'No con un estallido' (De Conatus, 2023), es la primera novela de Patricia Capdevila (Barcelona, 1980).  Estamos ante una obra crítica con la ideología liberal y poderosa gracias a la fuerza de un narrador único que indaga en los personajes y en sus circunstancias sociales. En esta entrevista la escritora sostiene que "La literatura no reproduce el mundo, las imágenes que ya se aceptan como buenas o bonitas o deseables o malas y condenables, sino que delata la artificialidad convencional de esas imágenes". 

"Tuve una necesidad imperiosa de responder de forma narrativa a ciertos interrogantes sobre el tiempo y la historia"

Edgar Borges: ¿Qué cuenta 'No con un estallido'? 

Patricia Capdevila: No con un estallido cuenta, a través de la vida de varios personajes, el proceso histórico de los últimos 50 años, los cambios ideológicos y culturales que han tenido lugar y cómo se han construido, a través de ellos, nuestros deseos, miedos y aspiraciones presentes.

E. B:  Tu novela parece escrita desde una necesidad imperiosa. ¿Es así? Y, de ser así, ¿cuál fue esa necesidad? 

P. C: Creo que la escritura siempre nace de una necesidad imperiosa. Y sí, tuve una necesidad imperiosa de responder de forma narrativa a ciertos interrogantes sobre el tiempo y la historia, a través de unas imágenes que me acompañaban desde hacía tiempo. 

Creo que la intriga sobre el tiempo y la historia siempre estuvo allí, desde que de niña escuchaba historias sobre la transición o la guerra civil, y me preguntaba cuál sería el momento histórico que yo protagonizaría. Aquellos relatos estaban impregnados de nostalgia o de épica. Yo he querido acercarme al pasado, a nuestra relación con el pasado, sin incurrir en ninguna de las dos cosas. 

Y hay una definición de la escritura que leí en un texto de Pierre Michon que dice que la escritura nace de “la violenta necesidad de la enunciación”. Espero haber escrito desde ahí y que en la lectura se sienta eso, que hay algo que ha de ser dicho y que ha de ser dicho exactamente como se dice. 

Portada libro No con un estallido, de Patricia Capdevila

E. B: El narrador persigue a los seres de esta historia; indaga en sus situaciones. ¿Es una especie de investigador de la vida de los personajes?

P. C: El narrador sigue a los personajes, pero más que investigarlos profundiza en su mirada, los atraviesa y es capaz de llegar a un interior que incluso ellos desconocen. En este sentido, me interesa más que la situación la posibilidad de llegar a través del lenguaje a lugares a los que raramente podemos acceder en nuestras relaciones con los otros o con nosotras mismas. Me gusta la posibilidad de detener la mirada, de dar volumen a lo que pasa mientras hacemos otras cosas.

"Creo que no hubiera podido empezar la escritura de esta novela si no hubiera leído Submundo, de DonDelillo"

E. B:  ¿Alguna voz de narrador que te acompañe en tus influencias?

P. C: Hay un libro que es decisivo para mí, para poder concebir 'No con un estallido' Casi me da cosa decirlo, porque el libro es enorme, grandioso, en todos los sentidos, y yo, como mucho, me he acercado un poco. Pero creo que no hubiera podido empezar la escritura de esta novela si no hubiera leído Submundo, de DonDelillo. Vi allí cómo construir una voz en tercera persona que no sonara antigua, decimonónica, desfasada, cómo acercarse de una forma distinta a los personajes. Y vi también cómo integrar la historia sin que la novela se hiciera histórica y cómo integrar la cultura sin reducirla a un mero toque decorativo de época. También vi claro que yo no podía ser americana.

E. B: ¿Qué es lo que más cuestionas del liberalismo? 

P. C: Lo que más cuestiono es que parezca la única opción razonable y sobre todo que su victoria en nuestras vidas se naturalice. Esto tiene que ver con cómo en los años 80 el neoliberalismo convierte en valor moral la conducta pragmática del individualismo. Como explicó Stuart Hall, en aquel momento la idea de un proyecto político social y colectivo quedó eclipsada por una hegemonía cultural que defendía la competitividad, la eficiencia y la eficacia, tan propias de una lógica económica y empresarial. 

Hoy podemos asistir a la máxima expresión de esta idea. Porque parece que cada vez más, vivimos en una sociedad de sujetos más aislados, ensimismados, que buscan su triunfo, que ya difícilmente pueden concebir, salvando algunos espacios, el futuro de la sociedad en términos colectivos y solidarios. 

"La novela quiere mostrar la tensión constante a lo largo de la historia entre la permanencia y el cambio"

E. B:  ¿La etapa actual de la humanidad anuncia un cambio más allá de todos los terremotos?

P. C: La novela quiere mostrar la tensión constante a lo largo de la historia entre la permanencia y el cambio. Hay cambios y a la vez una repetición constante de guerras, conflictos, intentos de revolución. Parece que esa es la forma en la que se da la historia. Otra de las ideas que sostiene la forma de la novela es que todo el rato está empezando algo. Quizás no lo estamos viendo, pero puede que ahora mismo esté teniendo lugar un momento aparentemente intrascendente que dentro de un tiempo se revelará como decisivo. Por eso, si ha de haber un cambio, no se dará en un momento único y relevante, no con un estallido, sino que ya se está dando. Pero no porque este sea un momento especial, sino porque, como decía, esa parece la lógica de la historia. 

Lo que me parece interesante pensar es cuál es la coyuntura actual y ver por dónde puede estar empezando a darse ese cambio, para poder realmente llevarlo a cabo. 

"No cualquier texto escrito es literatura. Una historia que confirma el mundo no es literaria"

E B: ¿Qué aporta la literatura en contrapeso al modelo cultural líquido?

P. C: La literatura, tal y como yo la he entendido, no es un espacio para una ficción más, ni siquiera para una ficción mejor. Es el espacio que revela los mecanismos por los cuales se construyen nuestras ideas sobre el mundo. Es así como es crítica. La literatura no reproduce el mundo, las imágenes que ya se aceptan como buenas o bonitas o deseables o malas y condenables, sino que delata la artificialidad convencional de esas imágenes. Su papel, creo yo, sigue siendo el mismo que cuando Cervantes jugaba con la novela de caballerías, que cuando Flaubert jugaba con la novela sentimental para evidenciar la ensoñación de Madame Bovary, que cuando Foster Wallace jugaba con la televisión y la cultura de masas. 

Por eso creo que es importante recordar que no cualquier texto escrito es literatura. Una historia que confirma el mundo no es literaria. Quizás en este momento, en el que todo el mundo construye una imagen de sí mismo, en el que la confusión entre lo que somos y lo que queremos ser, está tan presente, la literatura tendría que seguir desmontando nuestras ficciones o las ficciones que se asientan en nuestra sociedad. Para no estar embebidos de ficciones que nos empobrecen o nos limitan para mirar de una forma compleja el mundo. Porque la literatura no nos hace ni mejores ni peores, pero sí puede dejarnos menos indefensos o por lo menos mejor acompañados en nuestra indefensión, en un mundo tan inabarcable y desconcertante como el actual.

Patricia Capdevila estará firmando "No con un estallido" en la Feria del Libro de Madrid, en la caseta 287 de la editorial De Conatus, el 9 de junio de 18:30h a 20:00h.