Tras el cisma, Podemos ha firmado la paz. El documento filtrado de Carolina Bescansa que incluía un maquiavélico plan presuntamente acordado con Íñigo Errejón para destronar a Pablo Iglesias puso patas arriba la formación. 24 horas después, el secretario general compareció en rueda de prensa para decir que “he escuchado a Íñigo y confío en el para ser candidato de Podemos” a Madrid en 2019. Pero, ¿qué hay de Bescansa?

Antes de la rueda de prensa de Iglesias, fuentes internas insistían que, a pesar de que el tono pudiera ser conciliador, alguna “puya” se reservaría Iglesias. Y en efecto. El líder morado subrayó que confiaba “en Íñigo”, pero no dijo nada de Bescansa.

Según señalan a EFE fuentes de la Ejecutiva, parece que les cuesta mucho creer la versión ofrecida por Bescansa de que su equipo es el responsable de redactar ese borrador -que ella no comparte, dice-, y de difundirlo por un "error" en el canal público de la diputada en Telegram. En consecuencia, están esperando que “asuma responsabilidades”.

Es más, en la cúpula de Iglesias creen que "mintió" porque han visto en el rastreo del mensaje publicado por algunos medios que el origen del envío del documento es el teléfono de la diputada, aunque ella aseguró que se mandó desde su ordenador.

Según explicó la propia Bescansa, ella se limitó a dar unas indicaciones "generales" a su equipo conformado por dos jóvenes voluntarias y fueron ellas las que después añadieron "cosas que creían útiles" y cometieron el error con el envío. Explicación que no se sustenta para la dirección de Iglesias, que ahora espera que sea la propia Bescansa quien dé el paso y asuma responsabilidades por las consecuencias que ha tenido la redacción y difusión de ese documento.

A la espera de ver qué hace Bescansa, la dirección no se plantea "por ahora" otras medidas y prefiere esperar a que sea ella la que dé el primer paso "en las próximas horas", señalan las mismas fuentes.

Si no lo hace, la Ejecutiva -que se reúne habitualmente los lunes- se plantearía más adelante buscar otras soluciones para aliviar el daño que puede haberse ocasionado a la imagen de Podemos.

Bescansa, que ya expresó públicamente sus discrepancias con la dirección por su posición ante la crisis catalana y sigue admitiendo su postura crítica con la línea de la ejecutiva, ya no tiene ningún cargo orgánico en Podemos. En la asamblea de Vistalegre II no quiso integrarse en ninguna lista al estar en desacuerdo con la competición entre Iglesias y Errejón. Tampoco ocupa puestos directivos en el grupo parlamentario, donde ya sólo es diputada y portavoz en la comisión de investigación sobre la financiación del PP, en la que ya ha sido sustituida en varias ocasiones por otros portavoces o vocales. Así que, la asunción de responsabilidades, además de tener que dar explicaciones, podría consistir en la renuncia al escaño.