Las Vulpes, cuatro jóvenes del barrio de Irala de Bilbao, consiguieron cambiar el mundo de la escena punk española, tan históricamente copada por los hombres. En el verano del 1983, Loles, Mamen, Begoña y Lupe eran completas desconocidas; sin embargo, tras aparecer en el programa Caja de ritmos, lograron colarse en la posteridad de la cultura española. Tal fue el impacto de aquella actuación en la televisión pública española, que el director del programa, Carlos Tena, tuvo que dimitir.
Origen de Las Vulpes
Esa aparición televisiva las puso en el foco. Sus problemáticas y reveladoras letras en una sociedad tan patriarcal como lo era la España de los 80, provocaron que Las Vulpes fueran el punto de mira de muchos medios de comunicación tradicionales. El diario conservador ABC, por ejemplo, acusó a las artistas de degradar a la sociedad española, indignar al ciudadano responsable y traspasar los límites de lo tolerable.
Sin embargo, el grupo femenino de punk se fue ganando el cariño de la audiencia con el paso del tiempo. La banda rompió muchos estereotipos femeninos y logró romper el techo de cristal en varios aspectos dentro de la música. Euskadi se dejó llevar por el ruido de estas cuatro mujeres y su mensaje reivindicativo. La energía que desprendían Loles, Mamen, Begoña y Lupe provocaba exaltación y euforia. Consiguieron que el rol de mujer dejase de ser de “acompañante” y gritaron sin complejos encima de un escenario, tal y como lo hacían los hombres.
A pesar de su auge, en España imperaba una visión conservadora y hubo grupos extremistas que trataron de boicotear su carrera. De hecho, cada vez que Las Vulpes protagonizaban algún concierto, autobuses llenos de fascistas iban con intención de arruinar el espectáculo, algo que provocó que en más de una ocasión las artistas tuvieran que “salir por patas”.
Su tema 'Me gusta ser una zorra'
Zorra era el apelativo habitualmente usado por parte quienes no veían bien que cuatro mujeres pudieran saltarse las normas del patriarcado. De ahí que las Las Vulpes sacaran uno de sus temas más conocidos, Me gusta ser una zorra, una versión punk de I Love to Be Your Lover de The Stooges. Lanzada en 1983, la canción se convirtió en un símbolo de rebeldía y empoderamiento femenino en plena Transición. A pesar de las críticas recibidas por el contenido tan explícito de la canción, el grupo vasco se sentía orgulloso de ser denominadas así. Para ellas ser zorras era símbolo de lucha, de mujer empoderada y que lucha por sus derechos.
Las Vulpes en la actualidad
Hoy en día, Las Vulpes ya no cantan. Todas las integrantes del grupo excepto Lupe, quien falleció en el año 2003, tienen vidas corrientes. Pero no reniegan su pasado como los grandes iconos feministas que fueron y sienten orgullo por el antes y el después que marcaron en la etapa musical española de los años 80. Décadas después, el tema sigue siendo un himno para el feminismo y la música alternativa. Bandas y artistas han reivindicado la importancia de Las Vulpes en la historia del rock en español, destacando su influencia en la escena underground y su papel en la lucha contra la censura.
A pesar de ser un grupo cancelado por la sociedad española y por muchos medios de comunicación, este grupo de mujeres vascas demostraron que, a través de géneros como el punk, las ideas hacían más ruido. Asimismo, demostraron que plantar cara al patriarcado era el camino correcto para evolucionar como sociedad.