Mientras miramos el presente para observar tristemente como Galicia sigue ardiendo, quizás tengamos que viajar al pasado para comprender lo que está ocurriendo o para encontrar una posible causa dentro del mundo político. No hace falta retroceder mucho, tan sólo una semana.

El pasado 11 de octubre, PSOE Podemos presentaron en el Senado una propuesta para modificar la polémica Ley de Montes (regula el 54% de la superficie de España) que permite la construcción en terrenos quemados cuando se entiende que cumple un objetivo de interés público. Con el argumento de que relacionar el aumento de incendios con esta premisa es hacer hipótesis, el PP usó su mayoría en la Cámara Alta para rechazar y tumbar la propuesta.

Según ha explicado el senador del PSOE Graciliano Palomo a ELPLURAL.COM, lo que querían y entienden que es absolutamente necesario es “endurecer cualquier posible recalificación del terreno”, que vuelva “al plazo fijo de prohibición de 30 años” para “desactivar cualquier posible motivación económica para incendiar los montes”. Pero el PP no lo vio necesario.

Una semana después, Galicia arde y lo hace con el recuerdo de este acto y con el que se hizo en 2015, también con un Gobierno del PP y de Mariano Rajoy.

¿Cómo cambió el PP la Ley de Montes?

El 20 de julio de 2015, el Gobierno de Rajoy aprobó una modificación en la Ley de Montes 43/2003 del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con la que se eliminaba, de un plumazo, la prohibición para la construcción en terrenos quemados durante 30 años. Hasta entonces, no existía una ley que limitara en el tiempo la construcción, ese límite llegó con 2003. Ahora, tras las modificaciones del PP, vuelve a no existir.

“Se mantiene, sobre el ya difícil cambio de uso forestal con carácter general, la prohibición expresa del cambio de uso durante 30 años en un terreno incendiado”, dice la modificación del PP pero incluye la clave que a su vez acaba con ella: “Se añade, sin embargo, una excepción, para terrenos en que concurran razones imperiosas de interés general de primer orden que resulten prevalentes sobre su carácter forestal” (…) “El acceso a los montes y el uso de las pistas forestales, prohibido con carácter general por el texto de 2006, se deja ahora a la decisión de cada comunidad autónoma, que deberá legislar al respecto en todo caso si queda prohibido o permitido con carácter general, autorizándose o prohibiéndose en los casos que se decidan”.

¿Por qué ha vuelto a rechazar su modificación?

Evitar que terrenos que hayan sido víctima de incendios forestales puedan ser recalificados o; en otras palabras, que se puedan provocar incendios buscando esta recalificación para después construir. Esta era la intención del PSOE cuando el pasado 11 de octubre presentó en el Senado una proposición de Ley de modificación de la Ley de Montes del PP.

Según denunció el socialista Graciliano Palomo García, el cambio del PP "ha supuesto el desmantelamiento de nuestro ordenamiento jurídico" ya que permite que las comunidades autónomas puedan cambiar la legislación de los suelos quemados, que puedan cambiar su recalificación.

Por ello y porque los efectos que ya se notan por el cambio climático, para los socialistas era necesario volver a la legislación anterior "totalmente proteccionista del monte" porque "el suelo lo necesita".

Sin embargo, para la senadora del PP Salomé Pradas Ten es normal que su partido rechazara esta petición porque "la experiencia demuestra que el cambio de uso del suelo no demuestra una causa de incendios forestales". Aseguró que la petición del PSOE y Podemos estaban basadas en "argumentos populistas, falsos y pura demagogia" porque sólo la "bioeconomía salvará nuestros bosques".

Pese a ello, hay que recordar que ya en 2005, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) señalaron que el 96% de los incendios forestales en España se produce como consecuencia directa o indirecta de la actividad humana, mientras que sólo el 4% restante se ocasiona por causas naturales.

Sólo unos días después, tras mantener estas afirmaciones, medio centenar de incendios arrasaban Galicia causando la muerte, por el momento, de cuatro personas, acabando con poblaciones rurales enteras.