Ante la triste noticia que ha trascendido este miércoles por la muerte del actor Eusebio Poncela a los 79 años, el mundo de la cultura continúa de luto, sumándose la pérdida de esta icónica figura con los recientes fallecimientos de Verónica Echegui y Manuel de la Calva.

Poncela contaba con una envidiable trayectoria a sus espaldas, siendo un actor muy prolífico tanto en el teatro como la gran pantalla. En esta segunda, el intérprete recibió órdenes del director símbolo del cine kinki, Eloy de la Iglesia, o del inigualable Pedro Almodóvar, firmando una de sus películas más admiradas, La Ley del Deseo.

Su icónico monólogo en 'Martín (Hache)'

Sin embargo, la escena que probablemente se haya grabado con mayor intensidad en las retinas del público venga de su papel de Dante en la generacional Martín (Hache), la película argentina de Adolfo Aristarain que le consagró en latinomérica. Es en ella, junto a un jovencísimo Juan Diego Botto, donde Poncela daba uno de los monólogos sobre sexualidad, deseo y amor más apreciado por los espectadores en el que nos decía que lo había que hacer era "follarse las mentes". 

En la escena, encontramos a un curioso Hache (Juan Diego Botto) preguntándole al personaje de Poncela por sus gustos sexuales y preferencias entre hombres y mujeres a la hora desear. La respuesta de Dante convertía el resto de la escena en historia del cine de los noventa. 

"De qué sexo sean en realidad me da igual, es lo que menos me importa", empezaba a decir para contestar a la pregunta de si sentía más atraído por los hombres. "Me puede gustar un hombre tanto como una mujer, el placer no está en follar, es igual que con las drogas", disertaba el personaje de Poncela.

En esas continuaba: "a mi no me atraen un buen culo, un par de tetas o una polla así de gorda. Bueno, no es que no me atraigan, claro que me atraen, me encantan. Pero no me seducen. Me seducen las mentes, me seduce la inteligencia. Me seducen una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente Hache, yo hago el amor con las mentes. ¡Hay que follarse a las mentes!", concluía apasionado Dante.

El símbolo de Dante

Estas disertaciones conformaban al hedonista, rebelde e intrépido Dante, un personaje cuyo legado fue mucho más allá de una obra audiovisual, convirtiéndose en un icono cultural que marcó a una generación de adolescentes de la década de los noventa. 

Las drogas también son una cuestión fundamental en la película argentina, y por supuesto, el personaje de Poncela también le daba a Hache un discurso sobre su consumo y recreación

"Las drogas son maravillosas porque te abren la mente, te hacen comprobar que la verdad no existe, que todo es relativo. La droga te da otra visión, otra dimensión, te hace ver que nada es lo que parece, que nada es", le aconsejaba al adolescente. "La única realidad es tu realidad y será lo que tú seas capaz de ver. Cuando te llegue el momento de probarlas no tengas miedo: eres un lúcido, eres inteligente, tienes el deber de hacerlo. Eso sí, no pierdas nunca el control. Mientras tú las controles no hay peligro, que no te controlen ellas a ti", concluía Dante, un personaje para el recuerdo y que destacó en la ficción por abanderar un estilo de vida lúcido, libre y autónomo.

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