Que le den un Princesa de Asturias a Chimo Bayo. Ya no solo por su música sino por lo que ha representado. Por icono. Que le den el premio y reviente a 'Hu-Has' al público del Teatro Campoamor. Que haga bailar el Esta Sí a la Familia Real. Ahí lo parte hasta la escultura de Joan Miró.

No es broma. Porque, a pesar de la mala imagen que se creó socialmente y todas las connotaciones negativas que se generaron, la Ruta del Bakalao es historia de España. Y era cultura, no una moda. Y gracias a ellos, la música club es ahora una escena respetada. Que se lo den por todas las experiencias que se vivieron en Barraca, Chocolate, Spook Factory, Puzzle o Heaven. Por una juventud en busca del hedonismo en el amanecer de una nueva España. Por el homenaje a un movimiento español. Por amor a lo propio. Por hacer patria. Si se lo han dado a Marina Abramović, cómo no se lo van a dar a Chimo Bayo.

Coincidiendo con el concierto ofrecido por Chimo Bayo en la Sala Moby Dick el pasado viernes 28 de noviembre, ElPlural.com ha podido conversar con el artista valenciano horas antes de su show. Un espectáculo, cargado de nostalgia, que sirvió para lo único que importa en la vida: pasarlo bien.

Pregunta: 40 años llevas haciendo bailar a la gente

Respuesta: Empecé pinchando funky en el año 80. Tuvimos mucha suerte los dj de la Ruta, que somos la segunda generación, porque teníamos a unos visionarios mayores que nosotros que no tenían ni siquiera mesas con las que mezclar. En aquella época, lo importante era la elección musical. Gente que partía el bacalao. Como Juan Santamaría, por ejemplo. Tú te ibas a Barraca y escuchabas a gente como Nina Hagen o Gary Numan. Era una locura pensar que en una discoteca se pudiera poner ese tipo de música.

P: ¿Cómo empezó todo?

R: Fue una casualidad. Antes era piloto de competición de motocross y no me gustaban las discotecas para nada. Decía, ahí están todos bebiendo y fumando y yo soy un deportista y claro, luego me hago el puto amo. Una cosa muy rara.

P: ¿Sigues manteniendo esa pasión por las motos?

R: En parte sí. Pero tuve un accidente y estuve un año hecho polvo. Estaba encerrado en casa, no quería ver a nadie y me entró un bajón psicológico con 18 años en la que veías tu vida perdida. Pero la música me salvó la vida. Estaba apuntado en una cosa que se llamaba disco-libro y me empezaron a llegar discos de grupos como Pink Floyd, Supertramp, Stevie Wonder, Jethro Tull… Música que no habría comprado nunca.

P: ¿Nunca tuviste el gusanillo de la música?

R: Previamente cantaba solo Nino Bravo. En el colegio me llamaban Nino Bayo, de hecho. Años más tarde la música me volvió a salvar. Tenía que trabajar ocho horas diarias en una discoteca y tenía que tener autocontrol de cara al público. Cogiendo el micrófono, subiéndome encima de los platos… todo muy espontáneo.

P: Y, seguramente, visto con desconfianza por los puristas.

R: Siempre que alguien destaca, se le critica. Yo tengo mi estilo propio y mezclo tan bien como el resto. Pero también tengo algo que me sale innato.

P: Aquellos dj erais artesanos.

R: Fuimos la generación que cogió el estilo peculiar de nuestros antecesores e introdujimos la técnica. Era la perfección absoluta. Música exclusiva y con grandes compañeros que eran capaces de, con un vinilo, mezclar un tema de pop con bases electrónicas. Y tocarlo suavemente. Porque, aunque se haga con las manos, eso tiene swing. La máquina es más fiable al beat, pero había gente muy minimalista. Mientras los demás estaban cuatro minutos preparando una mezcla, yo estaba bailando por encima de los platos y comunicándome con el público. Y claro, la sala explotaba.

