Madrid entra en noviembre con la agenda en llamas. El otoño, lejos de adormecerse, vibra con una oleada de conciertos que prometen noches de comunión, pogo y garganta rota. Las grandes salas -Movistar Arena, La Riviera, Mon, Vistalegre- se convierten en el mapa emocional de la ciudad: allí donde la música, el cuerpo y la palabra se confunden. Hay retornos esperados, giras monumentales, iconos de los noventa y nuevas voces.
La apertura de mes la marcan Love of Lesbian, que vuelven a casa el 1 de noviembre en el Movistar Arena. El grupo catalán llega con su gira Ejército de salvación, un espectáculo que mezcla introspección y euforia. Sus conciertos siempre son más que un recital: son una ceremonia de comunidad indie.
Desde la vereda del garage y el rock crudo, The Hives tomarán el relevo el 2 en el mismo recinto. Los suecos prometen descargas eléctricas, una actitud punk inquebrantable y ese show que convierte a cada espectador en cómplice de su locura elegante. A ellos les sigue un regreso que huele a clásico instantáneo: Radiohead, el 4,5, 7 y 8 de noviembre también en el Movistar Arena, en lo que será una cita histórica. La banda británica regresa con su sonido denso y espiritual, combinando rarezas y himnos que marcan a generaciones.
El pop patrio se cuela con fuerza el 8 de noviembre de la mano de Alleh y Yorghaki en el Palacio de Vistalegre, mientras que el 9 la rumana Inna transformará la Sala Riviera en una pista de baile global, con su mezcla de EDM y ritmos latinos. Ese mismo fin de semana, el trapero Omar Courtz llenará el Movistar Arena, con una noche que promete movimiento constante y estética callejera.
El ecuador del mes llega con uno de los platos fuertes: OneRepublic, el 14 de noviembre en el Palacio Vistalegre. La banda estadounidense regresa con su gira Artificial Paradise, una producción millonaria que combina sus grandes himnos -Counting Stars, Apologize, I Ain’t Worried- con nuevas composiciones de aire electrónico. Es pop de estadio, de luces infinitas y coros multitudinarios.
El 18 de noviembre se tiñe de balada internacional con James Arthur, quien recala en el Movistar Arena con su habitual mezcla de soul, pop y drama confesional. Su directo, pulcro y emocional, ha crecido con los años y hoy es capaz de llenar arenas sin renunciar a la fragilidad de sus primeros temas.
El tramo más potente del mes llega con acento latino: Anuel AA se apodera del Movistar Arena el 23 y 24 de noviembre. Dos noches que prometen exceso, hits virales y una puesta en escena pensada para el espectáculo visual. Trap, reggaetón y ese aura de figura polarizadora que lo convierte en uno de los shows más comentados del año.
Pero noviembre también reserva espacio para la provocación. El 27 de noviembre, Tommy Cash sacudirá la Sala Mon con su mezcla de hip-hop experimental, performance y sátira posmoderna. Un directo que no se parece a nada más: entre la ironía y el arte contemporáneo. Y, como si el mes necesitara una dosis más de oscuridad, Marilyn Manson vuelve a Madrid el 28 de noviembre en el Palacio de Vistalegre. El enfant terrible del rock industrial ofrecerá un espectáculo de alto voltaje, mezcla de teatro gótico, agresión sonora y ritual colectivo.
Entre tanto ruido, el pop español encuentra su refugio con Dani Martín, que ofrece una residencia de lujo en el Movistar Arena los días 14, 15, 21, 22, 28 y 29 de noviembre. Su propuesta -una mezcla de nostalgia, oficio y conexión directa con el público- confirma su estatus de referente generacional.
El underground también reclama su espacio: Gloosito abrirá fuego el 1 de noviembre en la Sala Las Ventas, con un show que combina la crudeza del drill madrileño con letras de barrio y sensibilidad digital. Es la nueva ola del urbano español, sin filtros ni concesiones.
Y entre los gigantes internacionales, una reina del pop pisa fuerte el calendario: Katy Perry llega el 16 de noviembre al Movistar Arena en una parada de su gira Play Again. La artista californiana vuelve con un espectáculo de alto impacto visual, entre confeti, coreografías imposibles y un repaso por una carrera que definió el pop de los 2000. Firework, Roar o Dark Horse suenan ahora con otra madurez, pero sin perder ese optimismo contagioso que la hizo universal. Un concierto que promete ser una fiesta multicolor en medio del otoño madrileño.
El broche de oro lo pone Joaquín Sabina, que se despide -esta vez sí- con una serie de conciertos irrepetibles en el Movistar Arena los días 12, 17, 25 y 30 de noviembre. La gira Hola y adiós es más que un cierre: es un repaso vital, una cita con la memoria sentimental de varias generaciones. Canciones que se cantan de pie, versos que ya pertenecen al patrimonio emocional del país.
Madrid cierra el mes con esa sensación de plenitud que solo la música en directo puede ofrecer. Un noviembre que suena a reencuentro, a pogo, a piano y a autotune; que pasa del estadio al club y del susurro al rugido. En un tiempo de algoritmos, los conciertos siguen siendo el lugar donde todo ocurre de verdad: el sudor compartido, la voz al unísono y esa certeza de estar, aunque sea por una noche, del lado de la vida.
 
     
     
     
     
    