Cada vez más personas decoran sus hogares con plantas de interior. Sin embargo, quienes cultivan vegetación en casa suelen enfrentarse a un problema frecuente: la aparición de una capa blanca en la tierra de la maceta o la presencia de pequeñas moscas negras. Aunque pueden parecer solo una molestia estética, ambos indicios pueden tener consecuencias perjudiciales tanto para la planta como para la salud humana.

¿Moho o simplemente cal?

Cuando se observa una capa blanca en la superficie del sustrato, lo primero es determinar su origen. En zonas con agua del grifo muy dura, esta señal puede deberse a la acumulación de cal. Para comprobarlo, basta con rascar suavemente con una cuchara o palillo: si el material es duro y se deshace fácilmente, es probable que sea cal. Si, en cambio, es blando y húmedo, puede tratarse de moho.

El moho en el sustrato puede liberar esporas al ambiente y afectar tanto a las personas como a otras plantas. Por ello, se recomienda actuar con rapidez. El primer paso es llevar la planta al exterior, retirar con cuidado la tierra afectada, limpiar bien la maceta con una solución de vinagre y trasplantar la planta con sustrato nuevo y de buena calidad.

Mosquitos negros: pequeños pero dañinos

Las pequeñas moscas negras, conocidas como mosquitos del mantillo o mosquitos de los hongos, se sienten atraídas por los suelos húmedos. Aunque los adultos son inofensivos, sus larvas se alimentan de las raíces, debilitando la planta. Para infestaciones leves, se puede recurrir a trampas adhesivas amarillas y cubrir la superficie del sustrato con una fina capa de arena de cuarzo. En casos más graves, es aconsejable cambiar toda la tierra.

Un remedio casero útil es espolvorear canela sobre el sustrato. Esta especia ayuda a prevenir tanto la proliferación de moho como la presencia de larvas.

Calidad del sustrato, clave para prevenir

Según los expertos, el uso de tierra para macetas de baja calidad favorece la aparición de moho y plagas. Los sustratos más económicos suelen contener componentes como compost o turba de baja calidad, con poca capacidad de drenaje y ventilación. Además, su proceso de fabricación puede carecer de controles higiénicos adecuados, lo que permite que esporas de hongos o huevos de insectos lleguen al hogar desde el primer momento. Optar por tierras con buen drenaje y mantener una correcta ventilación y riego son medidas fundamentales para evitar estos problemas.

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