Blas Piñar Gutierrez, ahora general retirado, es firmante reincidente de manifiestos franquistas e incendiarias misivas por las que ha sido sancionado por faltas a la disciplina militar. Pese a todo, el hijo del ultraderechista fundador de Fuerza Nueva, terminó su carrera casi en lo más alto, siendo ascendido a general de brigada, algo que no logran la mayoría de los coroneles pero sin llegar a estar al mando de los entre 3.000 y 5.000 militares que componen un brigada del Ejército. Piñar es uno de los firmantes del manifiesto franquista que exalta la figura del dictador y se opone a la exhumación de sus restos del Valle de los Caídos. 

El manifiesto de los 100

En el mismo año en el que se produjo el fallido golpe de Estado del 23-F, 1981, un grupo de militares hizo llegar a Europa Press el llamado "Manifiesto de los 100", donde se amenazaba a los medios de comunicación y se defendía a los militares golpistas, a los que esperaba un consejo de Guerra. Dentro de esos firmantes estaba el por entonces capitán Blas Piñar Gutierrez. La reacción del entonces ministro de Defensa, Alberto Oliart, no se hizo esperar y Piñar, junto a otros cuatro capitanes, fue relevado del mando, trasladado fuera de Madrid y expedientado por una falta leve, estando dos meses bajo arresto. 

Los instructores militares tuvieron en cuenta en su momento que, posiblemente, Piñar fuera uno de los promotores de ese manifiesto y que buscase activamente firmantes para éste. No sería hasta 4 años después cuando la Audiencia Nacional, en diciembre de 1985, ordenó que se le repusiera en su destino, del que había sido separado con carácter forzoso.

En Bosnia con el príncipe Felipe y retirado sin medalla

Piñar se reintegró a su carrera militar, como otros tantos mandos procedentes del franquismo y ascendiendo en el escalafón militar. En septiembre de 2002 el coronel Blas Piñar dirigía la agrupación española en Bosnia-Herzegovina, coincidiendo con la visita del Príncipe de Asturias, al que recibió. En enero de 2004, el Gobierno del PP le ascendió de coronel a general de brigada. Hasta enero de 2008, fue subdirector del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército, en Granada, sin llegar a tener mando efectivo sobre una brigada, como tampoco lo tuvo siendo coronel. 

Esa frustración, más su disgusto por la Ley de Memoria Histórica, le llevaron a firmar otra polémica carta más al retirarse en 2008. En ella faltaba gravemente al respeto a sus mandos, se quejaba de no haber sido escuchado por los gobiernos socialistas y de que no se le hubiera concedido la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco, que llegó a reclamar en los tribunales, sin éxito. 

En su misiva, Piñar -pese a ser general- se quejaba de ser discriminado por su apellido y definía al Ejército como "una institución no sólo ciega, sorda y muda sino, además, insensible, sumisa y desvertebrada" y además, hacía gala de intenciones golpistas apenas veladas: "Me seguiré esforzando por mantener la esperanza de que el Ejército quiera, sepa y pueda reaccionar antes de que sea demasiado tarde para España". No le valió enviar la carta en el momento de retirarse; fue sancionado con un mes de arresto, la máxima sanción para una falta leve y la primera vez que se imponía a un general.