Últimamente se escucha mucho el término ‘charca’. Se usa para referirse a una masa acrítica que sigue tendencias sin cuestionarlas, que consume entretenimiento o información de forma pasiva y sin criterio propio. 'Charca' sería hacer cola durante horas para comer gratis una masa insípida con carne de nosequé en Taco Bell, cenar en La Tagliatella en San Valentín o comerte las uvas en la Puerta del Sol. La 'charca' también está presente en espectáculos culturales y esta semana me ha tocado estar en dos. Fermín Muguruza y Quevedo. Como 'charca' tiene una connotación popular aferrada al término, no está mal embadurnarse de ella y gozar sin más objetivo que gozar. Y me lo he pasado muy bien bailando el Sarri Sarri y el Quédate. Me puse la 10 de Charca Charquez y fui feliz sin darle la turra nadie. 

Comparo ambos conciertos por lo que vi en el público. Vale que un punki de 50 años volcando spiz en la mano no es lo mismo que un 'cayetano' con un crucifijo en el cuello. Pero vi a los dos contentos. Bailando con colegas sin hacer daño a nadie. Unos con banderas de Palestina y otros con pulseritas de España. Qué más da que Sarri Sarri hable de la huída de la cárcel de un etarra o las letras del canario puedan estar vacías. La gente solo quiere pasárselo bien. Además, ambas creaciones han dejado de ser de sus autores. Son nuestras. Música que ha trascendido a lo meramente artístico para integrarse en la tradición.

Bailando se hace pueblo y comunidad. Se tejen relaciones sociales y se eleva el amor. Ambos conciertos compartieron energía. Unos en pogos, otros abrazados en corros. Un buen rollo general. Fermín Muguruza es un artista gigante que, a sus 61 años, continúa fuerte y rabioso. Se tiró dos horas y media de concierto sin bajar un ápice de ritmo. Hizo vibrar y vibró. Lanzó su discurso político en un entorno seguro y un público ya convencido. Mostró sus 40 años de prolífica carrera con ya himnos de Kortatu y Negu Gorriak en un Movistar Arena en el que no cabía ni una cresta más.

Algo parecido y totalmente lo contrario hizo Quevedo en el mismo escenario dos días después. Si en un concierto destacaban las canas, en el otro lo hacían los brackets. El canario hizo un concierto de estrella del pop y lo repetirá dos noches más. Igual de lleno. Anoche salieron al escenario Lola Índigo y Aitana y el sábado lo hizo Karlos Animal de Non Servium. Hacer feliz a miles de personas tiene que ser una sensación muy gratificante. Cantes Zu Atrapatu Arte o Cayó la Noche. Defendamos la música popular, no demos el coñazo y que la charca disfrute.

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