Venezuela es un país de América Latina que, al igual que el mito de la denominada octava isla canaria -San Borondón-, pareciera desaparecer del mapa en ciertos momentos. Un país errante que a algunos únicamente les importa cuando hay comicios de por medio. No esperéis que Venezuela vuelva a casa por Navidad, como el turrón. Mariano Rajoy ya está de vuelta en La Moncloa y las campañas electorales tendrán que esperar.

Uno de los temas más recurrentes de la derecha de este país durante las campañas electorales ha sido Venezuela. Las referencias a las relaciones de altos cargos de Podemos con el régimen de Hugo Chávez primero y Nicolás Maduro después, la desdeñable situación en la que el país está sumido, la pobreza existente, la vulneración de los derechos humanos y los tintes autoritarios del Ejecutivo venezolano han sido el mantra de la caverna mediática para aportar su granito de arena al discurso del miedo que utilizó el PP para polarizar las campañas.

La errante Venezuela apareció en los días y semanas previas al 20D y, de pronto, desapareció. Hasta que en el mes de mayo, con el asunto en barbecho, en las semanas previas al 26J, se recogieron sus frutos. Venezuela servía para apuntalar el discurso político de Rajoy de “o yo o el caos”. Pero el asunto daba para más, es polifacético. Vale igual para denostar a Podemos como para tapar otros asuntos relevantes. Un ejemplo esclarecedor son las menciones a Venezuela mientras Jorge Fernández Díaz conspiraba con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, para liquidar a partidos independentistas.

El uso partidista de la situación del pueblo venezolano y la conexión de Podemos con el régimen bolivariano llegó a tal punto que pasó a convertirse en esperpéntico. Pablo Casado, vicesecretario general de comunicación del PP, quedó en evidencia al intentar aportar su granito de arena. El pasado 11 de junio, previo a los comicios del 26J, Casado publicó un vídeo en Twitter diciendo que “un amigo de Venezuela” se lo manda y que “el pueblo se enfrenta a la policía chavista pidiendo comida”. Rápidamente, la comunidad tuitera le retrató: el vídeo era de la República del Congo. Un ridículo espantoso que el propio Casado quiso enmendar.

El acoso mediático era tal que en una entrevista a Pablo Iglesias en Las Mañanas de Cuatro pudimos vivir un momento tan espontáneo como fastuoso. El líder morado le replicaba, en tono satírico, al presentador Javier Ruiz Pérez: "Oye, Javier, no me has preguntado nada de Venezuela. ¿Qué ha pasado?". Un golpe que el periodista supo encajar: "Es verdad, ¿qué ha pasado con Venezuela después de la campaña?".

Venezuela fue un tema hinchado independientemente de la gravedad de la situación per se en el país latinoamericano. No se ha resuelto nada, los líderes de la oposición siguen en la cárcel, y los presos políticos en situación insoportable se cuentan por miles. Sin embargo, Venezuela no ha vuelto a las portadas tras el 26J.

Ni La Razón de Francisco Marhuenda ni TVE -que llegó a dedicar el doble de tiempo a Venezuela que al paro- la han rescatado tras el 26J, menos aún tras la investidura. De esta manera, Venezuela se fue igual que vino, transformándose en el país errante que únicamente aparece en campaña electoral. Dentro de cuatro años veremos cómo le ha ido todo este tiempo.