va a ser determinante. Por lo tanto, quitada de la ecuación la variante sanitaria que es la que ha afectado de una manera más importante, habrá un periodo relevante de revisionismo donde la comunicación del Gobierno y las estrategias de la oposición jugarán un papel destacado, es decir ¿quién tuvo la culpa? ¿se podría haber evitado? ¿se ha gestionado mejor o peor que en otros sitios? Eso solo se podrá hacer al final porque ahora vemos que Alemania está arriba y nosotros en niveles de agosto y por lo tanto tendremos que esperar al cómputo global pero será otra variable encima de la mesa.
 

“Los terceros y cuartos partidos en muchos sitios no entran (Vox o Ciudadanos en las pasadas elecciones) lo que hace muy complicado que el PP solo con los otros partidos de la derecha, sin los nacionalistas, pueda armar una mayoría alternativa".

 


La política es matemáticas de suma y resta y en este momento, con la fragmentación del espacio político de la derecha, es muy complicado que se pueda armar una alternativa ¿por qué? Pues porque los terceros y cuartos partidos en circunscripciones como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza… tienen una barrera de entrada asumible. En cambio en las circunscripciones más pequeñas estas barreras de entrada para conseguir diputado se eleva hasta el 9 ó el 11 por ciento por lo que el coste para obtener un escaño es muy alto. Esto quiere decir que los terceros y cuartos partidos en muchos sitios no entran (Vox o Ciudadanos en las pasadas elecciones) lo que hace muy complicado que el Partido Popular, la derecha, solo con los otros partidos de la derecha, sin los nacionalistas, puedan armar una mayoría alternativa. El PP rechaza al nacionalismo. Quiero recordar que el nacionalismo que abarca desde el PNV hasta CiU -espacio que ahora es del PDECat- siempre ha pactado con la derecha cuando lo ha necesitado tras no obtener mayorías absolutas, algo que ha ocurrido en muchas ocasiones. Ahora el Partido Popular se está cerrando esa ventana porque el PNV y el PDECat son incompatibles con Vox y ya no digamos con Esquerra Republicana y Bildu. Por lo tanto, mientras el PP necesite aritméticamente a Vox estará rechazando de plano a los nacionalistas y por lo tanto, aparte de todas las variables que estabas poniendo sobre la mesa, creo que es importante señalar la incompatibilidad de algunos partidos sin los cuales una suma no da.

P: Como experta en comunicación política en situaciones de crisis y profesional de la comunicación institucional ¿cómo valora los argumentos -pro y contra- de adeptos y adversarios a Fernando Simón como portavoz “de facto” del Gobierno en esta pandemia?


R: Hago cuentas y no hay ningún líder político de ámbito nacional que haya tenido las horas de exposición pública en ruedas de prensa que ha tenido Fernando Simón. Absolutamente ninguno y da igual el cargo político que haya ostentado, nadie ha salido durante ochos meses a comparecer en ruedas de prensa diarias. Esto tiene un mérito desde el punto de vista comunicativo que la gente no se lo puede imaginar porque supone la presión, todos los días, de tener el foco y de contestar bien. Esto me parece encomiable. Sin embargo, creo que cuando la curva de la pandemia se relajó, la tensión sobre quien era Fernando Simón y quien no era también se relajó ¿en qué sentido? Empezó a dar entrevistas a programas y medios de comunicación que no tenían nada que ver con la cuestión sanitaria para hablar de la persona que estaba detrás y, en mi opinión, que no tiene por qué ser compartida, creo que ese momento aún no había llegado y que ese instante para conocer a la persona debería haberse producido una vez que el trabajo hubiera finalizado. Se ha expuesto demasiado dando lugar a unas críticas que no criticaban a Fernando Simón por Fernando Simón sino que criticaban una estrategia que necesitaba la legitimidad de todo el mundo para seguir a rajatabla los pasos que seguía. Si desligitimamos a la fuente, desligitimamos el mensaje. Eso es muy peligroso cuando ha llegado una segunda ola pareciendo que estábamos todos más relajados y ese mensaje también lo ha llevado aparejado Fernando Simón.

