Víctor García nació en el 1996 en Alcalá de Henares y siempre mostró interés en la creación de música. Sin embargo, fue el centro de la capital el que vio dar sus primeros pasos a Love Yi, el trapero que este pasado 14 de febrero lanzaba su cuarto álbum, Lovestar. Como dos caras de la misma moneda, Víctor y Love Yi, así como sus estancias en Madrid y Alcalá, han crecido exponencialmente en la industria desde 2020, cuando el artista sacaba el disco que le posicionaría en el radar urbano nacional, Fortuna. Un año después llegaría Espíritu, su último proyecto hasta hace un par de semanas.

Ahora, el trapero habla con ElPlural.com sobre el funcionamiento de la industria desde dentro, su absorbente mudanza a la capital, en qué direcciones se está moviendo la escena urbana y el viaje personal que narra su último proyecto. 

Pregunta (P): Han pasado cuatro años desde Espíritu. ¿Cómo ha ido ese tiempo?

Respuesta (R): Ha sido todo un viaje. Después de empezar muy joven en la música y vivir toda mi movida, mi mente y mi cuerpo necesitaban parar aunque yo no quisiese. Al final me he recuperado al 100%. Necesitaba verlo todo desde fuera, comprobar qué estaba pasando con mi música y con el panorama general en España. Ha sido un tiempo de recuperación muy útil.

P: ¿Ha cambiado tu perspectiva como artista?

R: Ahora está todo más orientado. Siempre digo que nadie nos ha enseñado a hacer esta movida. En este tiempo he aprendido los tiempos, también cómo funciona la industria y ver cuál es el papel de cada uno. Ahora estoy enfocado en la madurez como artista.

P: Sacas ahora Lovestar ya asentado en la industria. ¿Cuál es la idea detrás de este disco?

R: Es un disco para la gente que me ha escuchado siempre y entiende mi movida. He querido mantener mi esencia para que lo entienda mi público y pueda decir ‘vale, estos son los temas o estos los ritmos que me esperaba’. Es un disco para explicarles todo ese proceso. Para poner otra vez las cartas sobre la mesa y que mi gente lo disfrute.

P: ¿Hay muchas diferencias con Fortuna y Espíritu?

R: Creo que sí. Tanto a nivel mensaje como narrativo. Sin embargo, van a encontrar también semejanzas en lo que es esa esencia. Por ejemplo, no había hecho nunca un bolero pero el público puede sentir la misma sensación de cuando hice un dembow por primera vez. 

P: Hablas del bolero, pero también reguetón y trap. ¿Algún género con el que no te atrevas?

R: Ahora mismo no, la verdad (ríe). Y es curioso, pero siempre que me meto al estudio y hago algo que nunca he hecho, suele ser más fácil. Todo fluye mejor y la composición y la melodía salen sola. En cambio, cuando estás haciendo algo todo el rato decae un poco. Por eso le voy a meter a cualquier ritmo que venga.

P: ¿Cómo has encajado todos los géneros para que tengan cohesión a la hora de narrar esa travesía en el disco?

R: Lo he hecho básicamente como percibo la música. No diferencio la música por el ritmo o sonidos. La música es otra cosa, es el artista, el cómo me lo cuenta, cuál es su perspectiva del mundo. Creo que la gente escucha un bolero y luego un track mío y no le va a sobresaltar tanto, hay conexión por cómo hago las cosas.

P: Te oía hace poco decir que si todos tus temas fueran De ti me olvido, te aburrirías. 

R: Sí, justo lo que hago por eso.

Madrid es como nuestro Gotham, la ciudad del caos

P: Hay pocas colaboraciones. ¿Las tenías pensadas desde un principio?

R: Hay varias que estaban pensadas. La de Dirty, por ejemplo. Ambos sabíamos que acabaría pasando ya que lo habíamos hablado mil veces y tenemos amistad. Con Soge no quedamos en ningún momento, pero simplemente se dio y fluyó. Y con Çantamarta lo fuimos viendo en el estudio poco a poco. Lo demás fue todo muy orgánico, entre colegas. 

P:Hay un tema que me gusta especialmente, el de Maldita ciudad. Hablas de Madrid como el sitio al que hay que ir porque está el trabajo pero llena de falsedades e intereses ocultos. ¿Cómo lidias con esa dualidad de la ciudad?