P: ¿Te ha costado ir adaptándote a la evolución tecnológica?

R: Yo fui actuando en lugares más grandes como campos de fútbol. Cosas como el viento o el movimiento propio del escenario podían provocar que los vinilos saltaran. Poco a poco, por necesidad he ido cambiando todo. Pero yo he tocado mucho con vinilo. Acababa las sesiones y las manos me olían a vinilo. Pero al final, para seguir en esto, hay que estar actualizado.

P: En 1991 publicas Así me gusta a mí. Un disco y una portada icónica en la que apareces con una gorra de la Unión Soviética.

R: Y gafas con luces. Sobre la gorra, yo estaba cansado de esas típicas que pone Nueva York. Y esta llegó en una maleta desde Londres. Había un grupo que se llamaba C.C.C.P. que tenían el tema Americans and soviets. Y yo necesitaba una gorra. La primera vez que me la puse me veía muy feo. Pero tenía el pelo largo y se me enredaba con los auriculares y el micro. Pero me la tuve que poner por necesidad más que por look. Luego se convirtió en mi imagen.

P: También tiene una connotación bastante provocativa teniendo en cuenta de que acababa de caer la URSS.

R: Está claro. No se puede obviar el hecho de ir en contra de los demás. Pero sin ningún tipo de ideología detrás. La tengo en casa como si fuera una pieza de museo. Esa gorra no habla, pero casi.

P: Madre mía lo que no haya visto.

R: No le han pasado cosas ni nada. Y todo lo que he pensado con ella puesta. A veces me mira de reojo y me guiña un ojo y me dice ‘qué bueno eras, cabrón’. Qué buen rollo teníamos.

P: ¿Por qué Valencia?

R: Por la música y porque la gente está contenta cuando está con nosotros. En aquella época no había internet y las cintas que se llevaban de aquí era información de última generación para la gente que empezaba a interesarse por la música. Y por las cosas que se tomaban en una época bonita. Con mesura, eh. Yo tengo la imagen de loco, pero me hago el normal. Chapado a la antigua pero transgresor.

P: La gente disfrutaba y existía esa conexión artista-público que quizás ahora se haya perdido un poco.

R: Es que venimos de la Ruta del Bakalao. Estábamos pinchando y la gente desde abajo lo estaba dando todo. Luego salíamos y nos íbamos a otra discoteca para estar con la peña. No era la cuestión de yo ser más que tú. Al público lo he tratado siempre como si fuera yo. Nunca he estado por encima de él porque han hecho que sea quien soy. Ahora no se estila esto, pero es lo que he mamado desde que empecé. Hice muchos amigos.

P: ¿Crees que hubo cierto maltrato tanto social como institucional a ese movimiento?

R: Lo veo normal porque éramos transgresores.

P: Pero lo que en otros países era cultura, aquí era marginalidad.

R: Mira. En esa época la gente no se peleaba. Venía gente de toda a España a pasarlo en grande. Entiendo que éramos 50.000 personas moviéndonos por todas las carreteras de allí. Entiendo que no eran situaciones muy agradables para quien se cruzara con nosotros. Pero éramos muy inocentes. Lo bonito de la ruta es que no teníamos maldad en absoluto. Teníamos una mezcla de educación clásica con lo transgresor. Y eso fue lo que nos salvó.

P: La movida, por ejemplo, también siendo transgresora sí ha sido elevada a ese estatus cultural y social que no tuvo la ruta.

R: Quizás ha tenido que salir un Chimo Bayo para que se respete. Yo siempre la he defendido y he dado una imagen profesional.

P: Pero la música electrónica ha tardado mucho en ser considerada cultura, a diferencia de Alemania, por ejemplo.

R: Yo he llegado a tres generaciones y eso me hace sentirme muy cómodo. Ha habido niños que han dicho 'Hu-ha' antes que papá.

P: El Hu-Ha es cultura popular.

