La Carmen que llega al Teatro Real el día 11 de este mes, no es un montaje original, aunque novedoso a juzgar por lo que dicen quienes lo han visto. La obra Georges Bizet es una de las más re`presentadas, desde su estreno en París en 1875. Esta producción de Calixto Bieito fue estrenada en el Festival de Peralada en 1999 y posteriormente se ha ofrecido en numerosos teatros del mundo y algunos españoles. 

El director de escena español -según la reseña que distribuye el Teatro Real- destapa en Carmen una historia de violencia y marginación, de sensualidad a flor de piel, de lucha de sexos, en la que la verdadera protagonista es la violencia de género. Bieito traslada la acción a una Ceuta o Melilla de los años setenta, con un decorado minimalista que desnuda el lado más marginal de la ciudad.

La acción se situa en la década de 1970, en un mundo militarizado y en permanente transformación. Es una historia de violencia y marginación, de fronteras peligrosas y etnias diferentes y, en ocasiones, enfrentadas. Olvídense de en esta versión de los símbolos esterotipados alos que estamos acostumbrados en esta ópera de Bizet.

Un escenario casi desnudo que representa una España sórdida, atávica y machista, donde la fábrica de tabaco se relega a los márgenes de un cuartel militar en la frontera de lo que podrían ser Ceuta y Marruecos. La bandera española izada en medio de un territorio africano es el símbolo de algo que se quiere imponer, aunque no quede muy claro exactamente qué es lo que se trata de instaurar. El universo de esta Carmen es el de los trapicheos, la testosterona y el turismo de sol y playa. Recuerden: erstamos en la España de los años 70, cuando el turismo empezó a ser la salvación del régimen franquista.

Habrá un total de 18 representaciones entre los días 11 de Octubre y 17 de Noviembre.