R: Bien, porque me he vuelto a Alcalá de Henares (ríe). Madrid es una paranoia, pero es nuestro Gotham, la ciudad del caos. La veo como una ciudad súper oscura, al final pasa en todas las capitales. Todo el mundo viene, hasta yo me moví al centro por mi propio interés. También se nota en el ambiente que hay mucha avaricia. La canción es una crítica a Madrid porque la amo, me encanta el centro y la gente, pero es una relación de amor-odio. 

P: Al escucharla me parecían dos caras de la misma moneda, en la que Madrid es Love Yi y Alcalá de Henares, Víctor. 

R: Sí, justo. Al fin y al cabo, vine explorando sonidos, he visto de todo y me he sentido de muchas maneras en distintos sitios de Madrid. Pero lo bueno de la música es que tú eliges donde quieres estar, cómo quieres estar y hasta donde quieres dar de ti o de tu vida.

P: ¿Qué significa volver a Alcalá de Henares?

R: Pues volver a casa. Tras un largo proceso, he acabado sintiendo un ‘se terminó el viaje’. Me independicé joven y me vine a Lavapiés. Fue como eso de que ‘el niño se va de casa porque tiene que ver mundo’. Cuando eres una persona más o menos exitosa la gente lo ve, todo el mundo te baila el agua. Volver a casa es como mandar a tomar por culo todo. Me he permitido volver y descansar.

Lo más importante es saber a quién le tienes que abrir las puertas de tu casa

P:  Queda muy clara la idea de que hacer arte no tiene que ver con la falsedad y el interés de la industria. ¿Cómo se hace para mantener cierta pureza en lo que haces dentro del sistema?

R: Conservando muy bien a las personas que de verdad tienes que tener a tu lado. Es jodido, pero tengo buenos colegas y es mi trabajo saber a quién tengo que mantener a mi lado. Lo más importante es saber a quién le tienes que abrir las puertas de tu casa y quién te va a abrir las suyas, con eso vas que chutas. Lo fácil es estar al lado del que te está diciendo todo el rato ‘de puta madre, de puta madre". Lo complicado es estar junto a las personas que te están diciendo ‘no, no, esto no es’.Son precisamente estas, las que quieren lo mejor para ti.

P: Uno de los temas más personales de Lovestar es Missed me, que tiene esa nostalgia de echarse de menos a uno mismo. ¿Dirías después del disco que has podido encontrarte?

R: Sí, la verdad es que el disco lo empecé en la mierda y lo he terminado sintiéndome como me siento de verdad, como Víctor. Así que sí ha habido un progreso del que no todo el mundo se atreve a hablar. Mi música gira en torno a mi vida y era algo que quería explicar a la gente. Ahora vienen muchas cosas nuevas y fuertes. 

P: ¿Alguna que nos puedas contar?

R: Gira, conciertos, colaboraciones que no puedo decir todavía y que no han entrado en el disco, pero que van a salir seguro. Nuevo merchan y muchas cosas, ya estamos activos.

P: Decías que la industria se está moviendo en nuevas direcciones. ¿Hacia dónde va?

R: Hay gente que realmente, y te hablo tanto de managers, de redes, de PRs, de lo que sea, no se la vive real y no ama esto. Cuándo ya eres alguien, no sólo vale con hacer las cosas bien, tienes que tener ganas y amor por esto. Porque ahí es cuando le van a dar importancia. Ya hemos llegado a un punto en el que, gracias a Dios, ha salido gente que lo quiere de verdad y lo ama.

P: ¿La industria se está desvinculando de los números?

R: Sí, totalmente. Tiene que haber de todo, pero la gente no es tonta y quiere cosas hechas desde un interés genuino. Estamos en un momento guay, que están saliendo cosas de todos lados. Sale un artista comercial que lo hace bien y te sale un artista más underground como Mvrk, que es un chaval que ahora la tiene y todo el mundo está pendiente de él. Hace dos años salieron otros dos mastodontes como Saiko o Quevedo. También está el resto de gente que estaba antes que se ha hecho mayor. Ahora nos toca a nosotros. 

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