Cuando yo era un adolescente, hace ya mucho tiempo, pasamos de dejar la bolsa de la basura en la acera, frente al portal y a determinas horas a algo que nos pareció una gran modernidad en Madrid: el ayuntamiento nos puso un contenedor gris, con tapa naranja a cada portal. Pasábamos de la “guarrería” de las bolsas acumuladas en la puerta a algo mucho más higiénico y estético, un contenedor. Pero la basura era la misa, todo en la misma bolsa. Solo se salvaban las botellas de vidrio que volvían a la tienda y recuperábamos una pequeña parte de lo pagado. No existía la opción de reciclar el resto o de separar para que se reciclase, tampoco sabíamos que eso existía o sería el futuro.

Aquella bolsa con nuestros desechos del hogar era muy distinta a la de ahora. Pesaba de media un tercio de la actual, no había apenas envases porque apenas existían otros y encontraríamos muy poco plástico. Eran otros tiempos.

El aumento del poder adquisitivo hizo aumentar el peso y el volumen de la basura, la evolución de los envases comenzaba y la presencia de los plásticos en general en el hogar daría un vuelco tremendo. Pero lo que especialmente provocó ese aumento fue, sin duda, el concepto del usar y tirar. Éramos modernos y eso era un signo de “poderío”.

Muchos años después, ahora, nuestra bolsa es muy distinta, también nuestra concepción de la basura.

Sigue existiendo esa diferencia en la bolsa de la basura entre países ricos, medianos y pobres.

Así mientras en Estados Unidos de América, la cuna del usar y tirar, la bolsa actual pesa de media 3 kgr. En Europa justo la mitad, 1,5 Kgr., y en España estamos un poco por debajo de del nivel europeo, 1,3 Kgr. De media.

Si viajamos más veremos que la media de una bolsa en China pesaría 0,750 Kgr., igual que la de la India. Es decir: un estadounidense tira el doble de basura que un europeo y cuatro veces más que un chino o indio.

Vamos a fijarnos en nuestra bolsa y abramos una tipo.

Nos encontraríamos la siguiente proporción:

· 40% MATERIA ORGÁNICA. Son los restos de comida, papel del tipo servilleta… que puede depositarse en el nuevo contenedor marrón y se compostará.

·  17,3% PAPEL Y CARTÓN. Debe separarse igualmente y depositarse en el contenedor azul. Volverá a ser papel y cartón en nuevos usos.

· 8,3% VIDRIO. Debe depositarse en el primer contenedor que conocimos en 1982, el iglú de color verde. Su reciclaje es estupendo y puede volver a usarse sin perder cualidades.

· 15,2% PLÁSTICOS Y ENVASES.  Deben depositarse en el contenedor amarillo. Volverán a ser usados y no estarán en la naturaleza. El metal de las latas de bebidas y de conservas debe depositarse aquí, son envases de alimentos.

· 3,6% OTROS METALES. Pueden ir al contenedor de resto (gris o de tapa naranja) se recicla para siempre con las mismas cualidades que el primer día.

· 7% ROPA. Puede volver a ser usada si está bien o transformada en multitud de elementos de aislamiento, relleno… y debe depositarse siempre en los contenedores de recogida de ropa.

· 8,7% OTROS. (PILAS, BOMBILLAS, JUGUETES, RESIDUOS ELECTRÓNICOS…) Contenedores de pilas, residuos electrónicos que podemos encontrar en multitud de sitios: centros públicos, centros comerciales...

Podemos ver que prácticamente todo lo que depositamos en nuestra basura del hogar puede volver a ser usado. Si tenemos dudas, podemos llevar todo al punto limpio más cercano y allí nos informarán.

Los tiempos han cambiado, es verdad, hoy tenemos más información, conciencia y medios. Quizá eso sea la verdadera evolución positiva.

La mejor de las medidas siempre es reducir nuestra basura, reusar, reutilizar, reparar… Así nos quedamos tan limpios.