Nacida en Elche (Alicante), murciana de adopción y radicada en Barcelona, Bianca Palmisano es actriz, directora y creadora. Frente a la compañía teatral 'El cono del silencio' se ha propuesto contar historias de mujeres a partir de un teatro con perspectiva social. En cada montaje, el grupo de creadoras invita al público a realizar una reflexión conjunta sobre el mundo que tenemos. En ese sentido, el 16 de marzo se presentará la obra 'La risa de mi madre', en La casa dels Contes en Barcelona; un acercamiento a la Guerra Civil española desde una perspectiva íntima, identitaria, simbólica, poética y musical. 

Edgar Borges: ¿Qué es el cono del silencio?

Bianca Palmisano: El Cono del Silencio es una compañía teatral afincada en Barcelona, nace en 2014 de la mano de Agustina Santinelli y la mía, dos amigas artistas que en medio de la vorágine de nuestra maternidad, y viendo que el panorama teatral y cinematográfico se destacaba por los papeles protagonistas masculinos, decidimos darnos la oportunidad de crear, producir y distribuir espectáculos liderados por mujeres y que hablan y protagonizan las mujeres. Una de las motivaciones de esta compañía es acercar un teatro con perspectiva social al público para poder realizar una reflexión conjunta. 

'La risa de mi madre' es una pieza que habla de las heridas colectivas abiertas

E. B: ¿Qué cuenta 'La risa de mi madre'?

B. P:  Esta obra transcurre en un pueblo murciano, Zeneta, de donde es mi familia materna y se inspira en una historia real, con toques de ficción, que les ocurrió a mis abuelos Sole y Pepe, separados durante la Guerra y Postguerra Civil Española. Es una pieza que habla de las heridas colectivas abiertas. Es un intento de reconciliación, que se aborda desde el efecto que tiene la ausencia de los desaparecidos y víctimas del franquismo en las familias y de cómo a día de hoy todavía, generaciones posteriores intentan superar las circunstancias traumáticas que se vivieron.

 E. B: ¿Cómo nace esta idea colectiva?

B. P: Junto con la actriz y directora Lucía de la Guía, que se une a nosotras en 2020, apostamos por la creación colectiva que dota a nuestras producciones de una identidad propia y una mayor calidad artística. Desde entonces hemos ido desarrollando nuestro trabajo en diferentes salas y teatros de Cataluña, también en Madrid y Murcia. Lucía y yo estudiamos juntas el Postgrado de Creación Teatral de la Escuela de Creación Escénica El Timbarl de Barcelona, de allí nació la primera versión de “La risa de mi madre”. Una vez que nos pusimos a crear la obra en su versión actual, se sumaron a la compañía Josep Guerra, Helena Moreno y Guiomar Maldonado. 

E. B: Murcia cobra una gran importancia en el sentido de la pieza. Lo idiomático y lo cultural se convierten en el hilo que vincula memoria y drama con la mirada del público.

B. P: Precisamente, uno de nuestros intereses ha sido dar valor a la identidad lingüística utilizando palabras y frases hechas propias de la huerta murciana en esa época, recuperando así expresiones del Panocho (dialecto murciano), algunas todavía utilizadas, otras en desuso. Con esto pretendemos una doble finalidad, por un lado, ofrecer una experiencia inmersiva para el público, en el contexto del pueblecito de Murcia, como si de una inmersión cultural se tratase y por otro, dar valor a la riqueza idiomática de tantos pueblos de España desconocidos por el resto de la península.

La poesía y el simbolismo, están muy presentes en toda la obra. De una forma explícita se recitan poemas de Miguel Hernández, mi poeta preferido, Rafael de León y Antonio Machado

E. B: En el montaje se perciben varios acercamientos diferentes al tema de la Guerra Civil española. Lo íntimo, lo poético, lo simbólico, lo musical.

B. P: Sí, la poesía y el simbolismo, están muy presentes en toda la obra. De una forma explícita se recitan poemas de Miguel Hernández, mi poeta preferido, Rafael de León y Antonio Machado. Así mismo, intentamos en todo momento que el lenguaje poético se haga presente en el ritmo pausado, los silencios, las suspensiones, las transiciones y las imágenes, que los intérpretes brindan y se suma el uso no convencional de los elementos en escena. La música en directo es el hilo conductor de la obra, recrea la atmósfera y va de la mano con la puesta en escena. 

E. B:  'La risa de mi madre' se encuentra muy presente en estos momentos de guerras, de genocidios. ¿La intimidad como centro de un drama colectivo es un detonante en la obra para sensibilizarnos con el dolor de otros?

B. P: Estoy convencida, queríamos sensibilizar y visualizar esta situación, pensar que se puede dar en cualquier lugar. Que, desde la intimidad de ese humilde hogar, deshecho e inocente, donde una mujer llora por la ausencia del marido mientras sus hijas viven sin entender el porqué de su marcha y con el dolor de la ausencia de un padre, se pudiera dibujar todo lo que pasaba alrededor. Una calle, la Calle Collado, un pequeño mundo lleno de miedo, soledad, temor, donde la única esperanza es la mano o la ayuda de una vecina cercana. La injusticia que supone que otros decidan por ti en una guerra que, como todas, es atroz e innecesaria.

E B: Decía Kafka que "Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros". ¿Una obra de teatro también?

B. P: El teatro es una herramienta de transformación, te construye, te destruye, te abre los ojos, te obliga cerrarlos, te hace sentir, te pone boca abajo, te atrae, te repele. Leí en una ocasión que el teatro es el lugar idóneo para examinar el mundo con ojo crítico. Por qué no creer que puedes salir de ver una obra, con ganas de cambiarlo.

E. B: ¿Qué reacciones percibes en el público?

B. P: Las reacciones dependen mucho de si ese público vivió esa época o la conoce porque sus padres o sus abuelos la vivieron. Hemos tenido espectadoras de 90 años que eran pequeñas cuando estalló la guerra y no han dudado en acercarse para hablarnos de lo mucho que se asemejaba su vida a la historia que contamos. En cambio, entre el público más joven, sabemos que hay un gran número de espectadores que reflexiona por primera vez sobre el calvario que también viven las personas que no están en el frente de batalla, la fragilidad de sus vidas y cómo hacen para salir adelante en esas condiciones. 

E B: ¿Próximas funciones?

B. P: El 16 de marzo y el 21 de abril, a las 19h, en La casa dels Contes en Barcelona y en junio pendiente de confirmar actuación en Murcia.