El debut de César Sebastián en la novela gráfica ha acaparado la atención de los amantes del género. Dos ediciones en este 2023 de su lanzamiento, se suman a los aplausos de la crítica y de los lectores. ‘Ronson’ (Autsaider cómics) es un relato documental, nostálgico y lírico de la infancia y la adolescencia rurales de hace medio siglo en España. La evocación al cine neorrealista italiano se encuentra presente de forma magistral, si bien el autor conjuga géneros, modernidad y clasicismo, estética y emociones como pocos.

"Para mí la memoria es un tema inagotable, una especie de axioma identitario y argumental"

Pregunta: ¿Por qué Ronson? 

Respuesta: Ronson es el nombre que recibe un pequeño objeto que, pese a su modestia, tiene un valor incalculable para el protagonista de mi historia. Una especie de Rosebud que encapsula su añorada infancia. Me parecía un nombre sonoro, atractivo y chocante para un relato ambientado en la España rural de la década de los sesenta.

P:  Con Ronson, ¿saldaste una deuda con la memoria? 

R: En parte sí, aunque todavía me quedan cosas que contar al respecto. Para mí la memoria es un tema inagotable, una especie de axioma identitario y argumental, ya que sirve de fundamento para tratar cualquiera de los grandes temas del arte. En cierto modo la memoria lo engloba todo y al mismo tiempo es caprichosa, poco fiable, lo cual le añade un aire de lo más misterioso y literario. Me gustaría seguir explorando mi memoria familiar en el futuro, porque es una gran fuente de inspiración. 

P:  La historia de tu libro la basas en los recuerdos de la infancia y adolescencia de tu padre en un pueblo del interior valenciano llamado Sinarcas. ¿Qué tanto te ayudó la ficción a descubrir tu pasado?

R: En mi caso la ficción era una condición necesaria para dotar a mi historia de mayor solidez. Por desgracia la memoria es frágil, y pese que mi padre conserva un sinfín de recuerdos de su infancia, siempre existen muchas lagunas que la ficción convenientemente rellena, dotando de cohesión al relato. Además de esto, al no haber sido testigo directo de aquello que mi padre me contaba, tuve que recurrir a mi propia imaginación para concretar en dibujos y palabras lo que me había sido transmitido en ocasiones en forma de imágenes e ideas difusas.

"No creo que blanquear la historia hubiese sido de mi agrado personal ni el de mi familia o vecinos de mi pueblo"

P: En ese viaje al pasado no haces concesiones, no hay maquillaje a la hora de contar la vida personal y también la colectiva. ¿Necesidad de hijo o necesidad de artista? 

R: Diría que ambos. Por un lado, no creo que blanquear la historia hubiese sido de mi agrado personal ni el de mi familia o vecinos de mi pueblo. Creo que la gente detecta fácilmente un relato falsario, máxime cuando coincide de forma tan evidente con su propia biografía. Por otro lado, mi compromiso como autor es el de la verdad, y esta es incompatible con edulcorar los hechos; una de las razones que me impulsaron a contar esta historia era precisamente lo incómodo que me sentía al escuchar ciertas historias que mi padre me narraba. En lugar de rehuir esa sensación decidí confrontarme con ella. Aunque en Ronson también hay lugar para la ternura y el humor, por supuesto.

Portada 'Ronson' (autsaider)

P:  Los dibujos parecen fogonazos de la memoria que plasmas como un álbum fotográfico. Háblanos del proceso, el color, la textura, las secuencias. ¿Cómo fue el proceso? 

R: Ronson es un cómic dibujado con un estilo pulcro, de línea clara y de base naturalista. Quería que mi dibujo fuese bello y representase de forma fidedigna el mundo en que transcurre la historia, pero sin caer en manierismos ni efectismos que hubiesen entorpecido la narración. Me parecía importante tratar al lector con el máximo respeto y no condicionar sus emociones. Por esta razón la arquitectura de las páginas es regular a lo largo de la mayor parte de la obra; quería que esta tuviese una cadencia regular, casi imperceptible, para conseguir que el lector se sumergiese al máximo en la historia sin advertir mi presencia. El dibujo se complementa con un tono ocre que pretende evocar el paisaje y el periodo en que transcurre la obra. 

Mi forma de trabajar es un tanto caótica y, en este caso, híbrida. Comencé tomando notas y transcribiendo conversaciones con mi padre. Más tarde realicé digitalmente un boceto de cada capítulo, que dibujé y escribí simultáneamente. Posteriormente realicé el dibujo definitivo a la manera tradicional, con tinta sobre papel, y añadí el color digitalmente.

"Quise hablar de mis raíces; sentía curiosidad por saber más de mi familia y mi entorno, del mundo en que crecieron mis padres"

P: ¿Es Ronson un homenaje a los pueblos olvidados? 

R: En cierto modo sí, puede considerarse un homenaje y un intento de preservar los vestigios de ese mundo no tan lejano en vías de desaparición. Aunque yo no lo planteé en términos tan ambiciosos. Sencillamente quise hablar de mis raíces; sentía curiosidad por saber más de mi familia y mi entorno, del mundo en que crecieron mis padres. Estoy gratamente sorprendido al ver que, pese a que el universo de Ronson es tan pequeño, tan local, gentes de todas las regiones de España se han sentido muy identificados al leerlo y lo han hecho suyo de una manera muy íntima.

P: ¿El cómic del año?

R: No me planteo mucho esas cosas, la verdad. Para mí el reto era terminar Ronson (me ha llevado tres años hacerlo), verlo publicado y que llegue a los lectores. Además he tenido una suerte inmensa al contar con una edición tan maravillosa como la que ha realizado Autsaider Cómics. Con esto ya veo compensado mi trabajo. Estoy muy asombrado por la acogida que está teniendo, no me esperaba nada parecido. Y agradezco mucho también el reconocimiento que está teniendo por parte de la crítica.

P:  ¿Y qué vendrá después?

R: Ando trabajando en distintos proyectos, pero por ahora no puedo adelantar nada. Me gustaría ahondar en el universo de Ronson en el futuro, pero después de tanto tiempo sumergido en esta historia me apetece un cambio de aires.