R: Cuando salió fue muy transgresor. Nadie quería sacar el disco. Pero yo siempre he sido independiente. Me da igual lo que pensara alguien de una discográfica.

P: Pues menos mal. Buen ojo tuvieron.

R: Estuvo en la lista de éxitos de 40 países del mundo aquel año. Y sin el apoyo de ninguna compañía. Así me gusta a mí se abrió camino él solo. Era diferente a todo.

P: ¿Qué tal te llevas con la nostalgia?

R: Disfruto muchísimo del presente. Además, estoy orgulloso de estar aquí todavía. Mi hija, Tanya, que es Dj, me pide que sea su mánager. Pero yo el día que deje de pinchar, muero. Lo mío es necesidad y con la pandemia los que hacemos divertirse a los demás somos los que peor lo hemos llevado.

P: Ya se va abriendo en la cosa.

R: No me paran de llamar. Y siempre digo una cosa: en la vida hay que ver una vez a Rafael y a Chimo Bayo.

P: Sobre los famosos me intriga siempre qué otro famoso es el que más ilusión os ha hecho conocer gracias a vuestra posición.

R: Nunca he sido muy mitómano.

P: Y más de una fiesta privada habrás dado.

R: Son un peligro. Un día, en una boda, un novio se desmayó al verme. No le pudieron aguantar las piernas. Lo entiendo porque a mí me pasó con Antonio Ozores.

P: Te tengo que preguntar por las drogas.

R: Preguntáis todos por lo mismo.

P: Es normal

R: Fue una revolución. Ten en cuenta que fuimos el último movimiento social en busca del hedonismo y la diversión. Se cambió el ajuar por el Hu-Ha. La mayoría de la gente que conocí y tomaba algo eran bellísimas personas. La cuestión es, coño, mesura.

P: ¿Las legalizarías?

R: No creo. Un poco de manga ancha, solo.

P: Es un debate político ahora mismo.

R: ¿Qué tipo?

P: La marihuana, por ejemplo. A pesar de ser una sustancia peligrosa hay partidos políticos que optan por su legalización.

R: Es peligrosa porque te puedes comer toda una pastelería y luego morirte del empacho o por culpa del azúcar. Todo con mesura en la vida está bien.

P: ¿Qué escuchas actualmente?

R: Mi hija pincha trap. Y está muy bien hecho. Es como lo que era el funky.

P: ¿Te ves haciéndolo?

R: Sería muy divertido participar con Tanya en algo así.

P: ¿C. Tangana feat Chimo Bayo? Pegaría bastante, la verdad. Él es un artista que está consiguiendo un renacer de la cultura cañí española y tú eres un icono de este país.

R: Me cae bien. Le veo como cuando se mentían conmigo. Me gustaría conocerlo, claro.

P: ¿Tienes música nueva?

R: Pues tengo dos canciones para sacar, pero no encuentro el momento para hacerlo. Son muy cañeras, del rollo clásico. Una es con los Narco y otra con Dj Coqui. 

P: ¿Cómo ves a España?

R: La veo bien siempre que Chimo Bayo vaya a todos los sitios a llevar alegría por la noche, por el día y también a mediodía.

P: ¿Qué tal has llevado la pandemia?

R: Soy hipocondriaco así que imagínate. Ahora me ponen la tercera vacuna que ya he cumplido 60. Pero yo lo que hago bien es procrastinar.  

P: Todavía tienes edad para trasnochar.

R: Y permiso (ríe)

P: ¿Y el politiqueo?

R: Yo siempre he ayudado en lo que he podido para que abrieran el ocio nocturno. Pero me llevo bien con unos y con otros. Con los normales, vamos. Me llevo bien con Ximo Puig, también con Ciudadanos.

P: ¿Pondrías música a un partido político?

R: Claro. Algo he hecho en ámbito privado. Yo soy un profesional, no estoy para discutir sobre política con nadie. Yo quiero hacerlo de puta madre, me da igual quien me contrate. Siempre lo haré lo mejor pueda.