P: En su calidad de presidenta de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) ¿cree que se está asumiendo por la clase política y las instituciones la necesidad del asesoramiento “guardián” del líder y que parafraseando al soneto de Quevedo se podría decir aquello de “Érase un gurú a un líder pegado”?
R: En estos momentos se ha dado un poco de luz a un trabajo que es tan viejo como la política. Históricamente, el primer día que hubo un político había alguien a su lado que le decía que tenía y que no debía hacer. Somos humanos y la figura del mentor, la figura que ayuda o que es especialista, ha estado ahí siempre. El libro paradigmático es “El Príncipe” de Maquiavelo pero tenemos “El breviario” de Quinto Tulio Cicerón y otros. La historia siempre ha estado plagada de personas cerca del poder sin ser el poder. Me gusta decir que nosotros no somos gurús ni nuestra profesión es de gurús porque yo no adivino el futuro, no hacemos magia, simplemente tenemos una técnica a través de la cual intentamos que un mensaje determinado sea difundido de una forma atractiva entre un público determinado con el objetivo de rentabilizar o maximizar el número de votos, el nivel de conocimiento o el grado de valoración, etc. Sin embargo, en estos momentos, se ha producido esta imagen pública de nuestra figura promovida también desde la prensa y vista con el misticismo que rodea al poder y, es cierto, que atrae el saber quién está detrás. Esto también es muy viejo. En otros países como Estados Unidos donde hay una tradición mucho más abierta hacia este tipo de figuras, son personas que incluso ejercen de portavoces de campaña, es decir, el portavoz de la campaña puede ser el director de la campaña y van a los medios de comunicación a hablar de sus jefes o de sus clientes. Aquí no estamos en ese momento y lo que me gusta diferenciar, porque hay un debate que es pertinente en la sociedad sobre el poder que tienen los asesores, a lo que yo siempre digo que no, es que el poder lo tiene el político. Nosotros tenemos un tipo de soft power que se llama “influencia”. Pero si se hace o no se hace, si se dice sí o no se dice sí, si se va o no se va, la última palabra, y créame que lo diga por experiencia, siempre la tiene el político.
 

“Kamala Harris es la esperanza y una líder de futuro, motivadora, inteligente, trabajadora y con un nivel de dificultad porque hacer política para hombres y mujeres no es exactamente lo mismo, la dificultad para las mujeres es añadida".


 

P: Dice Antonio Sola, estratega político muy reputado internacionalmente, especializado en campañas electorales y gobiernos, al que califican como “creador de presidentes” que Las personas quieren vivir mejor siempre, es decir, el centro de una campaña son las personas y ellas se mueven por su primer metro cuadrado”. Hablamos pues de que el relato político, lo ideológico o lo doctrinal cotiza a la baja en las campañas electorales porque hay que ir al sentimiento, a la emotividad o al pragmatismo?
R: Eso dependerá de la campaña. Todas las campañas son diferentes. De hecho si no fuera algo tan absolutamente coyuntural habría una fórmula que daría presidentes y que siempre sería exitosa. No es cierto. Conozco estrategas políticos maravillosos que han hecho campañas políticas maravillosas y que no fueron bien. Y conozco lo contrario, campañas que eran visual o estratégicamente un desastre y, que en un momento y circunstancias concretas se produjo, eso que es tan especial, como que alguien confíe en ti con su voto. Siempre repito que la diferencia esencial entre el marketing político y el comercial es que nosotros solo tenemos un día para que nos “compren” en unas horas determinadas. En cambio a uno le puede gustar un refresco pero coyunturalmente puede probar otro por que le apetezca, porque no hay o porque está de oferta. Sin embargo nuestro producto se compra o no se compra, es decir se vota o no se vota solo en un día y, por tanto, los esfuerzos que tenemos que hacer son para concentrar que la conducta se modifique, se solidifique o se convenza más en ese día. No podemos decir que la política emocional es la que realmente funciona porque hay veces que funciona y veces que no. En Cataluña hemos vivido una época de política emocional y puede que en esta próxima campaña esto no funcione y vayamos a la “cosa del comer”, a la cosa del dinero, de la gestión de la crisis y caminemos menos por el tema del a dónde perteneces, menos por lo del sentimiento, menos por lo de quién eres, de qué hablas… Por lo tanto, como le digo a mis alumnos, el éxito de una campaña electoral es saber diagnosticar bien que está pasando y saber cuál es el diagnóstico que hacen los ciudadanos y compartirlo. A partir de entonces debemos ofrecer una solución y un tratamiento social. No tiene nada que ver un momento en el que hay una coyuntura de crecimiento económico y los derechos y libertades son unos de los leit motivs de la campaña, con otros de un momento de tremenda recesión económica porque la gente lo que está mirando es quien le va a ayudar a salir de ese problema. Como regla general no existe la fórmula mágica igual que no existe la campaña mágica. Cada campaña tiene su manual de instrucciones.

