Rosalía lo ha vuelto a hacer. Y lo ha hecho a lo grande. Su nuevo tema, La Perla, incluido en el recién estrenado álbum LUX, no es una simple canción: es una catarsis con ritmo, una carta sin remitente (pero con dirección postal clara) y un curso avanzado de “cómo cerrar un ciclo amoroso bailando”. Es un ritual de limpieza emocional con base de medio tempo, un exorcismo pop donde el demonio tiene nombre, acento y probablemente tatuajes. Si Shakira le dedicó un Twingo a Piqué, Rosalía le deja a Rauw Alejandro un mapa con destino final: el barrio de La Perla, en San Juan. Casualidad, dirán algunos. Pero claro, cuando la catalana canta “es una perla, nadie se fía”, cuesta pensar que esté hablando de joyería.
Una perla con nombre y apellido
La teoría más extendida entre los fans -y la más sabrosa- es que el título de la canción no es metáfora, sino geolocalización pura y dura. La Perla es un barrio costero de San Juan, Puerto Rico, famoso por sus murales, sus vistas al mar y su historia rebelde. ¿Adivinad quién nació en San Juan? Exacto: Rauw Alejandro. Rosalía, que nunca da puntada sin hilo (ni verso sin doble sentido), parece haber escogido el nombre con una precisión quirúrgica: no hay mejor forma de marcar territorio que titular la canción con la cuna de tu ex. Una especie de “aquí empezó todo y aquí lo entierro”.
Y, por si el simbolismo geográfico fuera poco, el tema no ahorra en indirectas directas. “La decepción local, rompecorazones nacional, un terrorista emocional, el mayor desastre mundial”, canta entre risas y guitarras, como si cada frase llevara la firma de una terapeuta satisfecha con el alta de su paciente estrella.
ROSALÍA - LA PERLA (snippet) pic.twitter.com/FEUTbQuuOY
— ROSALÍA archive (@rosaliaxarchive) October 30, 2025
Ríete tú del Twingo
La Perla arranca juguetona, con ese beat que recuerda al Bizcochito, pero pronto se convierte en una versión más afilada y ácida. Rosalía para la música y, entre carcajadas, suelta:
Bueno, es que claro, no referirse a él como icono sería para él algo reduccionista, ¿entiendes?
Zas. Ni Shakira en su mejor día. En esa pausa entre versos, la catalana construye un mini sketch dentro de la canción, como si le dedicara un monólogo a la autoestima sobrada de su ex. El sentido del humor que ya había mostrado en Motomami vuelve aquí, pero más mordaz, más mujer que ya ha llorado suficiente y ahora solo quiere reírse un poco de la película.
“Su colección de bras”
Y hablando de películas… uno de los versos más comentados es el que menciona “su colección de bras”. A primera escucha, puede parecer una simple exageración, un guiño picante. Pero si uno recuerda que en los conciertos de Rauw Alejandro sus fans suelen lanzarle sujetadores al escenario, la referencia se vuelve cristalina. Rosalía, con su humor quirúrgico, convierte un gesto de devoción femenina en un símbolo de frivolidad masculina.
Como diciendo: “Mira, cariño, que no eres un ídolo, eres un tendedero con autotune.”
El sarcasmo es tan elegante que cuesta decidir si la canción busca venganza o redención. Quizás ambas. Lo cierto es que La Perla no suena a rencor: suena a liberación. A esa carcajada que sueltas cuando por fin entiendes que dolió, sí, pero también te dejó material para una obra maestra.
Y entonces llega la línea que remata la jugada. Rosalía, sin levantar la voz, sentencia:
La lealtad y la fidelidad es un idioma que nunca entendiste.
Ahí está el corazón de la canción. No hay insulto, hay constatación. Es la frase de quien ya no busca venganza, sino comprensión. Y, de paso, el golpe más elegante de toda la pieza. Detrás del humor y la ironía, hay una mujer que se siente traicionada, pero también madura, con la serenidad de quien sabe que la última palabra la tiene el arte.
La última palabra (y la última carcajada)
La Perla es una canción que se ríe del dolor, una obra que convierte el despecho en arte pop, y el arte en terapia. Es Rosalía devolviendo la pelota con ironía, inteligencia y ritmo. Porque si algo ha dejado claro la catalana, es que las rupturas pueden doler… pero con humor, suenan mucho mejor.
“Es una perla, una de mucho cuidao”, canta.
Y sí, lo es. Pero no como él creía.
Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes
Síguenos en Google Discover