De vuelta del bombazo que supuso su libro Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, la ilustradora de moda, Paula Bonet, nos presenta 813, en el que rinde tributo a François Truffaut. A base de ilustraciones y textos, la artista homenajea al director de quien ha aprendido a elevar lo íntimo a categoría artística.


¿Cómo conociste el cine de Truffaut y por qué te sedujo tanto? Conocí su cine cuando rondaba los 20 años. En una asignatura de Bellas Artes pasaron La noche americana, y unos días más tarde regalaban Farenheit 451 en un periódico catalán. Me atrapó la manera de narrar de Truffaut, su modo de vestir de sencillez historias densas que pueden acabar resultando tan dramáticas. Me atrapó también cómo su obra estaba repleta de vasos comunicantes que hacían de su trayectoria un todo que condensaba una obra global de gran peso.

El resto de los directores de la Nouvelle Vague, ¿te interesan también? Sí, me interesa mucho la obra de Chabrol. Su crudeza. Su aparente frialdad.

Tu libro anterior, Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, era muy intimista. ¿Es eso influencia de Truffaut, que se enfrentaba a sí mismo en muchas de sus películas? Creo que sí. Es algo que he descubierto mientras escribía e ilustraba 813. Truffaut era alguien muy reservado que, paradójicamente, no tuvo ningún reparo en utilizar la autobiografía como excusa para hablar de otros temas en sus películas. Salvando las distancias temporales y de talento, creo que he hecho algo parecido con el The End.

El libro resultó ser un auténtico bombazo. ¿Cómo lo viviste? Lo viví a través de los periódicos y de las caras de las personas que venían a las firmas de libros. Fue algo muy extraño porque no lo esperaba y me cogió por sorpresa en un año en el que tenía muchos trabajos por entregar y en el que mi objetivo máximo era crear 813 –para lo cual necesitaba mucha concentración y tiempo-. Fue un año muy intenso y caótico en el que sabía que estaba pasando algo muy positivo que era incapaz de disfrutar. 2014 ha sido un año que me ha hecho parar y plantearme qué es lo que quiero y qué es lo que necesito. Le debo mucho a Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, su éxito ha sido un regalo que me ha permitido encaminarme hacia donde quiero estar.

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Has dicho que Truffaut te ha influido en la manera de relacionarte con el arte y con el público. Sí. Creo que es gracias a él que tengo tantos referentes que no pertenecen a mi campo artístico (cine, fotografía, literatura sobre todo). De algún modo, también fue él el precursor de que me acercara a la ilustración y abandonara el óleo.

¿Crees que la ilustración está viviendo un proceso de popularización? La ilustración siempre ha sido muy popular, pero es cierto que gracias a las redes sociales y a que se nos empieza a considerar autores y no herramientas para ilustrar el trabajo de otro estamos llegando a un público mucho más amplio.

Volviendo a la relación con el público, por tu parte, ¿se produce es en gran medida por la vía de las redes sociales? ¿Crees que han sido definitivas para dar a conocer tu trabajo? Sí, las redes sociales han sido fundamentales para conectar directamente con un público que se ha identificado con mi trabajo. Han eliminado intermediarios.

¿Crees que entre las generaciones más jóvenes persiste el interés por el cine de este cineasta? ¿Puede servir, tu libro, para difundir su obra en ellas? Creo que la obra de Truffaut es una obra muy actual. Su cine continúa vivo gracias a su poca pretenciosidad y a haber amado con tanta intensidad su trabajo, gracias a haber hecho todas las películas que necesitó hacer y no las que se esperaba que hiciera. Nos ha legado un universo lleno de preguntas, de respuestas, de angustia y exaltación que estoy muy segura que muchas personas de mi generación experimenta en su propia carne. Ojalá 813 acerque su obra a una generación más joven.

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Pero Truffaut decía que no quería hacer un cine para intelectuales. ¿Crees que lo consiguió, que no se percibe hoy así? Creo que Truffaut sí que hizo un cine para intelectuales. Él era un intelectual. Un intelectual nada pretencioso enamorado de su trabajo. Por eso conectó con tanta gente.

Para Truffaut, sus películas valían la pena solo por las actrices. ¿Qué opinas de ello? Que esa afirmación contiene mucha ironía.

¿Por qué has organizado el libro primero analizando el triángulo de Truffaut en relación con Antoine Doinel y Jen Pierre Leaud, y luego analizando los triángulos amorosos de las películas Jules y Jim, La mujer de al lado y La piel suave? En un principio, la parte biográfica tenía que ser simplemente una introducción a un libro que intentaba contener la magnitud del trabajo de Truffaut en 184 páginas con varios bloques estructurados a partir de las relaciones sentimentales a tres bandas. Pero cuando empecé a desarrollar esa introducción vi que estaba dejando de lado el triángulo más importante, el que formaban Truffaut, Doinel y Jean-Pierre Léaud. Un triángulo metafórico que aclara muchas cosas. Para la segunda parte, escogí estas tres películas porque considero que cada una ilustra perfectamente alguna de las características del cine de Truffaut que quería mostrar en el libro. Su relación con la literatura, sus procesos creativos –en ocasiones tan dilatados y en ocasiones bañados de urgencia-, su relación con los actores, cómo su vida era un reflejo de lo que vemos en la pantalla, cómo en ella, ficción y realidad se confundían y formaban un todo.

813 Truffaut Paula Bonet

Tanto en tu anterior libro como en este, te encargas tanto de los textos como de las ilustraciones. ¿Es la tendencia que quieres seguir? Sí, siempre me ha interesado mucho el mundo editorial, y ahora que estoy en él me parece un muy buen lugar para intentar permanecer durante un tiempo.

¿Te imaginas que en el futuro alguien te dedicara un libro a ti y a tu obra como tú has hecho con este ídolo tuyo? No, ¡se me hace muy raro intentar imaginarlo!

813. Paula Bonet. Ed. La Galera. www.paulabonet.com