Han pasado ocho años desde que el tándem formado por Richard Glatzer y Wash Westmoreland escribieran y dirigieran Quinciañera, su segundo largometraje, y que fue una de las películas independientes de aquel año. Ahora regresan en la plataforma online http://peliculasdecineonline.com/ con La última aventura de Robin Hood y, pronto, llegará Siempre Alice, dos películas muy diferentes en todos los aspectos.

 

La última aventura de Robin Hood parte del libro The Big Love, de Florence Aadland (Susan Sarandon), madre de Beverly Aadland (Dakota Fanning), quien relató en su libro, cuya escritura es la base narrativa de la película, la relación que mantuvo su hija, siendo menor de edad (15 años) con el famoso actor Errol Flynn (Kevin Kline) durante sus últimos años antes de fallecer. Después de haber sufrido durante los años cuarenta un caso similar por mantener relaciones con una menor, el actor no tuvo reparos de volver a tener otra con la joven Beverly cuando se encontraba ya en el ocaso de su carrera.

 

 

 

 

 

Los realizadores parten, entonces, del libro y buscan una adaptación fiel no solo en cuanto a los hechos relatados sino también en tanto al tono en el acercamiento al material, intentando no intervenir en el mismo. En otras palabras, intentan no juzgar los sucesos y simplemente exponerlos. Pero esta intención, que acaba arrojando una ambigüedad hacia la relación entre el actor y la menor de edad, acaba naufragando no tanto porque tomen partido, sino porque la película no termina de poseer nervio, ritmo, vida. Las imágenes resulta elegantes y bien confeccionadas, retratan muy bien la época en su envoltorio y denotan un extremo cuidado, pero en su conjunto carecen de fuerza. La frialdad expositiva, que tan buenos resultados puede dar, en este caso ahoga un guion, por otro lado bastante convencional y plano. Esto no quiere decir que los cineastas deberían haber apostado por un punto de vista más desaforado, pero la sensación impoluta del resultado final acaba transmitiendo demasiada comodidad y dando como resultado una película anodina, aburrida.

 

 

 

 

 

Porque funciona medianamente como relato de un amor, pero los conflictos de este apenas tienen lugar. Tampoco el retrato de una estrella en decadencia posee el suficiente espacio, si bien es quizá al final lo más interesante de La última aventura de Robin Hood, observar cómo quien fue una de las grandes estrellas de Hollywood acabó paseando su fama y su pasado aferrándose a lo que significó. Desarrollada en pleno cambio en el sistema de estudios de Hollywood, la película no consigue transmitir de manera directa ese contexto, aunque en sus márgenes logramos percibir ese momento y, por fortuna, aunque de forma algo débil, acaba transmitiendo a la película un cierto tono triste. Algo que no logra la historia, en tierra de nadie a la hora de centrarse en el tema central de la película, desdibujándose los personajes a pesar de las excelentes interpretaciones de los tres actores principales, sin duda lo mejor de La última aventura de Robin Hood, una película que se ve muy bien pero que no acaba de desarrollar bien el estupendo material del que parte.

 

 

Queda, casi como curiosidad, la entrevista entre Flynn y Stanley Kubrick cuando este preparaba la adaptación de la novela de Nabokov, Lolita, queriendo el actor ser el protagonista junto a Beverly. El cineasta finalmente declinó la idea, pero resulta interesante que el mismo momento en que se producía dicha película, en la vida real, Flynn vivía un romance con la joven. La idea queda ahí, sin más, pero acaba siendo un apunte muy simpático dentro de un conjunto deslavazado.