El escaño de Vox en el Parlamento Vasco​ ha sido una de las mayores sorpresas que nos ha dejado la jornada electoral del 12J. Desde los últimos comicios generales se había promocionado la imagen de Euskadi 'libre de Vox' como argumento del "hecho diferencial vasco".  Esa anomalía, que permanece en Galicia, se ha terminado en el País Vasco con la entrada de Amaia Martínez en este Parlamento gracias a los votos de 4.722 alaveses, a los que habría que sumar otros 12.795 guipuzcoanos y vizcaínos que han votado al partido ultraderechista sin llegar a proporcionarle más escaños. 

La representante vasca de Santiago Abascal se compromete ha continuar con uno de los sellos de la formación, el lenguaje claro, directo y políticamente incorrecto pero, eso sí, siempre en castellano pese a saber euskera. Precisamente sobre el idioma que Ortega Smith calificaba de "inventado", Martínez ha hecho algo que se acerca a una defensa del euskera: "Es una lengua patrimonial y jamás he dicho que no deba estar. Lo que no se puede hacer es imponerla desde el colegio".

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Con 51 años, la primera representante de la extrema derecha en el País Vasco es licenciada en periodismo y dueña de una armería. En una entrevista a El Correo, Martínez ha explicado su debut indicando que el 1,96% de votantes que le han apoyado estaban "silenciados". Además, entiende que la provocadora campaña electoral que ha llevado a cabo su partido, con constantes enfrentamientos, no le ha ayudado, ya que ha impedido hacer llegar su mensaje a, por ejemplo, "una familia con niños que no podía ir a un acto rodeado por los ultraizquierdistas".

Aunque sea algo que precisamente se le reproche a su partido, la diputada ultraderechista ha hecho un alegato a favor del respeto a los demás: "Siempre digo que la libertad de expresión empieza por el respeto a quien piensa diferente". También se ha retractado de la petición de ilegalizar según qué partidos, repetida insistentemente desde la cúpula del partido: "Si están dentro de la legalidad, no se pretende ilegalizar a nadie. Se han remarcado los motivos por los que se podría hacer, no decimos que se estén cumpliendo".

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Sorprende la actitud dialogante de la parlamentaria, que ni siquiera rechaza hablar con sus ahora compañeros de trabajo de EH Bildu, a los que desde su partido han tildado en numerosas ocasiones de "terroristas". "Sería complicado, pero se intentaría, por supuesto que sí", aseguraba en alusión al diálogo con la izquierda abertzale.