P: Parece que la mujer en el plano político está ascendiendo en términos de liderazgo. Vemos los casos de la inminente futura vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, la presidenta de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern o en Europa, la canciller alemana Angela Merkel ¿Y cuál es su referente internacional no femenino?
R: Se ha escrito mucho sobre si había una forma femenina de liderar la pandemia y sin querer sacar de esto una regla general, creo que las mujeres que han estado al frente en algunos países lo han hecho especialmente bien. No sé si tiene que ver con el hecho de ser mujeres. Usted ha hablado de la presidenta de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, un país que nos pilla muy lejos pero que sin embargo nos tiene muy presentes. Podríamos hablar de Angela Merkel que me parece una referencia política y un ejemplo moral y, sin duda, también de liderazgo como lo demostró, en los momentos más difíciles de su trayectoria política, durante la crisis de los refugiados enfrentándose contra su partido y contra la opinión pública mayoritaria que no quería que Alemania ejerciera ese papel acogedor. Me parece que eso es liderazgo en estado puro si se puede definir así. Merkel es espectacular, lo ha demostrado. Kamala Harris es la esperanza y una líder de futuro, motivadora, inteligente, trabajadora con un nivel de dificultad porque hacer política para hombres y mujeres no es exactamente lo mismo, la dificultad que tienen las mujeres es añadida. No es lo mismo que te juzguen como político a que lo hagan como política, hay una doble vara de medir que es un sesgo político contra el que las mujeres se tienen que enfrentar. Y luego hay un gran referente que cambió la forma de comunicar y la de entender la interlocución con sus votantes que fue Barak Obama. A él, desde la comunicación política, le tenemos mucho que agradecer porque de alguna forma exportó esa tecnificación y profesionalización de la que muchos consultores bebemos a nivel internacional.

Con un fact-checking no puedes llegar a erradicar las falsas noticias en una campaña electoral porque son tendentes al infinito.”

P: Por último dos cuestiones del mundo actual de la comunicación. Ambas están interrelacionadas y que son preocupantes porque afectan al mundo global de la comunicación. Por un lado las fake news y su desarrollo porque no parece que se logre detener sino que creo que tiene un futuro potencial, y desgraciadamente, más alto. Por otro lado las redes sociales en uso negativo. Cree que irán paulatinamente sustituyendo a los medios de comunicación tradicionales y a las estrategias convencionales de comunicación política con el riesgo que eso conlleva?
R: Las fake news me parecen el reto/problema que tienen las democracias occidentales en el siglo XXI. De la misma manera que si uno va a las olimpiadas dopado y el Comité te pilla, te quita el título y por lo tanto hay muchos incentivos para no ir dopado a unas olimpiadas. En cambio si se va dopado a unas elecciones con miles de bots haciendo campaña y con programas de comportamiento social para manipular a personas no politizadas como ocurrió con el Brexit, si te pillan no pasa nada, no se invalida la elección. Mi pregunta es ¿qué incentivo tiene un político o un partido para no ir dopado a unas elecciones? Ninguno. No ir dopado supone tener una desventaja competitiva notable enorme, muy enorme… lo hablo por experiencia. Por ello muchos partidos podrían darle importancia al hecho de las fake news. Además ocurre que esto no tiene una solución fácil. No podemos crear un órgano supranacional o nacional que determine que es verdad y que no porque hay unos derechos fundamentales de las democracias liberales que son la libertad de expresión y la de prensa, algo que merece todo nuestro reconocimiento y defensa y por lo tanto no podemos entrar ahí. Después de pensar mucho en este tema creo que la única opción que tenemos de luchar a medio y largo plazo contra esto es la pedagogía y la educación. Tenemos que hacer ciudadanos libres y críticos que tengan las herramientas, que sepan diferenciar qué es un contenido político, qué es un contenido informativo, qué es un contenido patrocinado o qué es un contenido fake. También deberán saber qué es un medio de comunicación serio, qué significa que alguien no sepa una noticia o que esta venga de una agencia, qué significa que una cabecera no tenga el nombre del editor pero que lo parezca… Todo esto está pasando a día de hoy y nuestros jóvenes, que no está socializados en los medios de comunicación tradicionales sino que lo están en redes sociales, todo esto ya no lo tienen. Por lo tanto tenemos que enseñar, hay que ir a la fuente porque la industria de las fact-checking (verificación de hechos), que me parecen muy interesantes, está bien para ayudar a periodistas pero ahora las redacciones están muy mermadas por lo que una empresa de verificación de noticias te ayuda mucho pero es una herramienta elitista. Con un fact-checking no puedes llegar a erradicar las falsas noticias porque además son tendentes al infinito en una campaña electoral. Insisto, no hay incentivos para no ir a unas elecciones dopado con fake news.